Princesa del odio

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Mansión Shannel, 1 de febrero de 1987


   Selena había por fin dejado el hospital para recibir atenciones en la mansión, aún en contra de mi voluntad. Realmente esperaba no verla en todo el día.

   Austin no me dirigía la palabra, a decir verdad, no había salido de su habitación mientras yo estuviese en la mansión. ¡Así que decidí tomar acciones! Tenía que enfrentarlo, después de todo era mi mejor amigo y no podía perderlo de esa manera.

—Alana... ¿A donde vas? —Alexis me detuvo mientras subía la escalera en dirección de la habitación de su... Aparentemente, de su ex novio.

—Necesito hablar con Austin, Alex... ¡No podemos seguir así! —El bajó la mirada como si se sintiese mal—. Creo que tú también deberías hablar con él... Alex, sé que fallaste, pero también sé que lo amas, y no sería justo que todo lo que he ocasionado termine con lo que ustedes sienten.

Él se encogió de hombros e hizo un gesto de decepción.

—¿Crees que no lo he intentado? Él no quiere escucharme Al... ¡Él nunca va a perdonarme! —Se puso la mano sobre la frente—. Lo peor de todo, es que él tiene la razón... esto no es tu culpa, es mía por completo.

Me compadecí de él... No quería justificarlo por sus actos, pero parecía estar arrepentido.

—Dale tiempo... tal vez, este no sea el fin.

Me di la vuelta y terminé de subir los escalones hasta tocar la puerta de la habitación.

—¿Quién es? —Preguntó sospechando.

—¡Melinda! —Intenté imitar su voz chillona para engañarlo, él tan ingenuo como siempre abrió la puerta de inmediato.

   Claro que intentó cerrármela en la cara cuando me miró, pero atravesé mi zapato de tacón para que no pudiese hacerlo.

   Se retiró a la cama y se tumbó sobre ella, y encendió la televisión para ignorarme. Yo me puse de pie frente a él, con las manos en las caderas, así que inclinó su cabeza intentando ver a través de mi, entonces tuve que desconectar el cable de alimentación.

—¡Bien! ¿Qué quieres? —Estaba molesto.

—Solo recuperar a mi mejor amigo... —Me senté en la cama, a su lado.

—¿Mejor amigo? Como puedes llamarme así... Dejaste que Alexis me fuera infiel en tus narices, lo sabías todo y no me advertiste... —recriminó.

—¡No has escuchado la historia, y no sabes cuales fueron mis razones pa...! —No me dejó terminar.

—Si viniste a intentar justificarte puedes volver por donde viniste... —Me señaló la puerta.

La Biblia De Una Dominatrix © [ EN FÍSICO ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora