Mantener el control

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Mansión Shannel, Miami

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Mansión Shannel, Miami.


   Cuando observé lo que Christian estaba haciendo no me quedó más opción que dejarlo continuar... ¡No me esperaba esa reacción!

—¡Voy a ser papá! ¡Voy a ser papaaaaá! —Christian corría y daba saltos de alegría por todo el jardín mientras se reía alegremente. En cuanto vi la escena me toqué el vientre un poco más calmada y me recosté en el marco de la puerta.

   Chistian se acercó a Melinda quien estaba sonriendo con la noticia, la abrazó y la levantó en el aire.

—¡Voy a ser papá! ¡De gemeeeelos! ¿Puedes creerlo? Es la mejor noticia de mi vida. —Esta eufórico, no podía mantener el control de su felicidad desbordándose.

   Melinda compartía la felicidad de su hermano mientras Blake se acercaba lentamente mirando mi vientre.

—¡Felicidades Alana! ¡Cuídalos mucho! Ojalá nadie te los arrebate jamás... —Expresó antes de darse media vuelta para subir las escaleras con los ojos húmedos.

—Blake... —Lo detuve y el me miró—. ¡Vamos a recuperar a tus hijos! ¡Eso te lo prometo! —Él solo asintió antes de retirarse.

   Me sentía mal de no poder hacer a Blake participe de mi felicidad también, él estaba sufriendo por sus niños aunque tratara de aparentar ser fuerte.

   Christian me sacó de mis pensamientos cuando me tomó de la muñeca para llevarme al jardín.

—¡Sabía que tu ibas a ser la mamá de mis hijos algún día! —Christian me levantó de la cintura con cuidado y me bajó un poco para alcanzar mis labios y darme un beso tierno. —¡Lo sabía desde que te vi por primera vez! Y aunque me dijiste que no pudrías tener hijos, yo siempre tuve la esperanza.

—¡Pensé que ibas a enojarte por esto! —Acepté tímidamente.

—¿Enojarme? Alana, por Dios... ¿Quien crees que soy? Este es mi mayor sueño desde que tengo memoria... —Sonrió inclinándose hasta mi vientre descubriéndolo para darme muchos besos en él y luego colocando su oído en mi abdomen como si los bebés ya pudiesen sentirse mover—. ¡Mis hijos gemelos! —Susurró incorporándose de nuevo para tomarme de la cadera y acercarme a su cuerpo mientras me miraba a los ojos—. ¡Mi futura esposa! —Colocó su mano sobre mi vientre antes de darme un beso profundo y lento—. ¡Mi familia! —Terminó mientras una sonrisa se dibujaba en mis labios.

   Cuando regresé mi vista a la entrada de la casa, todos mis amigos estaban ahí excepto por Blake y Rocky quien probablemente estaba cuidando a Dominick.

   Christian me abrazó sonriendo mientras ambos mirábamos a la casa. Mel y Alexis parecieron olvidar sus diferencias por un minuto, ella sostenía la mano sobre su hombro, parecían los mejores ex novios del mundo, pero no podía decir lo mismo de Austin, él estaba llorando de la emoción aparte de todos, pero pude notar como las miradas entre él y Alexis aún gritaban cuanto se querían. Christopher y Eduardo nos estaban mirando desde el balcón de la entrada principal, a él parecía agradarle Chistopher por muy loco que fuera, y estoy segura de que se van a terminar acostando.

—¡Bien! Sé que todos se mueren por venirnos a felicitar pero antes de que lo hagan... ¡Quiero ofrecerles una celebración! Mañana en la noche, fiesta de piscina, están todos invitados... —Christian se quedó mirando a su hermano detenidamente y luego dio un girón de ojos—. Inclusive tú... —Él celebró.


Organización Hason, Industrias Kadere, San Francisco.

Pov. Omnisciente.


   Dynia abrió el congelador lentamente como si tuviese miedo de lo que iba a encontrar dentro. Sus temores eran justificables... Ese cuarto era extremadamente frío y estaba lleno de cadáveres en básicamente un perfecto estado, empacados al vacío dentro de bolsas transparentes y golgados de ganchos provenientes del techo. Dynia caminó asustadiza por el lugar mientras que Iraída la guiaba por el camino.

—¿Quienes son? —Dynia se preguntó—. ¿Porqué los conservan aquí?

—La mayoría son enemigos de la organización o de Amateo... Creo que hay un lugar reservado para mi aquí... —Aclaró Iraída—. Amateo los conserva, como trofeos.

—¿Porqué algunos están así? —Dynia señaló a un hombre que no tenías sus genitales.

—¡Esos los trajo Bryce Evans! Aquí se le conoce como "El coleccionista". Él arrasaba como poco con los enemigos de Amateo, pero tenía sus propias colecciones... ¡Ya sabes con que partes se quedaba!

   Dynia continuó caminando por entre los cadáveres.

—¿Porque algunos tienen su rostro morado?

—Esos fueron víctimas de tu hermana Tifanny. El veneno era su segunda manera favorita de matar... —Contestó Iraída.

—¿Cúal era la primera? —Dynia abrió los ojos de par en par.

—¡Las explosiones! Pero después de matar a alguien de esa manera... ¡No quedaba mucho que coleccionar!

   Dynia se estremeció cuando vio dos cuerpos conocidos colgar en la pared, uno tenía el cuello roto. Sus ojos se humedecieron mientras se cubría la boca con las manos ante el horror.

—¡Oh claro! A ellos los conoces perfectamente... ¡Daniel y Ava Monroe!

—¡Dominick los mató! —Dynia parecía escéptica.

—¿De verdad eres tan ingenua como para pensar que Dominick hizo eso? ¿En que le beneficiaría matar a estos dos? Solo hay una persona que hubiese podido quererlos muertos... ¡Tú padre! Dominick solo robó sus cadáveres y los trajo aquí. El Royce negro que los atropelló, era conducido por Amateo, no por Dominick.

—¡Dominick es un infeliz! El incendió el Club de Alana, hasta donde recuerdo casi los mata a todos dentro.

—Tienes razón, Dominick es un hijo de puta... ¿Pero alguna vez te preguntaste porque Dominick quemó el Club? ¿Alguna ves te preguntaste cómo es que Dominick casualmente llegó al Club Devon? Hay dos caras de la moneda para todo. ¿Enserio no sabes quién ideó todo esto? Aunque ahora que lo pienso, pareces compadecerte de ella... ¿Te estás ablandando, Dynia Harrison? —Ironizó Iraída.

   Dynia dio un repaso a la vista con su mirada intentando parecer tan frívola como de costumbre.

—¡No veo ningún cadáver que hayas traído tú! No debes ser muy buena en esto si no estás alardeando de ello... —Se burló.

   Iraída comenzó a reír fuera de lugar.

—¡Eso es lo mejor de todo! Soy tan buena matando personas, que cuando lo hago, nadie más se entera de ello. —Iraída se le lanzó encima a Dynia y la hizo caer al suelo, impactándole la cabeza sobre el hielo de la cámara y apretando su cuello con las esposas para ahorcarla mientras su mirada era sanguinaria y diabólica.

—¡Larga vida a Dominatrix!

—¡Larga vida a Dominatrix!

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La Biblia De Una Dominatrix © [ EN FÍSICO ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora