Una mujer peligrosa

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Los Ángeles, California

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Los Ángeles, California.


  Después de haber puesto a Austin al día con todo lo que había sucedido y de que se impactara con ello, decidimos relajar el ambiente con un trago.

  Austin estaba preparando la cena en la estufa, sus compañeros de cuarto llegarían pronto. Estaba con el cabello vuelto una tormenta, usaba una camiseta de tirantes, un bóxer que tenía estampados de gatos y unas medias dentro de sus pantuflas peludas y grises. Me acerqué a él y le puse la mano en el hombro, acercando mi cara para ver que estaba preparando.

—Bueno, creo que ya hemos hablado mucho de mi, Austin... Creo que es momento de que también me hables un poco sobre ti, de lo que has estado haciendo aquí en los Estados Unidos... ¿Hay alguna chica?

  Austin sonrió tranquilamente sin responder.

—O tal vez... ¿Un chico?

—¿Alana, que estás insinuando? —Yo solo me le quedé mirando para darle a entender que no podía mentirme.

  Justo cuando me disponía a empezar a interrogarlo fui interrumpida por alguien que tocaba la puerta con insistencia.

—¡Abriré! —Me dijo Austin dirigiéndose a la puerta.

  Lo detuve antes de que pudiese hacerlo.

—¡Espera! —le insistí —¿Y si es Ashton? ¿Y si me encontró? —Pregunté mientras los dos nos sobre saltábamos por un nuevo, repentino y más fuerte toque de la puerta.

—¡No te preocupes! —Respondió. Se acercó a la puerta y miró por el ojo de ella. Yo me preparé para cualquier tipo de encuentro, sintiendo como la adrenalina empezaba a recorrerme la sangre. —¡Son solo los idiotas de mis compañeros!

  Austin finalmente abrió.

  Por el marco de la puerta apareció un chico alto con ropa casual, camisa de botones que le apretaba el pecho y en su pantalón de vestir se le notaban unas nalgotas de infarto, tenía el cuerpo más jodidamente perfecto que he visto, la barba prominente pero bien recortada, hermoso de cara para variar.  Levantó a Austin con sus brazos fortachones y le dio un abrazo tan masculino que inclusive me dio calor.

  Detrás de él, un chico de barba fina, delgado y alto, también bastante apuesto a decir verdad, pero con un estilo algo más relajado y el cabello desordenado.

—¡Buenas noches! —Expresó el musculoso sin despegarme la vista de encima.

—¡Buenas noches! —Le contesté apartando la mirada hacia mi amigo y sonriéndose para que me presentara.

—¡Oh casi lo olvido! —Reconoció Austin—. Ella es mi mejor amiga, acaba de llegar de Inglaterra, y bueno, le dije que podría quedarse un par de días conmigo en vista de que ustedes se van a mudar. Su nombre es Al...

La Biblia De Una Dominatrix © [ EN FÍSICO ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora