6.

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Capítulo 5.

Estoy cansada. El agotamiento físico y mental se apodera de mí, y no hago nada para evitarlo. Quitarme la ropa mojada me lleva mucho tiempo, primero porque ésta se adhiere a mi cuerpo y segundo; no tengo la fuerza suficiente como para hacerlo más rápido.

Me duele la garganta, y es porque estoy evitando a toda costa el llanto. Le digo a mi corazón que no tiene sentido que lo haga, no ha pasado nada malo. Dejo mi ropa mojada allí mismo en el suelo, no soy capaz de salir de aquí.

Después de cambiarme y secar mi cabello, me acuesto. Me escondo bajo el edredón, como si éste fuera una caja de alta seguridad. Abrazo mi almohada y la aferro fuerte contra mi pecho, mientras siento el dolor expandirse por todas partes.

No tengo manera de justificar esto que me pasa, porque incluso las razones son vagas. Él no ha echo nada, soy yo quien se embarcó en esto, soy yo quien comenzó a sentir esto, no puedo enojarme con él, no puedo culparlo.

No se cuanto tiempo pasa desde que tomé esta posición, por momentos creo que me he quedado dormida, pero cuando descubro mi cabeza, noto que aún es de día. Mi cuerpo está entumecido, no importa que afuera el sol esté brillante, este entumecimiento viene desde adentro.

Toc, Toc.

Suavemente unos nudillos golpear mi puerta. Vuelvo a cubrir mi cabeza con el edredón ignorando a quien sea que esté allí. Mi desánimo es palpable.

-¿Grace? —la puerta se abre. Es Niall.

Cuando papá esté aquí, debo decirle que necesito con urgencia una bisagra. Necesito privacidad, necesito decidir quien puede y quién no entrar en mi habitación. Puedo sentir los pasos de Niall acercarse, su mano toca suavemente sobre mi edredón.

-Grace, mírame.—Él apenas susurra.

Quiero decirle que se vaya, que necesito despejar mi mente, y que él no me ayuda a que eso ocurra. Por supuesto que no lo hago, nunca lo he alejado de mí, nunca le he corrido de ninguna parte.

Con mucho cuidado, él quita el edredón, dejando mi rostro al descubierto.

-¿Qué pasa? —Digo haciéndome la desentendida, como si hubiera estado durmiendo toda la tarde.

Él alza un montón de billetes.

-Salgamos. ¿Quieres ir a comer pizza? —Me pregunta, en sus ojos puedo notar lo ilusionado que está.

Quiero decirle que no, que no tengo hambre, pero él sabe que no he comido nada. Joder, peleamos por un estúpido muffins que nos hizo meter en la tina y terminar así.

-¿De donde haz sacado ese dinero? —Le pregunto.

-Te lo contaré solo si vienes conmigo, no quiero ir solo a la pizzeria.—Dice y me dedica una sonrisa.

-Está bien.

-Estaré afuera esperándote, no te demores demasiado.

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Nunca se nos ha dado mal los momentos en silencio. Nuestro vínculo, nuestra conexión siempre ha ido más allá, nuestras mentes están en sintonía la mayor parte del tiempo. Hay momentos que no necesito escucharlo hablar, decir algo en voz alta, porque sé exactamente lo que está pensando mediante sus gestos, sus facciones y viceversa.
Fue solo nuestro momento en la tina, que no logré descifrar aquella mirada en mi, porque jamás la había visto antes.

Para llegar a la pizzería, debemos recorrer todo el parque fénix, de un extremo a otro. Varios grados de calor han disminuido, provocando que la brisa sea fresca, y muy agradable.

𝐒𝐈𝐄𝐌𝐏𝐑𝐄 𝐇𝐀𝐒 𝐒𝐈𝐃𝐎 𝐓Ú - 𝐍𝐇 𝐁𝐘 𝐍𝐀𝐓𝐇 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora