2.

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Capítulo 2.

Había olvidado lo que se sentía volver a las clases. Volver a tomar un lápiz y un cuaderno y prestar atención a nuestros maestros. El verano pasó tan rápido, los días en la playa, jugando vóleibol con Niall y sus amigos, los días de camping junto a nuestros padres, y las salidas a los restaurantes en la costa.

Ahora todo eso forma parte de un lindo recuerdo. Hoy es viernes, la primera semana de clases llega a su fin, y mi cuerpo puede notarlo, mi cabeza es un torbellino. Mientras me desprendo de mi ropa en el baño, puedo notar las ojeras bajo mis ojos.

Observo mi cabello castaño y en cuanto a crecido, éste cae por mis hombros hasta mi cintura. Quizás deba decirle a mamá que lo corte un poco, por las noches suele ser muy molesto.

Después de darme una ducha y ponerme una cómoda sudadera gris y mi pantalón de chandal, tomo mis libros y mis cuaderno de matemáticas, guio todo hasta el salón. Me siento en la alfombra y dejo todo sobre la mesa de centro para comenzar hacer mis deberes. Sé que es viernes y debería estar relajada, pero es la materia más difícil para mí.

La casa está vacía cuando comienzo repasando las primeras hojas. Papá es profesor de lenguaje en una escuela cerca de casa, mamá es enfermera en el mismo hospital donde yo nací. Sus horarios de trabajos son diferentes, él está por llegar, pero mamá no llegará hasta la noche.

Y Niall, no lo sé. Supongo que donde Louis, uno de sus cuatro mejores amigos. Suspiro un poco resignada, quisiera que estuviera aquí, ayudándome.

Por una larga y tediosa hora me quedo escribiendo, pero sin entender demasiado los ejercicios. Mi paciencia poco a poco comienza a llegar a su límite, estoy cerrando mi cuaderno cuando la puerta principal se abre.

Niall me queda mirando y me dedica una sonrisa.

-Hola. ¿Estás sola? —Me pregunta acercándose al sofá.

-Hola, sí. Papá debe estar por llegar y mamá llegará más tarde.—Le explico y él asiente.

-¿Qué estas haciendo?

-Solo intentaba realizar estos ejercicios de matemáticas,pero no puedo...—Digo con desánimo.

El se ríe.

-A ver.—Él llega hasta mi lado y se sienta en la alfombra.

-Es este de acá.—Le digo mostrándole el cuaderno.

Él observa por algunos segundos los ejercicios. Un olor realmente agradable inunda mis fosas nasales, lentamente me acerco a él y huelo.

-¿Y ese perfume? —Le pregunto por pura curiosidad.

Él sonríe.

-Papá me lo regaló. ¿Te gusta? —Me pregunta alzando una de sus cejas.

-¿Quieres impresionar alguna chica? —Él se ríe.

-No. Es solo un perfume.—se encoge de hombros.—¿Huelo bien o no?

-Sí.—digo.—Es muy agradable. A mi nunca me regalan nada.

-Es porque soy el consentido de esta familia.—Bromea, pero en el fondo, sé que tiene razón.

-Lo sé, eres el favorito.

Él me queda mirando.

-¿Olvidas ese día que nos compraron palomitas de maíz? Te dieron doble porción, yo quería más y me dijeron que no.

Me rio.

-Eso fue hace años, y además, mamá decía que estabas un poco... Ya sabes, con unos kilitos de mas.—Ahora él se ríe.

𝐒𝐈𝐄𝐌𝐏𝐑𝐄 𝐇𝐀𝐒 𝐒𝐈𝐃𝐎 𝐓Ú - 𝐍𝐇 𝐁𝐘 𝐍𝐀𝐓𝐇 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora