4.

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Capítulo 4.

Suspiro. Ella está aprendiendo Niall, solo ten un poco de paciencia. Sí, son las palabras que debo memorizar mientras Grace es un desastre en el asiento del conductor.
Hoy hemos salido de la ciudad para poder practicar, estamos en un campo abierto, ella no tiene opción de chocar contra nada.
Honestamente, no entiendo este repentino interés por aprender a conducir, de pequeña que siempre dijo que jamás estaría detrás de un volante, y aquí está ahora casi estampándome contra el vidrio.

-Grace, debe ser suave. No empujes tu pie contra el freno tan fuerte, casi me matas. —Digo y ella se ríe.

-Entonces ponte el cinturón, no estás siendo un buen maestro. —Se burla.

-Bien, creo que es todo por hoy. —Le digo. —Al menos ya sabes encender el motor.

-Es lo más fácil. —Se queja, ella se cruza de brazos.

-Sí, es fácil y fue tu primera lección ¿Acaso creerías que saldrías de aquí conduciendo? —Ahora quien se burla soy yo.

-Ja ja. —Responde quitándose el cinturón. —Creí que al menos podría avanzar un poco más.

-Lo harás la próxima vez. —Acaricio su mentón y ella me sonríe. —Ven aquí.

Ella no duda. Inmediatamente se incorpora y se sienta a horcajadas sobre mis muslos.

-¿Que deseas? —Susurra cariñosa, acercándose a mi boca pero sin dejarme besarla cuando se acerca.

-Oye. —Me quejo mientras deslizo mis manos por su cintura. Ella se ríe.

-Dime que quieres. —Insiste.

-¿Creías que solo íbamos a venir a enseñarte a conducir?

-Sí. —Responde y besa mi mejilla.

-Bien.

Grace se ríe y luego vuelve a besar mi mejilla, suavemente.

-Déjame quitarte esto. —Susurra deslizando sus dedos por mi estómago hasta la hebilla de mi cinturón.

Quiero bromear y decirle que no. Pero realmente ya no estoy para juegos, hace días que no nos veíamos y es increíble como puedo extrañarla. A pesar de que vivir solo nos da muchas ventajas, también suele ser un poco difícil de acostumbrarse.
Viví 21 años con nuestros padres, viéndolos cada día. Levantándome y viendo sus rostros, viendo a mamá preparar el desayuno, viendo su sonrisa mientras me invitaba a sentar y comer las tostadas que preparaba. Viví toda mi vida teniendo esas conversaciones con papá, esas que él solía llamar conversaciones de padre e hijo cien por ciento necesarias. Y por supuesto viví cerca de la chica que tanto amo.
Todos mis pensamientos siempre terminan en ella, pensando en aquellos días en que no podemos estar juntos.

Llevo meses fuera de casa, pero no cambia el echo de que la extrañe aquellos días en que no podemos pasar las noches juntos. Sé que si le pidiera venirse conmigo, lo haría. Sé que bastaría una sola invitación mía para que ella dijera que sí. Sé que también lo quiere, puedo verlo en sus ojos cuando debemos despedirnos.
Pero también sabemos que mamá la necesita, últimamente no ha estado del todo bien.
La abuela insiste en querer hablarnos y seguimos rehusándonos a que eso llegue ha suceder.

-¿Que pasa? —Me pregunta.

-No es nada. —Susurro buscando sus labios.

-¿Lo estoy haciendo mal? —Me pregunta mientras su mano me acaricia la entrepierna por sobre la tela de mi jeans.

Le sonrío.

-Jamás lo haces mal. —Susurro. —Déjame quitarte esto.

Ella sonríe mientras me permite bajar su pantalón deportivo y hacerle el amor dentro de la camioneta. No es el lugar más cómodo, pero esperar a llegar a mi apartamento parece ser demasiado tiempo de espera para ambos.
Estar aquí al menos nos permite disfrutar varios minutos sin preocuparnos por ser demasiado escandalosos. Los gemidos de Grace avivan mi sangre, es uno de mis sonidos favoritos en el mundo. Debo mantener todo el autocontrol para no venirme, más aún cuando ella es tan exquisita en todo lo que hace.
Sus caderas bailan sobre mi y me siento un inútil. Me pierdo en las miles de sensaciones que solo ella me hace sentir. Con mis manos a sus costados sobre sus muslos, la observo darse placer mientras cierra sus ojos y muerde su labio.

𝐒𝐈𝐄𝐌𝐏𝐑𝐄 𝐇𝐀𝐒 𝐒𝐈𝐃𝐎 𝐓Ú - 𝐍𝐇 𝐁𝐘 𝐍𝐀𝐓𝐇 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora