El lobo contra la flor

Convicción y deseo

La muchacha tragó con dificultad y se dedicó a estudiar los ojos miel frente a ella. De un segundo a otro creyó que sabía algo de esos iris color ámbar, pero casi de inmediato denegó esa premisa.

—Como el agua —susurró la muchacha y Shaoran asintió. Se alejó de ella con un movimiento lento y con un gesto de cabeza le insinuó que se pusiera de pie.

—Te pondré la venda —le dijo él y buscó otra dentro del maletín de plástico, la sacó y le hizo un tipo de cabestrillo improvisado.

Sakura lo observó hacer y segundos después, cuando el muchacho amarró el nudo final, ella volvió a mirarlo directo a los ojos.

—¿Por qué usas máscara? —quiso saber con tono suave. Shaoran no pudo evitar el regresar su mirada a la de ella.

—Porque sí.

—No le veo el caso. No es como si fuese a escapar y a buscarte para vengarme o algo así —sostuvo con molestia.

—Tal vez no puedas vengarte en este mundo, pero eso no significa que no llegues a hacerlo nunca.

—¿Te refieres a mi alma?, ¿que vendría a buscarte o que iría hasta el mismo infierno para encontrarte? —susurró la chica con tono ligeramente burlón, pero la mirada del muchacho se tornó seria y, bajando sus brazos a los costados, la observó fijamente.

—No será necesario. Seré yo el que te busque para que puedas cumplirla.

Ella creyó, en un inicio, que ese era un mal intento de broma, pero luego de unos segundos cambió de pensar... porque estuvo casi segura de que hablaba en serio. Frunció el ceño y lo miró alejarse.

—Eso quiere decir que puedes darte cuenta de que lo que haces es incorrecto, ¿no es así?

Shaoran asintió tan pronto como ella terminó de decirlo.

—Estoy perfectamente consciente de eso.

—¿Por qué lo haces, entonces? ¿Ganas algo al hacerlo? ¿Es por dinero?

Los ojos miel relampaguearon extrañamente y Sakura se sorprendió al darse cuenta de que eran sumamente expresivos.

—No es por dinero —respondió con su tono serio de siempre—. Es algo más importante que eso.

—¿Poder?, ¿posición?... ¿Te prometieron algún puesto?

—No.

—No lo entiendo.

—No tienes que hacerlo; esto lo hago porque así lo he decidido. Es por convicción.

—Convicción —repitió ella— ¿Tienes idea de a cuántos han asesinado? —preguntó con voz tenue. Shaoran sintió una molestia en el pecho.

—Lo sé.

—¿También lo has hecho? ¿Has asesinado a gente inocente por convicción? —quiso saber y un gesto recriminatorio cruzó por su rostro.

—Sí. Y te juro... que tú no serás la excepción, Sakura.

—Entonces... lobo —continuó ella y se acercó más a él—, yo también juro que te buscaré... iré al mismísimo infierno para encontrarte y hacerte pagar por todo lo que has hecho.

—Estaré esperándote —susurró el muchacho y se alejó de la joven con el pulso acelerado—. Tal vez... —y se calló. Caminó hacia atrás como para dar por terminada la conversación y se dirigió directo al baño para darse una ducha.

No iba a decirle las razones por las que estaba haciendo eso. Cierto que se habían perdido muchas vidas y que él estaba involucrado... y aunque estaba en contra del hecho de que el fin justificaba los medios, esta vez estaba a favor, pero había prometido que haría hasta lo imposible para regresarlos. A todos.