Deshinibición

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Cuando finalizó, ambos desayunaron sin decir mucho y Shaoran no pudo evitar sentir la incomodidad en el aire. La muchacha ni siquiera lo miraba y simplemente comía sin ningún tipo de interés; de vez en cuando picaba el plato y después de poco se puso en pie sin haber terminado de comer y se volvió para retirarse.

—¿No vas a terminar de desayunar? —preguntó él.

—No. Saldré a tomar un poco de aire.

Sin decir nada más salió de la cocina y él la miró alejarse. La joven se cambió, se lavó y cuando terminó se fue directo a la puerta.

—¡No vayas muy lejos, Sakura! —exclamó antes de verla cerrar la puerta del vagón y se golpeó la frente con el puño suavemente.

No había tenido relaciones serias con mujeres en esos últimos años porque no podía y no tenía tiempo; pero ahora que estaba allí con ella, agradeció no haber tenido nada serio con nadie... eran puros problemas.

—Mujeres —susurró de malas mientras limpiaba la cocina.

Sakura caminó unos pocos metros lejos del vagón y pateó una piedra mientras se trenzaba el cabello.

—Idiota —susurró mientras avanzaba. Había poca gente a las afueras del pueblo donde estaban las diferentes vías. Sakura observó con interés los pequeños negocios ambulantes y suspiró, se giró hacia el vagón y dijo—: Iré tan lejos como yo quiera, Shaoran Li. No eres mi dueño.

Era obvio que él no iba a escucharla, pero el decir eso la hizo sentir mucho mejor. Se detuvo frente a un puesto ambulante y observó a una mujer mayor que vendía manzanas.

—¿Quiere una? —preguntó la mujer y ella negó con una sonrisa de disculpa.

—No tengo dinero conmigo ahora, lo siento, solo veía —respondió la muchacha con gesto avergonzado y siguió moviéndose hacia adelante.

—Debería regresar, señorita —le dijo la mujer alzando la voz para hacerse escuchar y Sakura la interrogó con la mirada.

—Es la zona de bandas y hoy tuvieron mítin por la mañana. Seguro que aún quedan algunos.

Sakura alzó ambas cejas en señal de sorpresa y le sonrió a la mujer.

—No se preocupe, sé defenderme sola.

La anciana asintió en gesto de comprensión y Sakura siguió avanzando hacia el frente. Se fijó en que las callejuelas a su izquierda iban haciéndose cada vez más y más angostas; justo estaba por regresar al vagón, al darse cuenta de que ya estaba algo lejos, cuando escuchó unas risas y algo de música.

La curiosidad ganó y avanzó hacia el lugar del que prevenían la melodía y las voces. Se asomó por una esquina y observó a unos muchachos que eran tal vez unos dos o tres años más jóvenes que ella y que platicaban y reían divertidos mientras fumaban y tomaban algún tipo de bebida alcohólica; y supo que se trataba de eso porque el olor había inundado el lugar.

Uno de los muchachos que estaba bailando viró sobre las puntas de sus pies y, repentinamente, se quedó como en pausa al verla asomada por la pared. El chico silbó al verla y ella alzó una ceja ante su muestra de interés.

—Miren —comentó el chico con tono suave, como si no quisiera asustarla—, tenemos una linda visita.

Sakura iba a retroceder, pero algo la obligó a quedarse... como si se sintiera como la chica rebelde que nunca había tenido la oportunidad de ser.

—¿Cómo te llamas, nena? —preguntó otro y la joven avanzó hacia el frente y se metió las manos a los bolsillos del short.

—Sakura.

—Es un lindo nombre —le dijo otro de los sujetos que parecía mayor que los demás y permanecía contra la pared con una sonrisa ladina en el rostro.

—Gracias —susurró ella y se encogió de hombros—, ya me voy —comentó y se despidió con la mano.

—Quédate con nosotros —pidió el que le había hablado primero—. Mi nombre es Rei —dijo y se acercó con la mano alzada para que ella la estrechara.

Sakura le sonrió y se dijo que parecía un tipo agradable.

—Mucho gusto.

—¿Por qué no vienes a sentarte con nosotros?

Ella lo observó con duda y al final asintió y avanzó con él a su lado que, antes de que ella pudiese percatarse, la sujetó de la cintura y la apretó contra sí. Sakura reaccionó más rápido de lo que hubiese querido, sujetó el brazo del muchacho, lo pasó sobre su cabeza y lo apretó contra su espalda.

Todos los demás abrieron los ojos sorprendidos ante el gemido de dolor del muchacho. Sakura lo soltó y se alejó, avergonzada.

—Lo siento... —dijo rápidamente—, me tomaste desprevenida.

—Recuérdame no volver a hacerlo —dijo Rei con una sonrisa y todos comenzaron a reír. Sakura río también y le tendió la mano para poder ayudarlo a ponerse en pie, cosa que el chico hizo con mucha facilidad—. Eres muy hábil, ¿te parece si la contratamos, Lotus? —preguntó al líder que era quien estaba contra la pared.

—Nos vendría bien una chica con agallas —dijo con una sonrisa burlona.

Le ofrecieron asiento y Sakura, animada por estar rodeada de gente amable por primera vez desde hacía mucho tiempo, aceptó.

—¿Bebes? —preguntó Rei y ella asintió.

La verdad era que no bebía mucho, pero se dijo que le vendría bien un trago. Rei le alargó la botella y ella la empinó para tomar del contenido. El licor le quemó la garganta y comenzó a toser luego de tragarlo.

—¡Cielos! —exclamó sorprendida y agitó la cabeza de un lado a otro mientras todos reían.

—¿Muy fuerte? —preguntó Lotus y todos esperaron su veredicto. Sakura inhaló profundamente y sonrió.

—Tanto que me sorprende que no se hayan quedado ciegos con esto.

Los muchachos rieron y comenzaron a brindar por ella. Sakura rio y se dijo que tenía el derecho a relajarse un poco. 

El lobo contra la florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora