La joven avanzó a la cama, se recostó con lentitud y, sorprendida, notó que la cadena de cristal se acortó y quedó de la longitud del espacio que había entre la caja de cristal y la cama.
—¿Y si necesito ir al baño por la noche? —quiso saber ella con gesto desafiante.
—Despiértame si lo necesitas —contestó él y con su magia, movió el sillón en el que dormiría, lo más lejos de la cama que pudo. Ella alzó una ceja y se recostó de lado sin dejar de mirarlo.
—¿Me tienes miedo?
Shaoran abrió mucho los ojos y luego sonrió tras la máscara.
—No, no te tengo miedo —contestó él en tanto que se sentaba en el sillón—. Me molestaría más que intentaras quitarme la máscara que cualquier otra cosa que pudieses hacer.
Sakura frunció el ceño en señal de confusión.
—¿Realmente sería tan malo que viera tu rostro?
—Sí.
—¿Por qué? —quiso saber con una emoción indefinible que la recorrió de los pies a la cabeza.
—Porque soy muy feo —le dijo él sin poderse inventar ningún pretexto mejor que ese. Sakura parpadeó en señal de sorpresa, se incorporó un poco y comenzó a reír.
Él la observó casi como si deseara entrar en su mente, sin darle ya importancia a la extraña incomodidad que el sonido de su burbujeante risa le despertaba. Supo que había sido una tontería después de decirlo, pero no había podido pensar en nada más.
—¿Y por qué tendría que importarte lo que yo piense? —dijo ella y ladeó su cabeza como para estudiarlo—. Podría interpretarlo como que tú crees que yo soy muy bonita y te da pena que te vea.
—Te dije que no eres mi tipo —comentó él con indiferencia.
—Ah, pero aunque no sea tu tipo, no me parece que seas incapaz de apreciar la belleza de alguien más... y no es que yo sea egocéntrica pero muchos me han dicho que soy bonita.
—¿Bonita? —Shaoran quiso decir que los sujetos que la habían llamado así, eran unos estúpidos porque, ¿bonita? Esa palabra no le llegaba ni a los talones—. La verdad es que a mí no me lo pareces, aunque entiendo que muchos puedan pensarlo.
Sakura, en vez de sentirse ofendida, parecía divertida por sus palabras.
—¿Eso es un cumplido?
Shaoran la observó con esa mirada que la tachaba de rara.
—No, no lo es. Ya duérmete y deja de decir tonterías.
—No me importaría que fueses feo; me gustan tus ojos y tu voz —dijo ella con una sonrisa tímida—. Yo creo que tu problema no es tu físico, Hien, sino tu carácter.
Una extraña alarma sonó en la cabeza del de cabellos castaños. Entrecerró los ojos y supo, casi de inmediato, lo que ella intentaba.
—Sakura, sé lo que tramas y no va a funcionar.
Con un gesto de fingida sorpresa, ella se llevó una mano al pecho.
—¿De que hablas?
—No tengo ningún interés en ti, entiéndelo. Vives una mentira si crees que puedes hacer que sienta algo por ti y te ayude a salir de esta situación.
Sakura se sonrojó al verse descubierta por el ambarino que sonrió tras la máscara. La joven infló las mejillas y bufó con fastidio, se dejó caer de espaldas y miró hacia el techo con expresión molesta.
—Mátame por intentar —casi canturreó y su voz salió llena de congoja, se recostó de lado, observó al muchacho y suspiró—. ¿Me dejarás verte cuando me entregues en la sede? —quiso saber ella y tanto la mirada como el cuerpo de él se mostraron imperturbables ante la pregunta.
—No. Te entregaré y no tendrás la desgracia de volver a encontrarte conmigo.
Ella se hizo un ovillo y se abrazó a sí misma. Shaoran sintió la boca seca y exhaló lentamente cuando sus manos se crisparon como si quisieran llevarlo hasta ella. Se cruzó de brazos y apoyó la cabeza en el respaldo del sillón.
—Dime, Hien... ¿si tú y yo nos encontrásemos en una situación diferente... crees que podríamos ser amigos?
"Lo fuimos" quiso decir él en ese momento, pero se mordió el interior de las mejillas para obligarse a callar.
—¿Hien? —insistió ella de nuevo mientras comenzaba a quedarse dormida.
—Nunca lo sabremos, Sakura.
—No... supongo que no —susurró la muchacha y cerró sus ojos—. Tu corazón —continuó mientras se dejaba llevar por el sueño—, palpita con fuerza. Lo siento en mis oídos —dijo y él se tensó al escucharla decir aquello—. Hien, ¿crees que el destino se burla de nosotros?
—¿Por qué? —susurró él y creyó que ella ya no contestaría, sin embargo, la joven suspiró y abrazó la almohada debajo de su cabeza.
—Porque yo no deseo morir pero tú me llevas a mi muerte... y tú... deseas morir pero no puedes hacerlo, ¿cierto? Las Moiras... deben estar sonriendo ante nosotros en este mismo instante.
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El lobo contra la flor
FanfictionCapítulos cortos. Advertencia contenido adulto. Shaoran Li (Lang) ha logrado ganar el honor de ser el transportista de una preciada carga perteneciente a la zona siete de los ¨Cazadores de hechiceros¨, y él cumplirá con su palabra y tomará el pape...