Sentimientos encontrados

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Al terminar de cenar, Sakura fue a despedir a Tomoyo y se quedó con ella en el pasillo. Su prima la miró con una sonrisa comprensiva.

—Debe ser difícil. 

—Sí... y se pone peor cada vez. Justamente por eso —susurró y sus mejillas se colorearon—, necesito que te lleves a Kero.

El guardián, que había volado hasta ellas mientras hablaban, se colocó al lado de la de cabello corto y negó con la cabeza.

—No quiero dejarte sola con esto. También necesito conocer la información.

—Entiendo que estés preocupado pero, en realidad, me parece que lo mejor es que me dejes sola con esto. Si requiero tu ayuda te lo haré saber.

Kero quiso replicar, pero la mirada de su dueña no le dio lugar a discusión.

—Bien.

—No iré a la escuela mañana; estaré revisando la infromación durante la noche, así que te agradecería si tomas mis apuntes.

—Claro. Cualquier cosa que requieras —dijo su prima y sujetó a Kero por las alas, lo metió en su bolso rápidamente y cerró—. Suerte.

—Gracias.

Cuando Tomoyo se fue y se quedó sola con su padre, su hermano y Yukito, el de cabellos claros se acercó a ella y le sonrió dulcemente.

—¿Necesitas que me quede?

—No —dijo ella y negó con la cabeza—. Estaré bien.

La verdad es que no estaba segura de cómo podía aseverar algo de esa magnitud. Su vida estaba punto de dar un giro realmente trascedental y ni siquiera tenía idea de por dónde debía comenzar. Yukito pareció leer su mente y colocó ambas manos en los hombros de la muchacha que parecía estar presenciando un cataclismo.

—A veces... las cosas no son lo que parecen.

Sakura, en su tormentosa mente, hizo un espacio para las palabras de él y alzó una ceja en señal de desconcierto.

—¿Cómo dices?

—Mira más a fondo —dijo Yukito con su sonrisa de siempre—. No te quedes con lo que hay en la superficie, siempre mira más a fondo. Eres buena en eso, Sakura; estoy seguro de que lo harás bien.

La joven se despidió de todos y, con esas palabras subió a su alcoba y cerró la puerta tras ella, espalda contra la madera, respiración entrecortada y el pulso latiéndole como si acabara de correr un maratón alrededor del país.

—Mirar más a fondo —susurró ella y frunció el ceño.

Hasta ese momento tenía un poco de información acerca de cómo había llegado ella a ese vagón, sabía que Shaoran Li la había engañado, había sido su carcelero y la llevaba a la horca prácticamente sin decirle nada... hasta que ella lo había descubierto y él había tenido que confesarle todo. Las aguas del tiempo, lo de Eriol y Kaho, lo de ella misma y el sello de sus poderes. Dejó su lado por un momento y se enfrascó en la persona que le había robado el corazón.

Debía haber sido realmente difícil para Shaoran hacer todo eso... llegar a ese punto. Ahora sabía que había tenido que hacer cosas muy desagradables; matar, mentir, engañar... ¿seguiría siendo el mismo? No podía creer que una persona que hubiese hecho tantas cosas malas continuara igual que antes... y siendo él, el único que podría recordar todo... el único que no tendría oportunidad de regresar a como era antes... solo pensarlo su corazón palpitó extrañamente.

Tragó con dificultad y respiró profundamente. Necesitaba ver lo que su carta había grabado; por mucho que le pesara... necesitaba hacerlo y, justo como había dicho la forma falsa de su guardían... necesitaba ver más allá.

El lobo contra la florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora