El lobo y la flor III (Advertencia +18)

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Shaoran la besó y bajó por todo el largo del cuello hasta que llegó a la zona descubierta de sus pechos que el sostén dejaba a la vista. Su piel era tan suave y tersa, tan delicada y tan cálida, que unas terribles ganas de probarla en su totalidad surgieron dentro de él. Regresó a sus labios y llevó la mano libre a uno de sus pechos para acariciarlo sobre la tela. Sakura gimió dentro de su boca y un escalofrío de placer recorrió su abdómen.

Shaoran volvió a cargarla y avanzó entre besos hasta la cama, en donde se dejó caer con ella encima, quien aprovechó para ponerse a horcajadas sobre él y, mientras lo besaba, introdujo una de sus manos por debajo de su camiseta y acarició el abdómen fuerte y caliente. Él colocó sus dos manos a los costados del cuello de la muchacha y la besó con intensidad, recorriendo todos los rincones de su boca. La hizo girar y la colocó debajo de su cuerpo, ella abrió las piernas para que él se colocara entre éstas.

Se sintió extasiada por la manera en la que el cuerpo de él se amoldó al suyo, como si fueran dos piezas de rompecabezas que embonaban a la perfección. Los tirantes del sujetador ya habían caído de sus hombros y él, con la respiración entrecortada soltó el broche frontal de la prenda y, sin dejar de mirarla a los ojos, llevó una de sus manos al pecho descubierto de la muchacha. Sakura apretó los labios y dejó salir un sonido placentero desde su garganta cuando sintió las yemas de los dedos de él, explorar la piel excitada.

Con la respiración acelerada, Sakura se percató de la necesidad que tenía de tocarlo y casi como si él pudiese leer su mente, se alejó lentamente de ella dejando un camino de besos en su abdomen y se incorporó para pararse de la cama; se quitó la ropa con lentitud sin dejar de mirarla y quedó desnudo en pocos segundos bajo el escrutinio de los hermosos ojos verdes de la muchacha.


Sakura se apoyó en los codos para observarlo a su gusto y después se acercó a él y se posicionó frente a su cuerpo. Se ancló a sus hombros y susurró en su oído:

—Quítamelas.

Shaoran sonrió y con solo tronar los dedos, la útima prenda que la cubría, desapareció dejándola igual de desnuda que él. La muchacha
observó las cicatrices de su abdomen curtido y trabajado, y el corazón se le encogió. Shaoran cerró los ojos para poder saborear las caricias que ella le proporcionó en la piel... tenía un toque eléctrico y podía sentir como sus dedos ardían sobre él. Abrió los ojos y también la miró mientras acariciaba la mejilla femenina y paseaba sus ojos por el cuerpo increíblemente delicado.

—No es justo que seas tan bella —susurró él contra sus labios y ella le sonrió.

Shaoran la cargó para obligarlo a que lo rodeara con las piernas y Sakura jadeó al sentir la fuerza de su ereccion contra ella, pero él la dejó sobre la cama, sentada con las piernas colgando del colchón, y se hincó entre éstas quedando casi a la misma altura que la muchacha, quien pasó sus brazos alrededor de su cuello y lo acercó a ella para besarlo.

Se sentía tan segura y completa teniéndolo contra ella, que era como un sueño hecho realidad... como lo que siempre había deseado, pero había creído que nunca podría ser cierto. Gimió cuando él apretó la parte baja de su abdomen contra su pelvis y luego dejó sus labios y bajó por su cuello hasta uno de sus pechos, se detuvo mientras ella apoyaba las manos detrás de sí sobre el colchón y se arqueaba contra los labios masculinos que se abrieron para saborearla mientras su erección permanecía apretada contra ella. Sakura llevó una de sus manos a esa zona en donde la piel de él era suave, fuerte y caliente, apretó y movió su mano de arriba a abajo. Shaoran la mordió y succionó el pezón de la muchacha cuando ella acarició la parte más sensible del glande. Los sonidos que ella profería le parecían como una hermosa música que había sido compuesta y concertada solo para él y eso lo hacía sentir las emociones con más intensidad. 

Sakura alejó la mano del lugar que había martirizado con caricias y la llevó al cabello suave y sedoso del muchacho, enredó los dedos en los mechones y lo apretó contra ella mientras él continuaba besando sus pechos.

Segundos después, Shaoran marcó un camino de besos húmedos por todo lo largo y bajo de su abdomen hasta llegar al lugar en el que las hermosas piernas se separaban. Acercó sus labios al punto suave y carnoso que esperaba ansioso frente a él y comenzó a besarla con delicadeza.
Ella abrió los ojos desmesuradamente porque, si bien sabía que había gente que disfrutaba de eso... ella nunca lo había hecho. Sintió su pulso latir desbocado cuando él internó la lengua con tanta suavidad que se quedó sin poder respirar. Gimió y se llevó una mano a los labios para acallar los sonidos que peleaban por salir de su garganta, pero él no se detuvo y continuó presionando sus labios contra ella. Después de unos segundos la joven sintió algo más introduciéndose en ella y observó que él había sumado sus dedos como instrumento. Ella quedó obnubilada por completo ante lo que él hacía y él brazo en el que se apoyaba le falló; se dejó caer en la cama de espaldas y se arqueó ante cada movimiento que él realizaba. 

El lobo contra la florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora