Impotencia

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Sakura ya no sentía el rostro, pero tenía unas terribles ganas de vomitar. No se arrepentía de haberlo hecho... sabía que Shaoran no podía defenderla, pero ella podía pelear para defenderse.

Escuchó que su camisón se rasgaba y gimió sin poder moverse.

—Voy a tenerte si así lo quiero, por mucho que intentes evitarlo.

Shaoran se alegró de que la máscara cubriera su rostro y apretó con fuerza el mango del cuchillo, pidiéndole a su prima por fuerza.

—Un momento —dijo una voz que se alzó en la sala justo cuando el tipo pelirrojo llevaba su mano del brazo bueno al sujetador de la muchacha para soltarlo. Shaoran se dio cuenta de que se trataba del otro sujeto de cabellos negros que estaba sentado en la silla a un lado de la de Shuji.

Todos se volvieron hacia él, incluido el pelirrojo.

—¿Por qué es que él se ha ganado el derecho a tenerla, Shuji? ¿Es por qué se trata de tu sobrino? —preguntó con burla y todos comenzaron a murmurar—. Creí que tu idea establecía que todos éramos iguales, ¿no?

—Lord You-Ou —susurró Shuji y se giró hacia él con una sonrisa de disculpa—. No se trata de eso... simplemente nadie mostró interés físico en ella. Creí que bien podía dársela a él.
El tipo, altísimo, se puso de pie y ladeó la cabeza.

—Yo también la quiero y me hubiera gustado que se hubiera preguntado quién más estaba interesado antes de tomar una decisión.

Shuji sonrió divertido.

—Este es un buen momento para mostrar que no tengo preferencias.

—Seguro que sí —dijo You y se cruzó de brazos.

—Pero, tío...

—Está noche... veremos con un duelo... quién se quedará con ella.

Shuji lo miró con expresión indefinible porque sabía que su sobrino, aunque era hábil... jamás estaría al nivel de ese hombre. Temió por su seguridad e inclinó la cabeza.

—No será necesario. He cometido un error al no tomar en cuenta a otro más que a él, te otorgó el permiso de tenerla.

El pelirrojo, se puso de pie dejando a la chica en el suelo casi inconsciente y se fue con su tío, estuvo a punto de decirle algo, pero la mirada gélida del hombre mayor lo hizo callar.
You caminó con paso lento, como si disfrutase de las miradas de todos sobre él y se detuvo junto a los dos sujetos.

—La llevaré a mi habitación. Espero... —dijo y miró al pelirrojo con un gesto lleno de advertencia—, que esté despierta por la noche para que pueda divertirme con ella. Si no es así, tú tendrás que arreglarlo.

Avanzó hacia el cuerpo de la joven y sin mayor delicadeza o parsimonia la cargó y la colocó sobre su hombro. Sakura gimió por el dolor y se desmayó.

Shaoran no los miró en ningún momento y cuando escuchó la puerta cerrarse tras su espalda, una horrible sensación de vacío, perdida y despeseracion, se abrió paso por todo su cuerpo. Limpió el cuchillo en su pantalón y volvió a guardarlo.

—Bien —dijo el anciano y señaló a su sobrino—, ve a descansar. 

Cuando el pelirrojo salió de la sala hecho una furia, el hombre mayor se acercó a Shaoran y colocó su mano en su hombro.

—Tienes toda mi admiración por haber llegado hasta aquí. Te darán una habitación y allí encontrarás los permisos que requieres para ti y para tus jefes de zona. Será un placer que nos acompañes en el gran salón esta noche para cenar.

Shaoran asintió pero no dijo nada.

—El guardia en la puerta te llevará.


++++++++++

Acostado en la cama de la enorme habitación, Shaoran tenía las manos en el cabello y desesperado miraba hacia el techo. No podía hacerlo... realmente todo eso era más fuerte que él... no podía.

Se incorporó y se dio cuenta de que ya era de noche. Se había sumido en sus pensamientos durante todo el día; apoyó los codos en las rodillas al sentarse y se llevó las manos al rostro. Se había jurado, desde que habían terminado, que nunca permitirá que nada la dañara y había fallado miserablemente. 

Enojado, se puso de pie, caminó hasta el baño y se cambió con la ropa que le habían mandado esa tarde. Cuando terminó se miró al espejo, alzó la mano y la golpeó contra el vidrio que se cuarteó. Intentó respirar tranquilamente y salió de la habitación. 

No había querido salir para no despertar sospechas, así que decidió que después de la cena, iría a caminar por el lugar con algún pretexto.

Cuando entró al enorme comedor observó a más de cien personas en diferentes mesas, que compartían la comida. Supuso que todos debían vivir allí así que una gran parte de la infraestructura de la sede tenían que ser pequeños condominios... eso eliminaba zonas para la búsqueda porque seguramente Shuji no dejaría en manos de cualquier persona un objeto tan importante.

El lobo contra la florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora