El lobo contra la flor

Celos de lobo

—En donde diablos está —susurró Shaoran sobre la cama.

Se había duchado y había leído por dos horas desde que ella se había ido y no había regresado. No había querido salir a buscarla para darle cierta libertad, pero mirando su reloj pudo notar que pronto se haría de noche. Pensó lo peor y se preocupó de que algo malo le hubiese pasado, pero si hubiese sido así, las cartas habrían salido en su auxilio. Se debatió entre esperar otro poco o ir a buscarla hasta que se dijo que iría por ella. Se puso de pie y avanzó hacia la puerta del vagón, la abrió y miró hacia ambos lados, se concentró y pudo sentir la presencia de la muchacha algo lejos de allí.

—¿Qué rayos...? —susurró él y suspiró con fastidio.

Avanzó de malas hacia donde iniciaba el pueblo y se perdió entre los puestos ambulantes. La energía de ella era inconfundible y lo llamaba como un imán; sin embargo, parecía diferente, como dispersa. Alzó una ceja en señal de confusión y continuó con paso rápido entre la gente hasta que logró dar con la ubicación de la muchacha que estaba a pocos metros de él. Se detuvo por una fracción de segundo cuando escuchó voces, gritos y música. Frunció el ceño y dobló una esquina para encontrarse con algo sumamente extraño.

Era Sakura. Totalmente pasada de copas y cantaba a gritos una extraña canción que él en su vida había escuchado, mientras brincaba como niña pequeña tomada de la mano de un sujeto totalmente desconocido que, como ella, bailaba emocionado por la actitud de la muchacha. Shaoran se percató de que una extraña sensación lo recorrió como fuego, y parecía que lo quemaba vivo.

Lo peor fue cuando la chica se tropezó y el tipo la sujetó por la cintura en un abrazo que a ella ni siquiera pareció incomodarle, de hecho, le puso las manos en los hombros y le sonrió. Le dio su sonrisa a ese sujeto que nunca había visto...

Antes de que pudiera comprender lo que hacía, se acercó con paso rápido, sujetó el antebrazo del muchacho que le rodeaba la cintura, y lo movió de manera que el hueso tronó; el tipo gritó con fuerza, retrocedió varios pasos y cayó al suelo sin dejar de ver su brazo roto, con mirada desorbitada. Sakura abrió los ojos desmesuradamente y se llevó la mano a la boca para ahogar una exclamación de susto, luego se giró hacia el de cabello chocolate y lo empujó del pecho.

—¡Pero qué diantres pasa contigo! —le gritó enojada y se giró para hincarse; algo que le dio mucho trabajo porque no podía enfocar apropiadamente—. Lo siento tanto, Rei... yo...

Shaoran la sujetó del brazo y la obligó a ponerse de pie para llevársela lejos; sin embargo, ella se intentó soltar del amarre y lo miró con enojo.

—¡Déjame en paz! ¡Estaba pasándola increíble hasta que llegaste!

Él miró hacia el cielo con fastidio y asintió.

—Se nota.

Con un ágil movimiento le quitó la botella de la mano y olió el contenido.

—¿Qué demonios estás tomando?

—Alcohol —dijo ella con simpleza y le clavó el dedo índice en el pecho—. Es lo que toma la gente normal que se quiere divertir; pero tú no lo sabes porque ni eres normal ni te gusta divertirte.

—Esto es muy fuerte, ¿en qué demonios estabas pensando, Sakura? —la sujetó de la mano y se movió con ella—. Regresemos.

—¡No! ¡No quiero volver contigo! —le gritó ella e intentó zafarse de su amarre de nuevo. Justo estaba por avanzar con la muchacha cuando Lotus se adelantó y sujetó a la chica de la mano.

—Amigo... ella no quiere irse. ¿Por qué no la dejas en paz? —preguntó con tono serio.

Shaoran se detuvo y se giró con lentitud para observar con mirada férrea la mano del tipo que tomaba la de ella. Se movió rápidamente y lo golpeó en el pecho, éste de inmediato soltó a la chica y se encorvó para llevarse la mano al esternón. Shaoran no le dio oportunidad de permanecer mucho así, porque lo sujetó del cuello de la camisa, lo acercó a su rostro y susurró:

—Vuelve a tocarla... y no seré tan compasivo contigo. —Se giró, cargó a la muchacha en sus brazos y se la llevó del lugar.