La determinación de una flor

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Sus ojos se llenaron de lágrimas al comprender que la única oportunidad que tenían para estar juntos, se les escaparía de las manos como agua... estaba segura de que él no la buscaría si conseguían modificar las cosas... la dejaría seguir con su vida perfecta con la intención de no causarle daños o molestia, de no arriesgarla; justo como siempre hacía. 


No sabía qué hacer. Ahora entendía un poco más sus sentimientos y se había dado cuenta de que lo quería... porque, cómo no darse cuenta de eso, cuando su corazón palpitaba a la velocidad del rayo por él aunque ni siquiera le había visto el rostro. Tenían ambos una conexión especial que no se podía negar. 

Había sufrido al tener que dejarlo en la pelea e incluso cuando significaba su propia libertad no había podido desearle la muerte... ahí se había dado cuenta de que sus emociones estaban de cabeza... pero cuando lo había visto luchando con su espada, lo había llamado y él había respondido... ese momento... la rompió por completo.
Shaoran había cambiado tanto y a la vez seguía siendo el mismo por mucho que él lo negara. No entendía cómo se había permitido el estar sin él, pero ya no podía hacer nada para remediarlo, como él había dicho; al menos no en esa realidad... y al parecer en ninguna otra porque él estaba decidido a mantenerse alejado.

Sakura pensó entonces que la única manera de lograr algo... era obligarlo a que la buscara. Si él iba a ser el único que pudiera recordar... solo él sería capaz de hacer la diferencia.

Se recostó de lado y pensó. No podía obligarlo con alguna apuesta o un juego, porque igual ella no podría recordarle que tenía que cumplir con eso. Tenía que crearle la necesidad.
Se mordió el labio y suspiró frustrada porque supo que la única manera de crearle esa necesidad... era enamorándolo. Se sonrojó de solo pensarlo... hacía años que no se veían y nunca habían estado juntos en plan amoroso físicamente más que los últimos días antes de que Shaoran regresase a Hong Kong; por mucho solo se habían abrazado un par de veces.

Se llevó las manos al rostro, avergonzada. Le habría gustado tener más tiempo... le parecía una misión imposible porque, si bien sabía que ambos tenían sentimientos el uno por el otro y que no era posible negarlos... también sabía que había una enorme diferencia entre querer y amar a alguien. Ella necesitaba hacer que él la amara... eso era lo único que podría asegurarle que él la buscaría de nuevo. 


De solo pensarlo se ofuscó. Shaoran no había mostrado mayor interés en ella... ni siquiera había intentado propasarse a pesar de que prácticamente la había visto desnuda. De solo pensarlo sus mejillas se tornaron rojas. Estaba segura de que él se negaría a tener alguna relación emocional con ella y que se obligaría a cumplir con sus objetivos como lo había dicho anteriormente. Bufó en desesperación y se incorporó rápidamente... tal vez... ella podía hacer algo también. 


Debía tener un as bajo la manga y por mucho que se avergonzaba de lo que estaba a punto de hacer, se puso en pie, avanzó al cajón en donde estaban sus cartas y comenzó a buscar. Si él no la buscaba... ella se aseguraría de buscarlo a él.    

El lobo contra la florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora