Identidad descubierta

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Sakura lo miró por última vez y dijo que sí con la cabeza sin dejar de sentirse ansiosa por la sola idea de no verlo más. Se giró y corrió lejos del lugar; no daría vuelta atrás.

Shaoran encaró a los sujetos frente a él y detuvo a dos que de inmediato fueron tras la chica. Se sintió mareado como siempre se sentía cuando debía dosificar la cantidad de energía y magia que usaba, razón por la cual siempre hacía todo él solo; así nadie podía verlo en acción. Se dijo que debía terminar rápido con eso, así que apresuró sus acciones.

Peleó cuerpo a cuerpo contra unos y usó hechizos contra otros; sin embargo, uno de los tipos fue más rápido que él y lo lanzó lejos hacia unos barriles de madera que se rompieron de inmediato y se dio cuenta cuando se incorporó, de que una enorme astilla se le había clavado en el lado izquierdo del abdomen. La sacó de su cuerpo y la sangre comenzó a salir a borbotones, el mareo se hizo más pronunciado que antes, pero se obligó a avanzar de nuevo hacia el grupo... no podía ponerse a controlar la herida en ese momento, tenía que actuar rápido porque justo había observado cuando había salido volando, que varios tipos habían ido detrás de Sakura.

La chica avanzó por entre las calles y chocó contra varias personas que la miraron con fastidio y enojo. Bajó y subió escalones y avanzó por puertas, cruzó algunas ventanas y entró a casas en donde definitivamente no debería haber entrado. Justo estaba por salir de las callejuelas cuando dos tipos de los que los habían atacado, le salieron de la nada.

—Rayos —susurró preocupada y retrocedió.

Los sujetos tronaron los dedos de las manos y avanzaron hasta ella rápidamente. La chica miró hacia arriba una barra de metal de un pequeño local que parecía vender fruta, se impulsó hacia arriba y se sujetó de la barra. Siempre había sido excelente en gimnasia y ese día, iba a tener que usar todas sus habilidades físicas. Subió a la barra y caminó por ella con mucho cuidado de no caer y casi como si se encontrase en la cuerda floja. Los sujetos se elevaron con facilidad y ella maldijo en su mente y brincó hacia el tejado más cercano, de allí, corrió por entre las azoteas mientras los sujetos la seguían e intentaban con su magia, hacerla caer, pero Sakura veía cada ataque como una oportunidad de probarse que sus habilidades físicas eran muy buenas.

En un punto, la chica se detuvo, observó un poste, se colgó del poste y con el impulso de la corrida dio la vuelta en éste con ambas manos y golpeó con los pies en el pecho de uno de los hombres que se tambaleó y cayó de la azotea. Apenas tuvo oportunidad de frenar su caída, pero se rompió la pierna. Ella se asomó y supuso que una caída de esas tendría que haberlo matado.

No se detuvo y siguió avanzando hacia el lugar en donde recordaba que había quedado el vagón. El otro tipo le lanzó unas cuchillas que cortaron sus brazos y sus piernas mientras seguía corriendo, pero no paró y aceleró.

Se detuvo justo al llegar a una zona en donde los tejados se separaban por mucho y ya no podía brincar, así que se colgó del borde de la azotea y avanzó con las manos hacia unas ventanas que tenían unos lindos balcones. Se dejó caer y entró a una habitación, avanzó y entró a otra más, salió de ésta y bajó por unas escaleras, entró a una sala y el estómago se le revolvió al observar cabezas de animales colgadas en las paredes.

—Debe haber armas aquí —dijo y se acercó a un armario. Abrió las puertas y se encontró con un rifle—. Cielos... ni siquiera la gente con poderes deja de tener estos malditos pasatiempos de mierda —dijo de malas mientras sujetaba el rifle entre las manos y lo observaba—. Debe tener un seguro, ¿dónde...?

Y lo encontró, lo desactivó y se volvió hacia la puerta con la respiración entrecortada justo en el momento en el que ésta se abrió y entró el tipo de la gabardina que, sorprendido, no tuvo tiempo de decir ni hacer nada antes de que la joven disparara. Con la respiración entrecortada, la muchacha observó al sujeto que se dejó caer al suelo y lo llenó de sangre; dejó caer el rifle al piso y se dijo que tenía que salir de allí y rápido.

Avanzó y cruzó hacia la ventana por donde salió justo en el momento en el que los dueños de la casa entraban en la salita.

Corrió de nuevo por entre las calles y, repentinamente, se dio cuenta de que el sonido de la cadena no la acompañaba. Se detuvo y miró hacia abajo... ya no estaba allí. Frunció el ceño y negó con la cabeza sin comprender, poco después pudo darse cuenta de que era probable que el chico de la máscara estuviese herido... y si la cadena había desaparecido... estaba segura de que la magia que cubría sus cartas, también. El corazón le latió tan rápido que se mareó. Se percató de que ese era su momento para escapar y regresar a casa. No habría una oportunidad más.

Determinada, comenzó a correr de nuevo hacia el vagón y sintió el pulso latir en sus oídos mientras intentaba controlar la respiración; estaba segura de que lo lograría... y de repente, se detuvo ante un horrible estruendo. Las manos le temblaron y con lentitud giró su cuerpo hacia donde había escuchado el ruido. Toda la gente corría de un lado a otro al notar que una enorme nube llena de truenos y rayos, se cernía sobre la zona en la que ella supuso... que su carcelero estaría. Dio algunos pasos en esa dirección, con la mirada perdida y una extraña sensación de desasosiego porque... conocía esa magia. Por alguna razón sabía que ya la había sentido con anterioridad...

Sus pies cobraron vida propia y antes de que pudiese darse cuenta de lo que hacía, estaba regresando al lugar en donde el lobo se encontraba mientras seguía preguntándose si podía ser posible... y aunque deseaba estar equivocada con todo su corazón... supo que sus sentidos no le mentirían en algo como eso.

En menos de lo que pensó, estaba doblando una de las esquinas que hacía poco había dejado atrás y estuvo de nuevo en el mismo lugar en donde habían peleado juntos contra los sujetos con gabardinas. Su corazón se saltó un latido cuando observó al muchacho de la máscara que, en ese instante, lleno de sangre, alzó su espada y gritó:

—¡Dios del trueno, ven!

Una luz intensa que llegó del cielo chocó contra el metal de la espada y salió despedida hacia el sujeto frente a él, quemándolo al instante.

—No... —susurró ella con la boca seca y dio un paso hacia atrás. No podía creerlo... no podía ser cierto.

Se llevó una mano a los labios y los ojos se le llenaron de lágrimas mientras la confusión invadía su mente. Dio otro paso hacia atrás y chocó contra algo; unos brazos la envolvieron y la chica gritó asustada.

—Te tengo, preciosa —susurró una voz en su oído cuando la sujetaron de la cintura.

—¡Shaoran! —gritó la muchacha cuando el tipo intentó cargarla. No supo ni siquiera por qué lo hizo, pero por alguna razón, sintió como si ese nombre hubiese querido salir de sus labios desde hacía mucho tiempo.

El aludido se giró y miró furioso al sujeto que retenía a la chica. Se dijo que podía usar más poder porque todos los demás estaban muertos y no había manera de que ninguno llevara esa información a otro lado; y, a pesar de sentirse desfallecer por la cantidad de control que había tenido que aplicar sobre su magia y por toda la sangre que había perdido, se teletransportó, apareció tras el sujeto que la retenía, lo agarró del cabello y le cortó la cabeza.

El cuerpo del individuo se desplomó inerte en el suelo y Sakura se alejó asustada, se tropezó y cayó al piso. Shaoran apoyó la punta de la espada en el suelo, se hincó y la miró fijamente, después de unos segundos, sus ojos se entrecerraron y se desmayó.





N/A:          :) 

El lobo contra la florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora