El lobo y la flor (Advertencia +18)

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La última mirada que Shaoran le dedicó antes de besarla, estuvo llena de emociones que Sakura nunca le había visto reflejar. Como si alguien hubiese quitado un velo de seriedad y control de ellos y pudiese ver, por fin, a la persona que estaba detrás. Con una sonrisa de satisfacción la joven recibió los labios de él, que buscaron los suyos con urgencia.

En cuanto la besó, ella pudo confirmar lo que había supuesto... tenía que estar con él, porque solo él, con un beso, la hacía sentir libre, extasiada y llena. Nunca había entendido la emoción de los besos de película porque, ciertamente, nunca le había pasado nada así... es decir, los había disfrutado, no podía negarlo, pero estando allí con él, entre sus brazos, las emociones de su cuerpo se liberaban de tal manera que la hacían olvidar todo lo anterior.

Shaoran la rodeó con un brazo por la cintura y la apretó contra él mientras recorría sus labios con los suyos y pasaba su mano por los mechones de cabello de la muchacha que caían sobre su rostro. La obligó a retroceder, la colocó contra la pared y la alzó con facilidad; ella lo rodeó con sus piernas y se abrazó a su cuello.

Con la respiración agitada, él profundizó el beso e introdujo su lengua en la boca de la muchacha que desde hacía pocos segundos había internado sus manos en su cabello, accionando terminaciones nerviosas que él ni siquiera sabía que existían. Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo cuando ella mordió su labio inferior y gimió en señal de placer dentro de su boca.

Se sentía deshinibida por completo, como si quisiera realmente entregarle cada centímetro, cada poro de su cuerpo; él pudo darse cuenta de eso y su corazón comenzó a latir acelerado contra el pecho de la muchacha; empujó su cuerpo contra el de ella para apretarla contra la pared, dejó su boca y comenzó a recorrerle con los labios las mejillas camino abajo hasta llegar a su cuello. Pegó su rostro a la piel de la muchacha que le dejó total acceso al alzar la cabeza y dejarla recargada en la madera tras sí, y se mordió el labio inferior cuando él abrió su boca y comenzó a succionar suavemente la piel sensible de debajo de su oreja.

Shaoran movió su cadera contra ella suavemente y gruñó con emoción contenida cuando la joven introdujo una de sus manos entre los dos y la llevó a su entrepierna.

Se alejó solo un poco para poder observarla mientras ella lo acariciaba y, cuando sus ojos se encontraron, Shaoran supo que nunca podría volver a sentirse así al ver a una mujer entre sus brazos como se sentía con ella.

El lobo contra la florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora