Desolación

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Luego de que le dijo a Touya que se quedaría un tiempo a apoyar a su madre, el muchacho regresó a China y ella comenzó a hacerse cargo de todo lo que sucedía dentro de la empresa. Todo eso era algo que nunca le había llamado mucho la atención; sin embargo, aprendió a apreciar todo lo que su madre hacía y había logrado con su esfuerzo. Un mes pasó y no tuvo noticias de Eriol ni de Kaho, lo único que sabía era que el hechicero aún no había ido con Shaoran. 

Le pareció que lo mejor para sentirse emocionalmente estable, era mantenerse ocupada, por lo que sólo iba del trabajo a casa y de casa al trabajo. La verdad era que aunque le parecía que estaba exhausta, se sentía bien de no tener tiempo para pensar en otras cosas. Shaoran la mantuvo informada, pero no había habido ningún avance a pesar de que realmente estaba esforzándose el doble que antes para encontrarla. 

Más rápido que lento, se cumplieron los tres meses.

Tomoyo no solo había hecho el trabajo que Sonomi le había pedido, a la perfección, sino que también se había convertido en una empresaria en desarrollo en potencia. Todos los de la junta directiva admiraban sus acciones y la apoyaban para que aprendiera cada vez más y más cosas.
Su presencia en la empresa se había vuelto tan relevante, que incluso todos los medios de comunicación estaban al tanto de ello y establecían que se convertiría en una de las mejores líderes en el mercado a futuro. 

El día en el que su madre tuvo la alta médica, Tomoyo se sintió un poco triste de tener que dejar el trabajo, pues se había encariñado con muchas de las personas que la habían ayudado, pero, por otro lado, también estaba contenta porque podría ir a Hong Kong para ayudar a Shaoran con la búsqueda por un tiempo más y eso la llenaba de tranquilidad.

La junta directiva de la empresa realizó una fiesta en honor a la recuperación de Sonomi Daidouji dos noches antes del vuelo de Tomoyo. 

En cuanto llegaron a la fiesta, Tomoyo se sorprendió al ver el lugar. Generalmente, Sonomi era quien se encargaba de ese tipo de eventos y siempre escogía lugares hermosos; sin embargo, esta vez la habían organizado los de la junta directiva y realmente se habían esforzado en hacerle saber a Sonomi lo contentos que estaban de que regresara. 

Al bajarse del auto con su vestido de color blanco, todos los medios comenzaron a fotografiarla, pero perdieron interés en poco, cuando Sonomi salió tras ella, engalanada con un vestido de color turquesa y acompañada de un sujeto desconocido. Todo mundo se preguntaba qué tipo de relación había entre ambos, pero Sonomi solamente estableció que se trataba de: "su mejor amigo" y nadie pudo decir nada más. 

Tomoyo odiaba ser asediada por camarógrafos y reporteros, así que apresuró el paso para poder entrar en el enorme edificio. 

—Señorita Daidouji —dijo una voz masculina tras ella justo cuando iba a mitad de camino hacia la puerta. Se detuvo al escucharlo y se giró lentamente con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. 

—Joven Abbott. 

Maldijo su suerte en cuanto Henry avanzó hasta ella y le ofreció su brazo.

Tomoyo carraspeó incomoda y de pronto tuvo a toda la gente sobre ella. 

—¿Me permite acompañarla adentro? 

No podía negarse. Él había seguido todo el protocolo y sería una grosería de su parte hacerle un desaire.

—Por supuesto —aceptó ella fingiendo estar de acuerdo. 

Se sujetó de su brazo y ambos entraron en el edificio poco después. 

—Me da gusto verte —le dijo tutelándola y Tomoyo lo miró mal.

—No creo haberte permitido dirigirte a mí de ese modo. Y, lamentablemente, no puedo decir que a mí me de gusto verte; de hecho, es todo lo contrario. ¿Es que no te bastó con que te haya tirado un libro encima? 

El lobo contra la florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora