El lobo contra la flor

Ambos se miraron fijamente y Shaoran pensó que si debía sacar su espada, esa sería la señal de que tal vez... ella pudiese ser una aliada más que un cebo. Tragó con dificultad y movió sus manos como si envolviera una esfera; repentinamente todo se volvió blanco. Sakura se dio cuenta de que parecía que ya no estaban en el vagón, pero podía identificar aún el olor del lugar en el que había pasado los últimos días. El sujeto frente a ella había realizado un campo para poder pelear sin dañar el vagón.

Dio un paso y su pie se enterró en una superficie extraña, bajó la mirada y observó que era algo muy similar a la nieve, pero supo de inmediato que no lo era porque no hacía frío en ese lugar. Un temblor la recorrió de los pies a la cabeza cuando se dio cuenta de que estaba a punto de pelear... a muerte, contra uno de los hechiceros más poderosos que había conocido. En ese momento deseó que Eriol estuviese allí con ella para darle ánimos o incluso... era una tontería pensar en eso, pero se dijo que incluso le hubiera venido bien el apoyo de Shaoran.

—Vamos, Sakura —le dijo el de mirada color miel—. Dame todo lo que tienes.

La joven entrecerró los ojos, pidió una sincera disculpa a sus cartas por todo lo que habían tenido que pasar, y fue ella la que comenzó a atacar.

—¡Viento! —gritó ella.

En ese preciso instante, la carta se colocó al frente y cuando ella la golpeó con el báculo, una ráfaga visible de viento junto con la representación física de la carta, que se veía mucho más madura y fuerte que antes, avanzó hasta donde estaba Shaoran.

—Gwynt —susurró él, brincó y pateó con fuerza a la nada y una enorme onda de viento se expandió con la rapidez y la fuerza de una gacela hacia la representación física de la carta de Sakura, que de inmediato colocó los brazos cruzados frente al rostro para protegerse del ataque; sin embargo, fue en vano, pues en cuestión de nada se desintegró por la magia de Shaoran y la carta Sakura de viento, cayó a la nieve.

La de ojos verdes lo miró totalmente sorprendida. Se había deshecho de su carta con una increíble facilidad y justo estaba pensando en eso en el instante en el que Shaoran movió sus manos de manera extremadamente rápida y susurró:

—T^an.

Una llamarada de fuego se expandió hasta ella. Sakura giró su báculo y dos cartas reaccionaron antes de que se los ordenara. Shaoran notó que la conexión entre ella y las cartas era mucho más fuerte que antes.

—¡Agua! ¡Escudo! —gritó la muchacha y las dos cartas hicieron su trabajo; sin embargo, el fuego de él, que no tenía una presencia física, se dividió en dos y agua atravesó por el centro de los dos caminos rojos pero no se detuvo y continuó hacia Shaoran para atacarlo mientras Sakura se protegía del fuego con ayuda de escudo.

El de ojos miel movió sus manos en forma de círculo una y otra vez hasta formar un tipo de tornado que de inmediato creció y golpeó a la representación física de agua que cayó al suelo al mismo tiempo que la carta.

Escudo protegía a Sakura, que recibía las golpes del fuego, pero la joven tuvo que quitarlo para poder usar una nueva carta; el fuego aprovechó la oportunidad y la golpeó lanzándola lejos del lugar en donde estaba, haciéndola caer al suelo con fuerza. Con la respiración entrecortada se dijo que no recordaba haber luchado contra una magia tan fuerte.

—¡Salto! —exclamó y la carta le brindó su poder justo cuando el fuego arremetía contra ella.

Shaoran cambió la dirección cuando observó que ella había brincado lejos y el fuego regresó con él para rodearlo y entrar a su pecho. Sakura se incorporó y sacó una carta más.