La joven comió en compañía del de la máscara y ninguno de los dos intercambió más palabras hasta que, unos minutos después de que el plato quedó vacío, ella se aclaró la garganta y dijo:
—¿Por qué lo haces?, ¿por qué parece cómo si no quisieras hacerme daño? Ninguno de tus compañeros se pensó dos veces las cosas cuando me golpeaban o me dejaban encerrada en esa celda. ¿Por qué...?
—Es tu compensación —interrumpió él—. Brindarás mucho a la sede... y te compensan con esto. Me han dicho que debo tratarte lo mejor que pueda —mintió él y se encogió de hombros.
—Entonces quiero la cama. La quiero por todo el tiempo que esté aquí —dijo ella con gesto lleno de superioridad. Shaoran sonrió detrás de la máscara.
—¿Algo más? —cuestionó con fingido interés y ella torció un poco los labios en gesto pensativo.
—Quiero poder comer todo lo que desee.
—Bien.
—Y una televisión.
—De acuerdo.
—También quiero... quiero que me mientas.
Esas palabras provocaron que los ojos de él brillaran expresando una inmensa confusión. No entendía a qué demonios se refería la muchacha.
—¿Que te mienta? —repitió él lentamente y la chica suspiró, apoyó la espalda en la cabecera y miró hacia el techo del vagón por unos segundos antes de volver a encararlo.
—Hace poco menos de dos meses que yo... no tengo contacto con ninguna persona aparte de los hombres que me alimentaban una vez al día y me golpeaban varias.
—¿Y?
—Y... extraño el contacto humano. Yo... siempre fui muy unida a mi familia —susurró la joven y sus ojos se llenaron de lágrimas—. Mi padre y mi hermano... y mis amigos.
—Pareces el tipo de persona que tiene una familia funcional, bien por ti —se burló el de ojos miel y de inmediato la chica lo observó con enojo.
—Tenía.
Ante eso, Shaoran la miró directamente a los ojos. Eso no podía ser cierto.
—¿Qué dijiste?
Las lágrimas brotaron de los ojos de la muchacha y ella las limpió a la velocidad del rayo como si el solo hecho de llorar frente a él le molestase sobremanera.
—Lo que escuchaste. Tus amigos los asesinaron para llevarme con ellos; ya no tengo nada.
La muchacha recordó los hermosos ojos de su padre, los brazos protectores de su hermano, las sonrisas de Kero y los consejos de Yue... los extrañaba más de lo que podía expresar con palabras.
Shaoran permaneció en silencio; se dijo que tendría que haber supuesto que era obvio... pero en ningún momento le pasó por la mente. Su pecho se contrajo al verla caer en ese estado, pero se dijo que no había nada que hacer; al menos por ahora.
—Me he sentido realmente muy sola —continuó ella después de algunos segundos de silencio; le pesaba aceptar esa realidad, la inminente verdad de que necesitaba a alguien.
Miró la máscara de lobo frente a ella y se sintió mal por desear que él le hablara, que la escuchara y que conviviera con ella... pero él era lo único que tendría antes de morir y, aunque fuese alguien perverso y no grato... necesitaba su presencia.
—Quiero que me mientas —repitió la joven—. Si es tu trabajo mantenerme lo mejor que puedas, quiero que intentes ser alguien más.
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El lobo contra la flor
Fiksi PenggemarCapítulos cortos. Advertencia contenido adulto. Shaoran Li (Lang) ha logrado ganar el honor de ser el transportista de una preciada carga perteneciente a la zona siete de los ¨Cazadores de hechiceros¨, y él cumplirá con su palabra y tomará el pape...