Inugami

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Después de que cenaron, él la acompañó a su habitación y entró con ella. 

Habían estado durmiendo juntos desde la primera noche de entrenamiento. Sakura estaba agradecida con Kero, y el pequeño guardián había decidido quedarse con Spinel. 

Sakura se metió a bañar y Shaoran la dejó para ir a hacer lo mismo a su habitación. Cuando regresó con ella, la muchacha ya estaba acostada en la cama y miraba perdida al techo. 

—¿Qué te tiene tan pensativa? —preguntó al sentarse a su lado. 

—Esa técnica... la que dices que es peligrosa... ¿podré hacerla? 

Shaoran alejó la mirada de ella y suspiró ofuscado, se pasó la mano por el cabello y luego apoyó los codos en las rodillas.

—Espero que no. 

—¿Por qué? 

—Porque no quisiera que lo hicieras. 

—¿Tú lo hiciste? 

—Sí —contestó y sujetó la mano de la joven—. ¿Sabes lo que es la catalepsia? 

Ella negó con la cabeza. Shaoran no sabía cómo explicarle de manera que ella no se asustara. 

—Es un tipo de estado en el que un ser vivo, entra en muerte aparente —ella alzó una ceja en señal de desconcierto y él continuó—: Dejan de tener movilidad y signos vitales, pero no están muertos. 

—No tenía idea de que eso fuese posible. 

—Lo es. Sucede en diferentes tipos de trastornos mentales o inducido por ingestión de drogas. 

—¿Y la técnica tiene que ver con eso? 

—En parte. La técnica es acerca de inducir una muerte aparente. Nosotros los hechiceros también podemos hacerlo; pero requiere de mucho control mental. Es decir... se pone al cuerpo en un estado de estrés tal, que dejas de tener signos vitales y movilidad... y no usas nada más que tu magia para mantenerte con vida, aunque para todos los demás estés muerto en apariencia. Pero... es peligrosa porque puede ser que tus poderes no se activen de la manera en que lo requieres... y en vez de ser una muerte aparente, sea una real.

—¿Por eso no quieres que lo haga? —ante el asentimiento de Shaoran ella suspiró—. ¿Lograste hacerlo? 

—Sí, pero Fye estuvo conmigo en todo momento y... morí una vez. 

Ella palideció y se incorporó con algo de dificultad, apoyó la espalda en la cabecera de la cama y lo observó con preocupación.

—¿Y qué sucedió? 

—Fye me revivió antes de que pasaran los cuatro minutos.

—¿Cómo... cómo fue? Es decir... ¿a qué te tuviste que enfrentar? 

—A mí mismo; en un tanque con agua. 

Sakura se imaginó el resto sin necesidad de escucharlo. Se inclinó hacia adelante y lo abrazó con fuerza.

—Eres muy valiente —le dijo y él rio con suavidad.

—No como hubiera querido. Lo intenté varias veces, pero cada vez que sentía que me iba a ahogar, rompía la tapa y salía a la superficie. Fye nunca la aseguró porque decía que no solo debía luchar contra la muerte sino contra las ganas de vivir, también.

Sakura se alejó de él despacio y lo analizó con su mirada. 

—Debió ser muy difícil.

—En ese tiempo... es decir, cuando lo aprendí; tuve que dejar de lado todos mis objetivos y solo me enfoqué en el hecho de que... no te tenía conmigo y de que no te volvería a ver nunca porque creía que estabas muerta. Creo que fue eso lo que me dio el valor para renunciar a la vida. 

El lobo contra la florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora