El lobo contra la flor

Apariciones

N/A. Esta capítulo lo dedico a una de mis lindas amigas, CherrysFeathers. Gracias por el apoyo!

Las alarmas se encendieron en toda la sede. La gente comenzó a correr sin saber qué hacer; los guardias se organizaron y se dividieron rápidamente para ir hacia la sala mayor, mientras otros avanzaban hacia el edificio de máxima seguridad para apoyar a quienes desde hacía unos minutos habían pedido refuerzos.

El jefe de seguridad corrió directamente por los pasillos junto con un grupo de guardias cuando, de repente, uno de los de menor rango que debía reportarle, apareció doblando una esquina con gesto asombrado y preocupado a la vez.

—Señor... —susurró con tono inseguro—, tiene que venir a ver esto.

—Ahora no puedo, Niko, estoy organizando a los guardias para mandar a unos hacia la sala mayor y a otros hacia el edificio de máxima seguridad. Parece que alguien está intentando atravesar hacia la bóveda. Encárgate de lo que necesites... ¿no deberías estar junto con Sims vigilando los objetos mágicos de los prisioneros?

—Sí, pero señor... sucedió algo. No sabemos qué hacer y...

—¿Que rayos sucedió? ¡Habla rápido que tiempo es lo que menos tengo!

—Las cartas de la chica que llegó ayer... 

El superior pensó lo peor y corrió hacia la habitación que estaba justo del otro lado del pasillo girando en una esquina, entró con Niko pisándole los talones y se dirigió hacia la vitrina de cristal sellada que estaba al fondo de la habitación.

—¿Desaparecieron? —quiso saber en cuanto llegó y asomó el rostro por el vidrio.

—No señor... es decir... siguen allí, pero...

El jefe de la guardia tembló por la sorpresa.

—Están vacías... —susurró sin comprender qué era lo que había sucedido. Asustado, supo que las cosas no irían bien en la sala mayor. Se volvió y gritó—: ¡Muévanse! ¡Tenemos que abrir esa sala, ya!

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Shaoran avanzó rápidamente por el amplio primer piso del edificio en cuanto logró romper la seguridad de la puerta, pero justo cuando iba a subir por las escaleras, escuchó el sonido de pasos rápidos tras él y se cubrió atrás de una columna cuando comenzaron a disparar.
Esas eran armas especiales y Shaoran sabía que existían, pero nunca las había visto. Tenían unas balas elaboradas con un metal que disminuía en gran medida la energía vital.
Maldijo en voz baja cuando escuchó una voz conocida.

—¡Es momento de que dejes de jugar! —exclamó la voz del sujeto alto de cabellos negros, quien comenzó a caminar hacia las escaleras con paso tranquilo—. Lo mejor para todos es que te entregues, niño —dijo despectivamente y se sentó en el primer escalón encarando a los guardias y manteniéndolos tranquilos con un solo gesto de mano.

Shaoran se obligó a pensar rápido y pudo identificar que la voz del sujeto estaba aislada del grupo; supuso que se había alejado y que lo había hecho con la intención de rodearlo.
You, apoyó el antebrazo en la rodilla doblada encarando al techo y sonrió.

—Bien... si es así como lo quieres, así será —luego miró a los guardias y asintió—: acaben con él.
Shaoran se asomó justo cuando los sujetos comenzaron a disparar hacia la columna para reducirla a nada.

—¡Niwl! —exclamó y repentinamente todo el lugar se cubrió de un denso vapor blanco—. Wrench—susurró y las puertas tras los guardias se cerraron con un fuerte estrépito.
Cerró sus ojos, salió de su escondite veloz como el rayo y se guió solo por sus poderes; atacó a cada uno de los guardias usando hechizos cuando lo requirió, pero terminó con ellos en poco tiempo con ataque físico.

La niebla comenzó a disiparse y entonces... solo quedaron el hombre con gesto sorprendido y él, con la respiración entrecortada. You se puso en pie lentamente y corrió hacia él justo en el momento en el que Shaoran avanzó al frente; sin embargo, You sonrió, eludió su ataque y lo pasó de largo. Shaoran se giró rápido para poder reaccionar y observó al sujeto, lanzando por los aires, con una patada, a uno de los guardias que se había levantado y que había apuntado hacia el ambarino. 

You se paso la mano por el cabello, se giró lentamente hacia él y ladeó la cabeza en señal de sorpresa.

—Eres bueno, mocoso. Ahora, quítame el hechizo que me lanzaste por la noche... 

—¿Qué...?
—Aunque debo ser sincero; gracias a eso tuve el pretexto perfecto para saltarme el ritual, pero me parece que los efectos ya han durado bastante.

—Eres... ¿tú eres la persona que estaba infiltrada? 

You asintió.

—Desde hace tres años, los peores de mi vida si he de hablar con la verdad. Dejemos la plática... y quítame el hechizo.

—Tienes magia, ¿no puedes quitar mi hechizo tú mismo?

—Mi magia oscura no es tan poderosa como mi magia elemental... tu magia oscura es más fuerte que la mía, así que no.

—¿Eres hechicero de magia elemental? —quiso saber el ambarino con gesto sorprendido.

—Sí; pero también me entrené en magia oscura. Apresúrate, los refuerzos no tardarán en llegar.
Shaoran retiró el hechizo de inmediato y él le sonrió agradecido. En ese instante ambos se miraron confundidos cuando sintieron una extraña energía.

—Mierda —susurró You, sujetó al muchacho por la cintura y brincó con él lejos de la puerta justo cuando ésta era hecha trizas por una explosión, misma que los lanzó mucho más lejos de lo que el mayor había querido llegar en un inicio.

Una roca la cayó en la espalda al más alto y Shaoran, que se puso en pie primero, lo ayudó a quitársela de encima. Justo se levantaron y se vieron rodeados.

—Ya me estaba aburriendo —dijo You cuando se incorporó por sí solo rechazando la ayuda de Shaoran.

Una enorme y gruesa espada con un dragón en la empuñadura, apareció en la mano del hombre, quien sonrió divertido y habló a la nada.

—¿Por qué tardaste tanto?

Shaoran creyó que le hablaba a él, pero de inmediato supo que no era así, porque una energía conocida surgió a mitad de la planta y envuelto en unas olas azules, apareció un hombre de cabellos rubios y ojos azules como el cielo.

—¡Maestro! —exclamó Shaoran con una sonrisa genuina.

—Llegas tarde —susurró el de cabellos negros de malas. El que había aparecido recién hizo surgir de su mano un hermoso báculo y sonrió en señal de disculpa.

—Lamentó la demora, Shaoran, Kurogane... espero que no hayan comenzado sin mí —susurró divertido y luego miró los cuerpos de los guardias y chasqueó la lengua—. Al menos me dejaron algo de diversión —dijo mirando directamente a los guardias que los rodeaban, quienes, sorprendidos por la aparición del mago y por la traición del hombre alto, parecían haber perdido piso y se miraban confundidos.

—Menos charla y más acción, Fye.