El lobo contra la flor

Dificultades

Por la noche cenaron todos juntos y fue un caos gracias a las hermanas de Shaoran que, incluso frente a sus esposos se la pasaron hablando con los cuatro hombres nuevos en la casa. Shaoran simplemente no les puso atención porque, sentado a un lado de la de ojos verdes, la pasó charlando con ella mientras Yelan los observaba a ambos con una mirada expectante. Nunca había visto a su hijo así. Era increíble el hecho de que amar a una persona pudiera cambiarlo a uno tan radicalmente. Sonrió por lo bajo y cuando Wei anunció la llegada de su esposo, Yelan se puso de pie, seguida de todos los demás. 

Sakura no había visto nunca al padre de Shaoran y le sorprendió darse cuenta de que... eran muy, muy parecidos. Tenía el mismo color de cabello y los ojos dorados que su hijo había heredado. El hombre observó a los comensales e inclinó la cabeza en gesto de saludo y de respeto ante todos. Sus ojos corrieron hacia su hijo casi de inmediato y le sonrió. Los de Shaoran brillaron en cuanto lo vio y Sakura sintió una emoción fuerte en su corazón. 

—Xiao Lang —comenzó el hombre mientras se acercaba a la mesa—, ¿qué tal el viaje? 

Todos se sentaron en cuanto Hien Li avanzó hasta su esposa y le dio un beso en la coronilla, luego tomó asiento y saludó a sus hijas con una sonrisa. 

—Muy bien, padre. 

Los ojos del hombre se despegaron de su hijo para posarse en el hermoso rostro de la que lo acompañaba en la silla contigua. 

—No creo equivocarme; por el modo en el que él te describía cuando era pequeño. ¿Eres Sakura Kinomoto? —preguntó con seriedad y la muchacha lo encaró y asintió mientras inclinaba el torso hacia adelante. 

—Un gusto. El es mi hermano Touya Kinomoto y mi guardián, Yukito Tsukishiro —dijo haciendo las presentaciones. El hombre observó a los dos muchachos sentados a un lado de la de ojos verdes y asintió a modo de saludo. 

—No tenía idea de que te nos unirías. Xiao Lang mencionó a varios que estarían involucrados en batalla, pero nunca dijo tu nombre. 

—Yo... —comenzó ella sin saber cómo explicarlo—. Lo busqué a él para ofrecerle mi ayuda. Hace un mes aproximadamente. 

Yelan alzó una ceja y se preguntó cómo era posible que su hijo hubiese decidido haberse comprometido en cuestión de un mes. Entendía que ambos se conocían desde hacía muchos años... pero había algo que no terminaba de convencerla. 

Shaoran sujetó la mano de Sakura por encima de la mesa y ese gesto no le pasó desapercibido a su padre.

—¿Están juntos? —preguntó con un leve gesto de confusión. 

—Es más que eso —informó su esposa a su lado—. Están comprometidos. 

El silencio inundó el comedor a la espera de la reacción del hombre. 

—Quiero creer que no tomaste una decisión tan importante y sin nuestro consentimiento... en tan poco tiempo. ¿No te parece que treinta días es muy rápido para estar tan determinado con respecto a ello? —quiso saber casi como si leyera la mente de su esposa. 

—De hecho... no necesité ni una hora para decidirme en cuanto la volví a ver, padre. Tal vez te parezca algo imprudente de mi parte, pero tengo mis razones y la más importante, es que la amo. 

—No discutamos esto en este preciso momento, lo mejor...

—No es algo que tenga pensado discutir, padre —le dijo con tono serio y todos permanecieron como congelados sin hacer ni decir nada. Hien Li parecía contrariado por el comportamiento de su hijo; nunca actuaba de esa manera. Shaoran ni siquiera se inmutó ante la mirada de su padre—. No está a discusión —repitió e inclinó la cabeza en gesto de deferencia.