Outlast ¹

21

Eunwoo y Yeri estaban sucumbidas en la pena y el dolor por haber perdido a Jehyunk. Seguían llorando, pero en silencio mientras veían por la ventana el paisaje que pasaba por enfrente de sus ojos acuosos. La muchacha tenía su cabeza apoyada contra el vidrio, y su madre solo seguía mirando el anillo lleno de sangre que Jehyunk le había entregado en sus manos. Lo apretó fuerte y volvió a sentir esa presión en el pecho. El dolor la estaba ahogando a cada segundo, no se sentía capaz de seguir, no si Jehyunk ya no estaba con ella.

Cada día, cada semana, hasta los meses que habían pasado. Nada mejoraba y lo ponía en duda, nadie llegaba. Las radio no transmitían ni siquiera un mensaje para esas personas necesitadas de un refugio, prácticamente se sentían olvidados y quizás habían más personas como ellos que buscan sobrevivir a toda costa. Y así era, sobrevivir era lo único que quedaba ahora, en el nuevo país en donde solo la muerte y la desesperación reinaba día tras día.

El sol pegaba fuerte, como todo día de verano caluroso. Soobin miraba como Sunwoo caía dormido sobre Taehyung, mientras que Suran seguía conduciendo hasta Seúl. Kim no hayaba la hora de llegar y poder quedarse en un lugar, aunque teniendo en cuenta todo lo que estaba pasando, estaba dudando seriamente si existía alguien, algún militar o algo, que los recibiera. No se hacía falsas esperanzas, pero era lo que hacían todos para seguir adelante.

Creer que todo estará bien era la forma de avanzar y no quedarse atrás en dolor y la pérdida. Muchos en el grupo perdieron a alguien, no ahora en el caos y sino antes de todo.

—¿Cuánto creen que falte? —preguntó el dongsaeng.

—No lo sé, Seúl está a tres horas o tal vez más. Igual estábamos en un lugar apartado —respondió Suran que no quitaba la vista de la carretera.

Namjoon sacó de su pantalón el mapa que él y Lim habían marcado antes en la casa. Cuando los abrió vio varios puntos encerrados en círculos que el mismo Jehyunk había encerrado. Aún parecer eran puntos de parada a la redonda, por los símbolos con los que estaba representados en el mapa, eran gasolineras al paso, quizás servirían para bajarse tomar un poco de silencio y estirar las piernas, llevaban harto sentado y algo apretados.

—Deberíamos parar un poco. Hay un gasolinera en esta carretera.

—¿Cómo sabes hyung? —preguntó Taehyung.

—Je... Jehyunk las encerró en el mapa. Puedo seguir conduciendo yo después, no tengo problemas.

La chica lo miró por el espejo retrovisor y asintió ante la idea. Namjoon, posteriormente, le paso el mapa a Taehyung para que lo viera junto a la hermana de Yoongi.

Un poco más de viaje, a la lejos vieron una gasolinera, tal como se marcaba en el mapa de Jehyunk. Suran cambió de vía para poder doblar hacia la gasolinera y parar por un momento. Yoongi y Jungkook imitaron la acción de la chica y se estacionaron cerca del auto.

El lugar estaba desolado, solo eran ellos y el ruido rechintante del cartel moviéndose por la brisa. Era espeluznante el escenario en frente a ellos; abandonado, lleno de tierra, los cristales rotos del pequeño local que había allí y la viento tibio que corría.

Suran fue la primera bajarse, luego Park, los hermanos y Taehyung junto a Sunwoo. Kim apenas se había bajado sintió un dolor en su espalda, Soobin vio esto y preocupado se le acercó para sobar su espalda un poco. Mientras tanto, Yeri y Eunwoo no bajaron del auto, se quedaron ahí dentro con la mirada perdida.

—No soporto verlas así... me duele mucho —dijo Jimin que se acomodaba la mochila con algunas provisiones que logró sacar de la casa.

Jungkook suspiró y algo nervioso se acercó al auto y le abrió la puerta a Yeri.