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Una semana después.

—Todo se oye en orden, Jimin.

Ji-eun se había quitado el estetoscopio de las orejas para dejarlo en la mesa. Guardo todas las cosas en la casa que Jae-ik le prestó para revisar al chico.

—Describa en orden, doctora —dijo su madre preocupada.

—Los latidos son los normales, además Jimin se ve bien, come adecuadamente desde que llegamos. Créanme, ese bebé está sano —comunico con una sonrisa en su rostro.

Joo-hee se relajo y quito la mano de su pecho para poder relajarse y sentarse en la silla de la mesa de la cocina. Mientras que Lee guardaba y ordenaba todo, vino a su mente la conversación de hace dos noches atrás durante la cena, y aquello era la idea de llevar a Jimin a la veterinaria de Suncheon, sonaba bastante complicado, pero según los Park y Min, era un sitio que quedaba a solos veinte minutos, ya que era zona rural y la mayoría tenia animales como ganado o domésticos.

Al principio la idea se oía como ofensa hacia el chico, pero el mismo Jimin estaba de acuerdo con ir, sabia que había mesas de operación, anestesia, medicamentes y se podía limpiar el aurea para dejarla optima para la cesárea. Por más que Jungkook insistiera que todo estaría bien. Ji-eun duda, al igual que Seokjin.

Ambos sabia que encontrar lo necesario allí era una probabilidad. Jimin conseguiría llegar, pero la cantidad de anestesia iba a ser o no suficiente, y debían afrontarse a uno de los más posibles escenarios, la muerte.

—Jimin, ¿podemos hablar?

—Claro.

La doctora se sentó al frente de Jimin, el muchacho al ver la expresión de la mujer, supo que no era nada bueno.

—¿Sabes que lo de la veterinaria es una probabilidad? Digo, quizás las cosas que necesitamos no sean suficientes o simplemente no haya nada.

Park miro a su madre. Trago duro.

—¿Voy a morir? ¿Verdad?

Su madre miro a su hijo y se acercó a él.

—No, Jimin, por Dios... Hijo no te pasara nada. —Joo-he lo abrazo con fuerza, lo menos que quería era que el muchacho se asustara por esto.

—Mamá, Ji-eun tiene razón, puedo morir... Nada es fácil, supongo...

—No quiero decir que sea imposible, sabes que Jungkook hará todo para tenerlos a los dos con él. —Posó su mano sobre la rodilla de Jimin para trasmitirle un poco de tranquilidad.

—Lo sé, hará todo. —Sonrió pensando en Jeon.

—Todos haremos lo posible para llevarte... y traerte con tu hijo, Minie. Los dos van a regresar.

Jimin miro a su madre y la abrazo con fuerza. Por un momento el miedo se había logrado dispar por completo haciendo que se sintiera un poco mejor. Jimin sabia que su salud dependía tanto de él como de los medicamente. Si era fuerte y resistía por su hijo, era muy posible que lo iba a poder tener entre sus brazos.

—Daré mi mejor esfuerzo. Lo prometo.

Las dos mujeres sonrieron contentas de ver que Jimin trataba de dar lo mejor de si para que todo resultara bien a la hora del nacimiento del bebé. Cuando las dos salieron dejando que Jimin se terminara de comer el desayuno, entre ello, llego Taehyung con una taza usada para lavarla. El castaño tenia el cabello húmedo, aparentemente se había duchado.

—Buenos días, ¿Qué te dijo la doctora Lee? —preguntó Taehyung.

—Está bien, ya sabes... Pero me dijo que si no estaban las cosas que voy a necesitar, es posible que muera, Taehyung.

Outlast ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora