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—¡¿Por qué esas caras?! —preguntó el hombre con una sonrisa tenebrosa. —¿No me extrañaron?

Yoongi lo miró con ojos filosos al igual que Jungkook. Trataron de empuñar el cuchillo, pero Min fue sometido por Seoho y Jeon por el otro sujeto. Al tenerlos boca abajo en el suelo y con las manos contra el piso, Seoho aprovechó para pisarle la mano a Min haciendo que soltara el cuchillo mientras un grito de dolor lleno los oídos de Soo-hyuk; sonriendo satisfecho por ver como sufría.

—Ha pasado tiempo de la última vez que los vi tan mal. —Se agachó y se quedó cerca de ellos. —Me quedé con ganas de matarte a ti y a ti. —Señalo a Yoongi y luego a Jungkook respectivamente.

—¡Vete al maldito infierno! —gritó Jungkook.

Soo-hyuk aparto a Young-dae, parándose junto a Jeon y agarrándolo del cabello hacían su cabeza hacia atrás con fuerza. El azabache vio al tipo y esta tenía una cara de loco que cualquiera que lo mirase le daría miedo. Semblante duro, carente de emociones y ojos oscuros que reflejaban su alma oscura y malévola.

­—Seguro se preguntan como llegamos aquí... es una larga e interesante historia que no tengo tiempo de contar porque hace un calor de mil demonios aquí abajo —dijo mirando el fuego ardiente que se escapaba del comedor—, pero digamos que fue gracias a que los seguí, y a que tenia a Seoho con Somin y Woongie aquí cuidando mi nuevo lugar.

Min pensó en Hwang-Woong, tan solo imaginar verlo al lado de ese tipo de repugnaba. Quien sabe que le ofreció Soo-hyuk como fue que se conocieron esos dos para trabajar juntos para quedarse con el lugar, aunque viéndolo bien, no había nada que adueñarse. El refugio de Ansan estaba perdido entre fuego, caminantes el crudo invierno.

—Tengo a Hyuna y a su novio buscando al resto de ustedes... Sobre todo, al rubio y al otro chico que tenia un bebé —susurro cerca de ambos.

—¡Ni se te ocurra acercarte a ellos o te mato! —­vocifero Min tratando de zafarse del agarre del Young-dae.

El líder de las Cobra soltó a Jungkook de golpe dejando en manos de Seoho, este mismo agarro a Jeon y lo arrastro por piso sucio de hollín y sangre llevándolo cerca de la entrada del comedor. Entre las llamas se divisaban cuerpo ya carbonizados de personas y caminantes, el chico sonrió con malicia al pensar en lanzar al muchacho hacia dentro si intentaba algo.

Jungkook estaba de rodillas y con las manos atadas con una abrazadera negra tras su espalda. Por otro lado, Young-dae se aparto del todo dejando que su jefe se encargara de Min.

—Empecemos por ti. —Le dijo tomando del brazo y empujando a Min contra la pared con tal fuerza que el chico choco bruscamente.

El pelinegro se puso se pie y trato de defenderse; empuño su mano y llevo un puñetazo contra el pómulo derecho del sujeto haciendo que retrocediera por el impacto. Soo-hyuk rio como un demente mientras se tocaba su rostro y veía como por culpa del golpe le hizo una herida pequeña que botaba gotas de sangre.

—Me inspiras desconfianza, chico... Demasiada diría yo. —Soo-hyuk lo agarro del cuello sin hacer presión todavía. —¿Qué será que escondes? ¿Ah? La cara de matón no te la quitan ni a golpes.

—Púdrete —insulto entre diente el pálido.

Soo-hyuk dejo que la rabia viajara hasta sus manos cubiertas de cuero negro, comenzó a ejercer gran presión, haciendo que el aire dejara de circular y Min comenzara a luchar para quitarse las manos del hombre. El líder reía gustoso al ver el sufrimiento de Min, había esperado mucho tiempo para hacer lo que debió en ese hospital en Seúl, lo tenia servido ante sus ojos, pero si no hubiera sido por ese par de chicas su cometido hubiera salido a la perfección.

Outlast ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora