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Dos días después.

Esa noche previa al viaje a Suncheon, Suran y Hoseok se había ofrecido de guardia. El resto se fue a descansar entre los dormitorios de arriba que eran tres, uno de abajo y el salón de principal de la casa.

Jackson le dedico las buenas noches a su amigo y la hermana de Yoongi antes de acomodarse en el sofá de tres cuerpos y cerrar sus ojos. Mañana sería un viaje largo y querían estar recargados con las pilas.

—¿Su? —llamó a la chica que miraba por la ventana. —¿Puedo preguntarte algo?

Ella volteó a verlo y asintió con su cabeza.

—¿A qué te referías con que tienes miedo por tu hermano? —pregunto en tono sosegado.

Min lo miró dubitativa, pero también cabizbaja. El castaño noto el cambio de ánimos de su amiga.

—Si no quieres lo entiendo. —Trato de sonar comprensible.

—No, está bien, solo que… es difícil. ¿Sabes?

—Entiendo.

—Allí existe alguien que es importante y que nos puede ayudar, pero me da miedo la desconfianza de mi hermano —respondió, tratando de sonar convincente. —Ahora que tiene a Tae y a Yeonie, no querrá ponerlos en riesgo.

—Entiendo. Solo debes estar tranquila, Yoongi confía en ti y si dices que nos puede ayudar, lo hará.

La chica sonrió ampliamente. Ella jugueteó con sus dedos y se acercó u poco a Hoseok, el pulso de este se disparó hacia las nubes. Tenía la cabeza de Suran sobre su hombro, algo que jamás había pasado aún.

El militar, algo tímido, junto a su cabeza con la de ella para descasar un poco. Su corazón latía tan fuerte cuando Suran estaba cerca, parecía adolescente enamorado, pero si así era el amor, le gustaba sentirlo.

—Gracias por estar siempre conmigo, eres el mejor Hobi —murmuro, alzando su vista paulatinamente hasta encontrarse con los ojos de Jung. Hoseok paso saliva.

—Tu igual eres la mejor Su —murmuro cerca de sus labios.

La luz tenue de la lámpara de aceite iluminaba a ambos. Mientras que de fondo la brisa silbaba levemente. Era un ambiente acogedor que a Jung y Min le encantaba.

Sin pensarlo dos veces el militar junto sus labios con los de ella. La chica abrió sus ojos sorprendida, pero de poco en poco reacciono al beso que le estaba dando Hoseok. Se dejó llevar por solo unos minutos, era maravilloso ser correspondido por ella, Suran era especial en cada sentido, era perfecta ante los ojos del militar, así mismo, Hoseok lo era para ella. Un hombre amable, transparente y que cuidaba de los suyos.

Se conocían de tanto, y los sentimientos fueron creciendo hasta este punto que culminaba con un romántico beso a la luz de la lámpara.

Se separaron y se sonrieron.

—Yoongi me va a matar —dijo sonrojado. Sura le aparto un mechón de cabello de su rostro y beso las mejillas posteriormente.

—No te dirá nada. Él no es celoso.

—¿Segura?

Suran puso cara pensativa. Levanto su mano y con su dedo pulga e índice acorto una distancia diciendo que era solo un poco. Juntos rieron y volvieron a ver por la ventana que era lo que pasaba por fuera.

Lo único que no tenía ni idea, es que, desde el sofá, estaba Wang con un ojo abierto, observando al par de tortolos que se besaron. Estaba feliz por su amigo que daba su primer gran paso.

Outlast ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora