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La cena había pasado sin problemas, igual de tranquila que la noche anterior en la que llegaron; conversaciones animadas, risas, compartiendo historias y oyendo que tal fue el día para todos en sus respectivas tareas.

Acabada la comida hecha por Song Kang, un deliciosa Bulgogi, acompañado de sopa de pollo y un vaso de agua, todo quedaron completamente satisfechos, agradeciendo al chef a cargo de los platos del refugio.

Mientras todos se iban a sus cuartos, algunos acababan su trabajo del día lavando los últimos platos, Soobin tras ir a curaciones tuvo que, a sugerencia del general, irse a su habitación, Hueningkai no estuvo en contra, prefería que su mano sanara antes de volver a la labor.

Por otro lado, Jimin iba de la mano de Jungkook a su habitación, el azabache le contaba lo ajetreado que fue estar a cargo de la mantenimiento del refugio, si lo pensaba bien, no era nada relacionado con él, pero era lo que había. Era extraño tener una rutina desde ahora, se acostumbró a esa vida de hace tiempo; corren, esconderse, sobrevivir. Ahora no veía caminantes, debía estar en el este cuidando de caminantes, jamás volvería a estar en esa paz. Sin muertes, sin sangre, sin tanta angustia.

Park lo oía con atención o eso intentaba, porque su mente seguía en el descubrimiento de sus padres, los de Taehyung y ese incógnito hombre llamado Jeon Gong Yoo. Por lo que vio, él era único que Jeon que estuvo allí, ahora solo era Jungkook, desde ahí un bicho de curiosidad se instaló en Jimin.

Al llegar al cuarto, ambos entraron y cerraron enseguida la puerta para su privacidad. Jungkook apenas vio la cama se dejó caer sobre el cómodo colchón hundiendo su cabeza en la almohada de plumas con funda blanca y limpia.

—Quisiera quedarme aquí todo el tiempo —dijo cansado.

—Apenas llevas un día Jungkookie.

—Fue aburrido —confesó—, además tuve a Soyeon en la nuca supervisando mis pasos -dijo lo último como una queja.

—Dale tiempo, no te agobies con gente malhumorada.

Jimin se recostó junto a Jungkook, apoyándose sobre su pecho. Jeon acarició con su mano la cabellera dorada de Park mientras que el chico iba cerrando sus ojos.

—¿Dónde estuviste Minie? —preguntó. —En la cena no hablaste de aquello.

Sus ojos se abrieron apenas tocó aquel tema.

—Bueno... —Se sentó en la cama. —Me mandaron a bodega a ordenar cajas.

—¿Por qué te citaron y no te llevaron con nosotros? —insistió.

—Pues para ellos trabajar ahí es confidencial, esa señora, Ji-won, es la única de ahí —contó—, pero eso no impidió saber de mis padres.

Jeon puso mayor atención en lo último, así que se sentó junto a su novio que sacaba un papel de su bolsillo con un lápiz que aún seguía ahí tras salir de bodega con Taehyung.

—Gang-tae llevó a Tae y él me ayudó a buscar y vimos que sus padres igual estuvieron aquí —dijo mientras abría el papel doblado entregando este a Jungkook.

El azabache leyó el papel y el primer nombre que salía era Jeon Gong Yoo.

La respiración de Jungkook comenzó a ser algo errática, no comprendía. Sus manos temblaban mientras sujetaba ese trozo de papel.

—Kook, ¿todo bien?

Jimin, quien se dio cuenta del cambio de actitud, lo miró y le toco la mano para calmarlo.

Jeon le dio una mirada confundida.

—¿C-Cómo encontraste esto? —intentó hablar.

—Había una carpeta con una lista de nombres de muchas personas y ahí vi ese nombre que me llamo la atención porque es Jeon y bueno... pensé que podría ser...

Outlast ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora