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La lluvia de balas no paraba.

Ya habían entrado bastante y cada vez retrocedían más para evitar se mordidos por uno de esos seres podridos que venían desde el bosque.

Cada que disparaban significaba una bala menos, haciendo que sus recursos se acabaran. Fue ahí cuando comenzaron a atacar con cuchillos hasta derribar a los pocos que iban quedando. Estaban al límite, solo eran Seoho, Jackson, Hoseok, Yoongi, Soyeon y Gang-tae los que daban la lucha contra los caminantes.

Para la suerte de ellos y a último momento, el general había en llegado junto a Sehun para auxiliar todos lo que estaban conteniendo la reja norte. Alzó su propio rifle y disparaba junto a los demás.

Solo quedaba uno del cual Jackson agarró del cabello para lanzarlo al suelo, finalmente presionó el gatillo dejando que la bala atravesara el cráneo y salpicando su rostro con unas gotas.

El ruido estruendoso sonidos de las balas había cesado por completo. Las armas había dejado salir un delgado hilo de humo tras haber disparado seguido.

La cantidad de cuerpo que yacían tenidos en el suelo, entre caminantes y personas que habían sido mordidas eran lo suficiente como para superar a ese pequeño grupo que se quedo defendiendo una parte del patio.

El general contaba unos treinta en total sumando a los refugiados y los que entraron. Entremedio de ellos habían refugiados que se estremecían del dolor mientras que perdían sangre. Imploran ayuda mientras que un desgarrador grito salia de sus gargantas.

—Reúnan a cada uno, Do-hyun ya viene —indicó Joong-ki guardando la pistola.

Wang en compañía de Yoongi, Hoseok y Sehun miraron confundido al general.

—Se van a convertir, no hay nada que se pueda hacer por ellos —dijo Yoongi.

—¿Y tú que sabes? —cuestionó hostil el mismo Seoho que lo miraba con mala cara. —Tenemos una forma de trabajo aquí y la debes respetar.

—¿Forma de trabajo? ¿En serio? —Yoongi se paró en frente de él para encararlo. —Lo mejor que pueden hacer por estas personas es no dejar que se conviertan en una de esas cosas.

El general caminó con las manos en la cintura hasta donde estaban ambos echando humos.

—Se van a cuarentena Min, Do-hyun, Seokjin, Ji-eun y tu hermana se harán cargo de sus cuidados.

—Mi hermana no se irá a meter en cuarentena para curar a quienes tienen las horas contadas, significa gastar recursos. No lo voy a permitir —encaró a Joong-ki.

Seoho bufó. Estaba convencido que era un tipo terco y que no tenia la menor idea de como eran las cosas aquí. Aburrido de su forma de ser y de negarse a las ordenes le dio un empujón para alejarlo del general.

—¿Te hago esquema para que entiendas como se hacen las cosas aquí Yoongi? —preguntó con sarcasmo.

Jackson se puso en alerta, esto era claro que acabaría en pelea.

Soyeon por su parte se cruzó de brazos ya cansada de la actitud de su compañero.

—Las cosas aquí funciona mal. —Le devolvió el empujón un poco más fuerte. —Más si tú estás.

Seoho arrugó la frente, su mano se hizo puño y este fue a para directamente contra el pomelo derecho del pelinegro.
Min no tardó defenderse, retomó la postura y le devolvió el puñetazo con más fuerza hasta derribarlo.

—¡Hey! ¡Ya basta maldita sea!

Seoho le dio con la rodilla en la cotilla izquierda, tanta fue la fuerza usada que dejó a Yoongi débil, haciendo que cayera hacía el lado retorciéndose del dolor. Luego, como si fuera una bestia, lo golpeo el rostro, dejando que la sangre fluyera de su boca

Outlast ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora