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La menor estaba completamente sudada, su frente, cuello mojado por su propio sudor y el monte de su labio incluido. No era por el ejercicio físico ya que ya estaba en el ascensor fuera de riesgo, era más bien por el dolor y la sangre que estaba perdiendo. Iba en el piso tres y cada vez se repetía que faltaba poco cuando miraba la pequeña pantalla que mostraba el número de la planta en la que encontraba en ese momento.

Dejo a Yeonjun en el piso con cuidado solo por un momento.

No quería preocupar a nadie, menos a su madre, así que intento con el pantalón de jeans que traía subírselo un poco para que el elástico de la prenda hiciera un poco de presión, cerro su chaqueta para cubrir la gran mancha de sangre que tenía su jersey que era lo que más la delataba.

Limpio su mano como pudo escondido todo rastro que quedase de su propia sangre. Luego volvió a tomar a Yeonjun entre sus brazos.

-Y-Ya falta p-poco Yeonie...

Yeonjun había llevado sus manos a su boca y las chupaba con ansias mientras que su mirada cayó sobre los ojos lloroso de Yeri, con el tiempo la chica aprendió que era cuando tenía hambre, le daba pena no poder hacer nada para calmarlo, solo se limitaba a mecerlo para que no llorara y a la vez, acariciaba los cabellos sedosos del bebé con parsimonia.

A cabo de unos minutos el elevador marco el piso menos unos.

Apenas se abrieron las puertas, ella salió como pudo del ascensor, por culpa del dolor caminaba cojeando. Debía soportarlo, actuar como si estuviera bien. Estaba asustada, nerviosa y al borde del llanto, pero no era el momento de rendirse cuando faltaba tan poco por llegar.

Sus preocupaciones se reducían a estar pendiente que no vinieran los Cobras junto a Jaewook y a no caer rendida ante el dolor matador que estaba sintiendo en su abdomen. Estaba completamente aterrada de esto último; su mirada se tornaba cada vez más borrosa, estaba mareada hasta el punto en el que su entrono daba vueltas por completo y ni hablar de su piel, estaba completamente pálida y sudorosa.

En el estacionamiento la luz le ayudaba a ver por donde ir, estaba casi vacío con solo algunos autos abandonados por sus dueños, debía apresurarse antes de que llegasen por ella y Yeonjun, según lo que escucho vendría a investigar aquí abajo.

Sus pasos eran pesados como si le hubieran amarrado rocas a sus pues impidiendo que caminara más rápido, además que Yeonjun estaba incómodo por la forma en que lo estaban tomando, pero era lo que el cuerpo de Yeri le permitía, no podía hacer mucha fuerza porque más le dolía y más sangre brotaba de la herida. Cuando sus ojos se estaban volviendo pesados, al lo lejos diviso la figura de varias personas reunidas.

«Deben ser ellos, tienen que serlo...»

Pensó mientras iba avanzando más y más.

Y efectivamente, eran todo ellos allí reunido junto a Taehyung y Eunwoo quienes estaban preocupados por sus hijos que no se veía por ni una parte. Yeri sonrió débilmente al ver la cabellera larga hasta la cintura de su madre, intento recobrar la compostura para seguir fingiendo que estaba bien y que no estaba sufriendo, aunque su cuerpo gritara por ayuda. Debía soportarlo otro poco más hasta que todo estuvieran más en calma.

-M-Mamá...

Intento gritar.

Yeonjun ya cansado de esa posición, justo en ese momento se ocurrido dar un grito para que lo acomodaran como le gustaba, sin ser tan apretado y con un brazo afirmando su cuello y cabeza.

En ese instante, quien había escuchado el grito de Yeonjun fue el mismo Yoongi y Taehyung quienes no lucían una buena cara, se podía ver toda la preocupación que tenían, más la rabia que provocaron los Cobra y Jaewook en él. Cuando el mayor boto todo el aire que había en sus pulmones, el resto se percato de que Yoongi puso su atención en otro punto y miraron al igual que Min.

Outlast ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora