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Dos meses después.

Sunwoo y Eunwoo contempló asqueados como Jackson cavaba un agujero buscando lombrices. El militar uso el cuchillo de caza que robo en su viaje por la ciudad para excavar un buscar un pequeño ser escurridizo. El niño y la mujer estaban sentados en un tronco en medio del bosque a espera que los otros volvieran de la excursión. Yeonjun y Beomgyu quedaron bajo el cuidado de la pareja.

Tras hacer un hoyo saco una lombriz de tono rosáceo. Sunwoo sentía unas enormes ganas de vomitar lo poco que comió. Eunwoo jamás imagino llegar al punto decadente en el que estaban. Jackson trago duro y abrió la boca metiéndose el gusano en la boca. Lo mastico creyendo que era un trozo de carne más. El gusto a tierra se disipo dejando el gusto asqueroso. Sin más trago ignorando el hecho que comió algo de la tierra.

—Tenía gusto a pollo —bromeo desganado.

—Jackson, eso es asqueroso. No lo vuelvas a hacer. —Regaño la mujer asqueada.

Creyeron ingenuamente que la situación mejoraría, pero no fue así. El invierno fue crudo. Nevo como nunca antes, y el frio le calo los huesos. Luego vino la primavera, con un poco de suerte podría hallar un sitio donde pasar la temporada, peri aun nada. Caminaron tanto que regresaron a las viejas andanzas de merodear por bosques. Ya no había esperanzas de un lugar donde vivir en paz.

En otro punto no muy alejado e Jackson y Eunwoo estaba Ji-eun buscando un poco de agua. La mujer vio tierra húmeda que podría servir y encaminar a un riachuelo. Siguió la humedad, pero nada. Al alzar la mirada se encontró con algunas ranas muertas, señal de que la poca agua se había evaporado de alguna forma.

La mujer miró hacia atrás y estaba Suran, la chica suspiró desconforme. Ambas regresaron a la carretera donde se encontraron a Jackson, Eunwoo y Sunwoo con los dos chicos. A lo lejos estaba el único vehículo que servía.

El resto del grupo miro decepcionado al ver que no venían con nada en las manos. Todos se subieron a la camioneta para continuar con el interminable viaje sin rumbo que emprendieron.

[●●●]

El vehículo se detuvo en medio del asfalto. Ya no queda gasolina que lo moviera.

—Se acabo...

—Como en el último que usamos.

Se bajaron un por uno, dejando atrás el vehículo. Comenzaron a caminar bajo el radiante sol que les iluminaba. Era una primavera más calurosa que otros años, pero teniendo en cuenta que el mundo probablemente se detuvo, el clima y la naturaleza regresaba a su equilibrio inicial.

Caminaban ya sin fuerzas, agotados de seguir así por horas. El solo quemaba, tenía sed, hambre, sueño y el cansancio era demasiado. Los únicos que se desentendían de todo eran los dos bebés del grupo que iban en brazos de sus padres. Sunwoo miro hacia atrás y vio caminantes ir hacia ellos, pero estaba bastante lejos por suerte.

—¿Deberíamos hacer algo? —preguntó sin detenerse.

Yoongi miro hacia atrás al igual que Hae-soo.

—No, estamos cansados como para matar a esos hijos de puta —respondió el hombre.

—¿Cuánto más vamos a caminar? —Volvió a preguntar.

—No sé...

La conversación termino hay, sin más que agregar.

La amargura era compartida. Todos estaban con el mismo desgano desde hace tiempo, ya no sabía qué hacer, y eso era lo frustrante, sobre todo porque bajo su responsabilidad, sobre todo de Jungkook y Yoongi, estaba sus hijos que eran los que por suerte contaban con un par de colados y leche en fórmula, pero como era siempre, todo se acaba. Min se recuperó a duras penas de su herida, la tenía roja y no cicatrizado como debía, el proceso era lento.

Outlast ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora