Outlast ¹

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La alarma resonó por el todo le refugio.

Suran y Ji-eun estaban guardando algunos medicamentos de una caja que Seokjin les había pedido amablemente mientras que él iba a buscar a Hoseok para pedirle que lo ayudase a entrar a cuarenta para ver a Namjoon y a Soobin. Estaban tan absortas en su trabajo que el apagón y el regreso de la luz rojo más la alarma las asusto completamente, estaban solas y lejos de sus amigos.

—¿Qué está pasando? —murmuró Suran.

La doctora Lee se encogió de hombros. Las dos mujeres dejaron de hacer el encargo de Jin soltando las cajas en el piso y poniéndose de pie para salir a ver qué era lo que ocurría. Al irse acercando a la puerta de vidrio templado vieron una silueta delgada, golpeando el vidrio y manchándolo con sangre, luego apareció otra más pequeña.

—¡Suran, abre! ¡Ji-eun!

—¡Noona!

Las voces les sonaban familiares, eran las de Eunwoo y Sunwoo. Ni uno lo dudo, Lee abrió la puerta dejando entrar a la mujer junto al niño. Los dos entraron corriendo a la enfermería para dejarse caer al suelo exhausto de tanto correr, entre lo caminantes y el grupo de Soo-hyuk, la mujer no tenía con defenderse así que corrió como nunca. Antes de que pudiera cerrarla apareció de la nada Ye-ji, la novia de Gang-tae.

—¡Hay mordedores por todas partes! —gritó asustada. —¡U-Unos hombres trajeron una horda, deben irse!

—¡¿Como eran esos hombres?! —pregunto Ji-eun nerviosa.

—¡Cobras! ­—respondió Eunwoo en su lugar. —¡Tomen lo que puedan de medicamentos y vámonos!

Suran negó repetidas veces, no se iba a ir sin Yoongi, menos sin su cuñado y Taehyung. La chica se quitó la bata que protegía su traje de enfermera y la lanzo sobre el escritorio.

—¡No me iré sin mi hermano, unnie!

—Suran... No hay tiempo —dijo con tristeza mientras metía dentro de un bolso varias cosas para curaciones y medicamentos.

Ye-ji entro débil a la sala, cayendo de bruces contra la cerámica, Ji-eun la vio y la reviso para ver que tenía. Al correr el pelo oscuro de la chica se dio cuenta que tenía una mordida en el cuello que no paraba de sangrar. La doctora se mordió el labio sin saber que hacer, quería ayudarla, pero su desesperación su mente se bloqueó.

—Da i-igual... Váyanse ahora... A-Antes que sea tarde —hablo apenas.

—No, no... Gang-tae, ¿Qué hará sin ti?

Sonrió sin fuerzas. Pensar en Gang-tae le dolía por que le había fallado, no se cuidó como debía y ahora estaba cerca de transformase en una más de esas cosas que merodeaban sin rumbo. Después de todo el esfuerzo por ir a buscarla, ella moriría de la peor forma.

—Es fuerte... —Se metió la mano al bolsillo y saco un collar de oro con una pequeña mariposa. —Hágansela llegar, p-por favor...

Ella asintió mientras que los demás miraban con tristeza la escena.

Ji-eun se levantó y saco igualmente la bata de trabajo. Tomo la mano de Sunwoo y un bolso que ella tenía en caso de emergencias, menos mal lo había hecho, pues su perseguimiento tras haber vivido en un hospital con muertos en todos sus pisos la hizo ser más precavida.

—¿Eunwoo, sabes por dónde ir?

Negó. A la dotora la observo y esta estaba llena de sangre en su mano, al parecer se había cortado la mano con algún objetivo que desconocía. Su cabello desordenado y rostro lleno se lágrimas.

—Vayan al patio... —hablo Ye-ji con sus últimas fuerzas. —A-Allí están los autobuses, no duden en subirse...

Las mujeres asintieron y una a una comenzaron a salir, la última fue Ji-eun que se despidió de Ye-ji y esta le sonrió antes de ver como cerraba la puerta para no dejar que nadie más entrara, ni un Cobra y ni un caminantes. Nadie sabía muy bien cual camino tomar, estaba tan mala la visibilidad del pasillo que estaban confundidos, entre ellos vieron como deambulaban unos caminantes sin saber bien, el ruido los tenía aturdidos y el gruñir de ellos lo dejaba claro. Sunwoo se resguardo entre Ji-eun y Suran.