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Los días pasaron para hasta convertirse en semanas, no había cambiado nada, el ambiente era exactamente el mismo desde que el grupo de la ciudad llego al campamento dirigido por Jaewook. Él seguía siendo el mismo idiota que ha sido con todos desde el día uno. Cada día que pasaba significa que las provisiones y el agua se estaba acabando, la poca comida la estaban racionando más y más hasta el punto de sólo comer en las noches.

Taehyung se daba cuenta de esto, al igual que todos, estaban comenzando a armar un plan a espaldas de Jaewook y sus secuaces para irse al supuesto pueblo que el matrimonio junto a su hija habían dicho que estaba un poco más al este.

Era de noche y las únicas luces que iluminaban eran la de la luna junto a la linterna que Jungkook tenía por su turno de guardia. Estaba el grupo de Namjoon, el matrimonio y la señora con su sobrino escuchado con atención al padre de Yeri.

—Podemos movernos mañana en la mañana, Jaewook dijo que saldría a buscar madera para la fogata, pero eso sí, debemos movernos rápido antes de que llegue él y su grupo hablando entre susurros con tal de no despertar al Jaewook.

—¿Seguro que funcionara? —preguntó Suran.

No lo sé, puede que ya hayan saqueado la aldea y no haya nada, pero tendremos un refugio mejor que solo estas tiendas que se desgastan con el paso de los días —afirmó con seguridad.

—Necesitamos tres armas más para poder defendernos en el camino.

Todos se quedaron pensativos, sacarle un arma a Jae y sus amigos sería complicado, ya que estaban entro de una mochila en su tienda para acampar, la única persona entre todos en ese momento que poseían armas eran Jaewook, sus nombres y nadie más, Suran y Jungkook sólo tenían unos chuchillos que habían usado un par de veces en la noche puesto que algunos caminantes se acercaban al pequeño campamento.

—Será sin armas entonces —dijo Jeon mientras no deja su trabajo de guardia.

—Es peligroso Kook, tenemos que proteger a Tae, a la señora Hyejin, a Yeri, Soobin y Sunwoo —aportó Park a la conversación.

—Como sea, debes irnos, no soporto otra noche más aquí —habló irritada Eunwoo que tenía abrazada a su hija por los hombros—, Jaewook como si nada, nos tiene haciendo guardia y los caminantes cada noche viene de cinco hasta siete.

—Tiene razón, tenemos que movernos mañana y hacerlo con cuidado, en mi tienda hice una mochila con algunas provisiones que le saqué a Sehun —informó Soobin.

—Bien. Hagámoslo mañana, apenas el sol salga nos vamos lo más rápido que podamos —Jehyunk sentencio firme. Sabía que era muy peligroso moverse por el bosque sin armas, pero debía hacerlo por su familia.

Ya todos de acuerdo con el plan se fueron a sus tiendas para dormir y descansar un poco antes de partir a la aldea. Un destino prometedor o riesgoso que pondría a prueba la supervivencia de un grupo de personas que sólo quieren que esto acabe pronto y seguir con sus vidas.

Así paso la noche, entre pensamiento y recuerdos de las vidas que tenían antes de todo este caos. Suran no dormía bien pensando en su hermano mayor, le preocupaba, pero en su corazón algo le decía que estaba vivo. Taehyung por supuesto que no dejaba de pensar en sus padres de los cuales no sabía nada y tampoco dejaba de pensar en su propio hijo. Todos pensaban y recordaban a sus seres queridos entre largas noches y sueños profundos.

Jimin, quien compartía tienda con Jungkook, fue el primero en despertar y armar una mochila, mientras lo hacía su vista se posó sobre la fornida espalda del chico, percatándose de un tatuaje que había justo en su espina dorsal, era una frase escrita en chino que no lograba comprender del todo, pues no sabía del todo el idioma, pero lo que más le sorprendió fue que ese tatuaje fue echo sobre una cicatriz que recorrían su espalda. Se acercó por mera curiosidad al joven para ver mejor.

Outlast ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora