Outlast ¹

59

Estaba sudada, sentía como las gotas caía por su frente y cuello. Sus brazos los sentía dormidos, el cuerpo le pesaba y la cabeza le dolía demasiado. Cuando logro enderezarse se percató de que estaba atada a una tubería con los brazos alzados sobre la cabeza. Miró a su alrededor intentando saber dónde estaba, entre eso vio a Suran de la misma forma que ella, pero seguía dormida.

Por lo oscuro que estaba y aquel tubo que la tenía presa, supo que estaba en la sala de máquinas a la cual bajo esa vez que Yeonjun estaba por nacer.

Al ver que la hermana de Yoongi seguía inconsciente, estiro su pierna derecha para darle un golpe en la planta del pie golpe a Suran para despertarla.

—Suran —llamó.

La chica seguía sin responder.

Eunwoo como pudo se estiro un poco más para golpear nuevamente el pie de su amiga, pero nada, no había reacción. Antes de intentar otra cosa, oyó la puerta ser abierta de golpe. Se sobresaltó y se devolvió a su posición original, esperando a ver de quien se trataba.

Al abrirse la puerta, se ver dejó el mismísimo Lee Jaewook.

Estaba vivo, de pie y respirando, con una apariencia más aterradora con aires sombríos; peor que la última vez en Daegu. Vestido de negro como de uniforme, una pistola junto a un cuchillo que decoraba su cinturón. Sus pasos al ver a las chicas fueron lentos, pero marcados para mirarlas bien, él tampoco podía creer verlas vivas.

—Vaya... Eunwoo, ¿cuánto ha pasado desde Daegu?

Ella lo miró con odio y se negó a responder.

—¿Y tú esposo? Aah cierto... muerto.

Eunwoo puso atención a lo que estaba diciendo el hombre.

—Sí, volví a ese pueblo, pero estaba lleno de caminantes y entre ellos... lo vi.

Las lágrimas de Eunwoo comenzaron a caer, el recuerdo de Jehyunk seguían allí, no había día que no lo extrañase. Su voz aun taladraba en sus noches en vela, su aroma ya se había desvanecido, lo que quedaba material de su marido era el anillo de matrimonio que decoraba su cuello. Se aferraba a él, la ayudaba poner sus pies en la tierra.

—Muerto de hambre, buscando algún animal o persona viva para sacarle un trozo de carne... Pobre, yo hice el favor de no dejar que siga deambulando.

Eunwoo alzo su cabeza sin esconder sus lágrimas, su expresión cambio a una que trasmitía solo rabia hacia el hombre que hablaba.

—¡¿Qué hiciste?!

Jaewook la miro con burla.

—Un acto de compasión, lo mate de una bala justo aquí... —El hombre con su dedo índice señalo en la frente de Eunwoo, justo en el centro, el lugar donde le había disparado a Jehyunk.

—¡No tenías derecho a hacerlo! —gritó furiosa.

—¡Vamos señora Lim! —alzo la voz Jaewook. —No era digno verlo así, Jehyunk merecía otra muerte, no esa.

—¡Eres un maldito infeliz!

Eunwoo lloraba desconsolada mientras se movía para salir de las ataduras. Su pecho quemaba tanto, que solo quería llorar y gritar.

Jaewook ignoro a Eunwoo que seguía sufriendo, chasqueo sus dedos y señalo a Suran, el mismo tipo que las atacó hace unas horas sacó una botella de agua y lo que hizo fue mojar el rostro de la chica para despertarla. Ella sí reaccionó, asustada por supuesto, debido al agua que salpicó en su cara de la nada.

Suran miró asustada su alrededor e hizo lo mismo que Eunwoo, intentó salir de las ataduras y mirar en donde estaba, entre que estaba observando su alrededor se topó con Jaewook de pie.