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Hace tiempo, Taehyung no se había imaginado un reencuentro con sus padres por el hecho de que los creyó ya perdidos. Tras Gangnam-gu, pensó que sería difícil encontrarlos, más los últimos acontecimientos ocurridos hace meses en Ansan. Sus padres parecían estar más lejanos al muchacho, un reencuentro poco probable.

Pero hoy, en casa de su suegro estaba su padre y madre, Kim Dantae y Kim Seoyeon. El hombre con que tenía una revalidad de antaño —desde su adolescencia— y que alcanzó su mayor punto de inflexión cuando supo que estaba esperando un bebé de una relación desastrosa. Su madre vestía como siempre, fina y elegante, a pesar de que el país ya no era como antes, ella se mantenía presentable. Muchas preguntas se venían a su cabeza.

Así mismo o peor, se sentía Jungkook. El hombre que pensó que andaba fuera del país estaba ante sus ojos parado junto al vehículo de lujo. Feliz o enojado, no se esperaba para nada verlo repentinamente, sentía ganas de abrazarlo, pero con Gong Yoo jamás dio un paso como ese, los abrazo entre padre e hijo eran extraño e incluso incomodos. Decirle que lo extraño tampoco le nacía.

Era difícil la situación.

En ese preciso instante quería vomitar todo lo que comió la noche anterior y lo bebido también. Todo rastro de calma se esfumo dejándolo pasmado en el arco de la entrada hacia el comedor.

Sus padres estaban acompañados de un hombre que se parecía a Jungkook, no era difícil de adivinar, era claro que aquel hombre era el padre de su mejor amigo, desvió la mirada hacia Jungkook y este estaba igual de perplejo y atónito, mostrando un tono pálido en su piel.

Esa tarde el día tomaría un rumbo distinto.

—Taehyung, hijo... De verdad eres tú y... ¿Quién es el niño?

La pregunta que debía haber ensayado la respuesta. ¿Cómo decirle que era su hijo?

El castaño no se movió un centímetro; estaba reamente desconcertado con su respiración pesada y manos temblorosas.

Los recuerdos de todas las discusiones que tuvieron, cuando lo abofeteó... Azotaron su cabeza. El aspecto de hombre cuyo rostro y voz no podía recordar se volvió mapas claro. Su padre estaba ahí y no era ni una alucinación, ni efectos colaterales de su resaca.

—Cariño. —Kim Seoyeon estiró sus brazos para ocupar el lugar de Dantae y abrazar a Taehyung. —Te creí muerto, hijo. —La mujer beso su mejilla.

La madre de Taehyung vio como el bebé la miraba de reojo y se cubría en el hombro de Kim. Yoongi se aclaró la garganta miro a sus amigos y le hizo bajar las armas. Ambos ex militares estaba boquiabierto al ver a los progenitores de los dos chicos.

—¿Y ese niño, hijo? —preguntó la mujer.

—Mamá... Yo, tengo mucho que explicarles, p-pero no entiendo...

Así como el reencuentro entre los Kim se llevaba a cabo, el de los Jeon igual. Gong Yoo miro a Jungkook fijamente y fue hasta el para abrazarlo, sobarle la espalda y acariciar su cabeza.

¿Era real o solo para quedar bien?

Se lo preguntó el menor, se apartó un poco aclarándose la garganta.

Ni uno de los dos amigos sabía que decir. A pesar de que millones de preguntas acorralaron sus mentes, estaban sorprendidos por la situación. Formular una pregunta oportuna era complicado.

Yoongi miró con el mismo escepticismo que Jackson y Hoseok, incluso los dos chicos que veían a sus propios padres allí en frenre. Ver a señor y la señora Kim chocaba bastante con todo lo que Taehyung le conto de ellos; padres estrictos, frio y lejanos a él.

Outlast ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora