Luego de bailar un rato con Anthony, Candy le pidió a éste unos minutos para ir al tocador, porque comenzaba a tener efectos del champagne; y con la desvelada anterior, sentía que la cabeza le reventaría.
Por ende, la joven entró al privado decorado finamente.
Ahí, se quitó los zapatos, buscó una silla y se sentó para darse masaje en los pies.
Consiguientemente, caminó hacia el espejo viendo su nariz y su labio partido.
— Te ves cruel, Candy — se dijo a sí misma.
Y es que como no estaba acostumbrada a esos menesteres de las mujeres, se veía ojerosa.
Como no se gustó, se lavó la cara.
Después, se entretuvo con su labio porque le comenzaba a sangrar, quedándose un buen rato ahí en lo que se le pasaba el mareo.
Minutos pasados, salió en busca de Anthony para pedirle llevarla al colegio.
Localizado el rubio, ella lo interrumpió un momento; pero al parecer, el novio estaba en una conversación muy importante que poco caso le hizo a la novia.
Ella aprovechó ese instante para acercarse a Patty y despedirse.
— ¿Por qué te vas, amiga? ¿No te estás divirtiendo?
— No, no es eso. Anoche también me desvelé; y como no estoy acostumbrada, mi organismo me pide a gritos ir a descansar.
— Pero parece ser que Anthony no tiene muchos deseos — dijo Stear volteando los tres a verlo.
— Sí. No sé quienes sean, pero están enfrascados en una buena plática.
— ¿Quieres que te llevemos? — se ofreció el buen músico.
— ¡Oh, no! ¡Cómo crees! Voy a esperarlo otro rato más.
Y la rubia fue a sentarse en un mullido love seat, alejado de la fiesta y de donde podía ver a su novio.
En eso, el sueño la empezó a vencer; y apoyando su cabeza en el respaldo, cerró los ojos.
De pronto, sintió cuando alguien ocupaba el asiento vacío.
— Se te ha subido el champagne, ¿no es cierto?
— Un poco — contestó adormitada y reconociendo a su acompañante.
— ¿Y Anthony? — preguntó él, y ella sólo apuntó con su índice observándose que en ese momento el rubio ingresaba a la casa junto a un grupo: miembros del equipo de Hockey.
— ¿Ya le has avisado que estás aquí?
La chica movió la cabeza; y sin abrir los ojos, informaba:
— No; pero ya le dije que me quiero ir.
— ¿Y por qué no te quedas aquí con Patty? Te aseguro que una recámara tendrá para ti; además, hace frío y no traes ni con que abrigarte. Puedes enfermarte.
Entre balbuceos, Candy contestaba:
— Ay, profesor, se escucha como a mi hermano y le aseguro que con uno tengo suficiente — ella finalizó moviéndose para dejar su rostro en dirección a él que sonreía cautivadoramente al ver cómo la rubia se acurrucaba sobre el cómodo sillón y encogía las piernas tratando de cubrírselas con su corto vestido.
Ese acto lo conmovió tanto que él diría:
— Anda, levántate. Yo te llevo.
Terry logró que la rubia, al escuchar su ofrecimiento, abriera tremendos ojos y que hasta el sueño se le ahuyentara; pero dejó su emoción de lado.
— No, profesor, no puede dejar a su novia botada — dijo Candy volviendo a cerrar los ojos y sin moverse.
— Entonces, seamos dos los que dejen a sus respectivos novios botados.
Ella sonrió.
— Vamos, muévete; o no estarás esperando que te lleve cargando, ¿verdad?
— ¡Por supuesto que no! — contestó indignada y se levantó.
Candy ni siquiera se calzó; y llevando los zapatos en la mano, la pareja cruzó por el jardín para salir por la puerta trasera que daba justo adonde estaban estacionados los autos pertenecientes a la residencia.
En cambio, Terry, al ver que ella se abrazaba a sí misma debido al frío, se quitó su chaqueta; y mientras la colocaba sobre los hombros de una sorprendida rubia, le ordenaba.
— Espérame aquí. Debo regresar por el auto.
Hecho así, Candy se recargó sobre otro carro conforme lo veía alejarse y acercarse al Valet Parking.
Ese trance, ella lo aprovechó para aspirar profundamente su colonia con esencia de maderas orientales y roble, matices a frutillas y whisky, y soñar que estaba entre sus brazos; pero soltó las mangas rápidamente cuando vio el auto acercarse, abriéndole él, desde adentro la puerta para que ella ingresara.
La rubia se acomodó en su asiento, se puso el cinturón de seguridad y se alejaron de ahí.
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Mi Querida Campeona
FanfictionUna joven soñadora deja su casa para emprender su propio camino, topándose en ese al amor. Uno lleno de comprensión y apoyo. Una amistad que terminara uniéndolos más. (2010)