Capítulo 14: FINAL parte F

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— ¿Lista?

Eso hubo preguntado Tom a su hermana mientras aguardaban afuera de la sala donde se llevaría a cabo la ceremonia para unir su vida por siempre a lado del hombre de sus sueños.

Candy sonrió y asintió; y antes de avanzar, su hermano diría depositando un beso en su frente:

— Éste es de nuestros padres que te bendicen donde quiera que se encuentren. Y este otro —, besó la rosada mejilla, — es mío, que te deseo la mayor felicidad del mundo, hermanita.

Al ver que los ojos claros de aquella se llenaban de lágrimas, Tom bromeaba:

— Y será mejor que nos apresuremos antes de que Grandchester cambie de parecer; y yo... ¿luego qué hago contigo?

Los dos rieron; y en eso se le dio la orden de avanzar, aferrándose la novia del brazo de su hermano quien en ese traje en azul marino se veía muy bien.

De pronto, una música muy suave se escuchó en la sala, y las damas de honor del brazo de sus acompañantes hicieron su aparición... ellas: con vestido suelto en gasa color mandarina, talle semi ceñido al cuerpo y un collar plateado entrelazado con el escote del vestido con tiras hacia atrás, mientras que ellos: en trajes oscuros, camisas blancas con chalecos y corbatas del mismo color que las damas, y luciendo todos muy guapos.

Cuando el cortejo finalizó su desfile, los acordes de un órgano anunciaron la entrada triunfal de la novia poniendo a los invitados de pie y al sacerdote aguardando en el altar, estando a su lado un guapísimo novio que —vistiendo elegantemente un traje Armani en negro, camisa de algodón egipcio y corbata de seda, ambas de color blanco y en la solapa un corsage—, sonreía ante las bromas que los Hermanos Cornwall le hacían; pero volvieron inmediatamente a la seriedad en el momento que la puerta se abrió y una radiante novia apareció en el umbral.

Y mientras Candy con una hermosa sonrisa avanzaba lentamente por el pasillo a lado de su hermano y todos los presentes le admiraban de pies a cabeza ya que se veía bellísima...

... luciendo un vestido de taffeta satinada en color marfil de escote estrapless donde el busto estaba lleno de aplicaciones en piedra y un drapeado en el talle; la falda estaba compuesta por una combinación de texturas: para la capa exterior que caía de lado izquierdo con tamaños desiguales era de la misma taffetta y la falda de gran volumen por debajo dándole movimiento al caminar, era de tull arrastrando una leve cola... otra característica del vestido eran dos bordados: uno, a un lado de la cintura y el otro en la primera capa de la falda... De su cabello, todo recogido en la nuca y peinado en un rodete, pendía un velo que caía a media espalda y de su cuello colgaba una delgada pero finísima gargantilla de diamantes que hacía juego con sus aretes y un delgado brazalete en la muñeca regalo de su Tío George que por cuestiones de trabajo no pudo asistir y lamentaba mucho no poder acompañarla en ese día tan importante de su vida... En sus manos Candy sostenía un ramo en forma de gota de agua de orquídeas verdes, calas naranjas y rosas que hacían combinación con el tocado que adornaba su peinado y el corsage del novio que...

... miraba fijamente a la preciosa mujer haciendo que Terry levantara orgullosamente su barbilla.

De pronto y conforme la veía avanzar él recordó la primera vez que la vio, topándose con ella cuando salía de una reunión y luego la otra en el campo y así una a una todas las memorias de lo que vivieron juntos; y el hombre cayó en la cuenta que de aquella chiquilla colegiala ya no quedaba nada, y se dio el lujo de imaginarse lo maravillosa que iba ser su vida al lado de esa hermosa criatura que tenía enfrente.

Sin embargo, estaba tan embelesado de la belleza de su novia que no se percató que el sacerdote ya llevaba tiempo hablándole.

Pero fue la mano de Tom que se puso sobre su hombro lo que lo hizo salir de su ensoñación, volviendo el productor a ser víctima de las risas de los presentes y alcanzado únicamente a decir:

— "Perdón".

Más, Tom, después de haber dejado un nuevo beso a su hermana, se abrazó de Terry y le dijo al oído muy seriamente:

— "Por un momento me hiciste creer que te estabas arrepintiendo"

Con su ocurrencia provocó las risas del novio y sus acompañantes.

— ¿Podemos continuar, señores? — preguntó el reverendo y un SI en conjunto se escuchó y la ceremonia dio inicio.

A la llegada de los dichosos votos... las palabras de amor que aquellos dos se declararon fueron de lo más profundas y sinceras que más de diez presentes derramó lágrimas... y entre ellos ¡Archie! que se le veía aflojándose la corbata, toser de lado y disculpándose... y es que al ver aquella pareja de enamorados lo hizo pensar en su querida novia que no pudo estar presente y la extrañó demasiado.

Cuando el sacerdote finalizó la ceremonia —con el clásico "Puede besar a la novia" y en lo que Terry y Candy sellaban su unión con un beso lleno de amor— el que los casó presentaba al matrimonio con la concurrencia, no tardando los presentes en aplaudir por la escena tan conmovedora y pasando a uno a uno a felicitarlos.

Pero hubo un momento de tensión cuando el señor Grandchester hizo su aparición ante la nueva pareja de esposos, poniéndose Terry un tanto a la defensiva que comenzó a bajar la guardia cuando vio en su padre lo que nunca: sinceridad en sus ojos.

Candy la cual estaba muy nerviosa, al pedírsele de la mejor manera por el arrepentido hombre un abrazo y si no era demasiado también un beso, la joven esposa miró a su marido y éste con un guiño le indicó que sí.

Luego, el papá-suegro les solicitó encarecidamente que no lo alejaran de su nieto, a lo que Terry le respondía rápidamente:

— "Eso ya lo veremos después".

Mi Querida CampeonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora