Capítulo 13 parte E

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A pesar de que Candy padeció la ausencia de aquél, la joven aprovechó esa semana para completar su ajuar de novia; y es que con Eleanor habían visto infinidad de revistas y habían elegido un modelo de vestido, que la dama suegra, entregaría a su diseñador exclusivo para darle avance hasta que la joven novia estuviera en Nueva York.

Bueno, pues gracias a que Candy se entretuvo haciendo compras, los días pasaron rápido y el cumpleaños de Tom también llegó, para que el día siguiente la futura madre partiera hacia la gran manzana en el vuelo de las 12 00 PM acompañada de Martha y el pequeño Jonathan, arribando en el aeropuerto Laguardia a las 4 15 de la tarde donde Terry ya esperaba por ellas en la sala de salida.

Sin embargo, los medios televisivos también se hicieron presentes, no quedándole al productor que atenderlos unos instantes, para pedirles de la mejor manera a los insistentes reporteros que no les molestaran tanto cuando su prometida saliera.

Cuando eso sucedió, todos habían ignorado su petición, ganándose ninguno de ellos, palabra alguna por parte de ella, ya que Terry, apoyado por unos guardias de seguridad, la sacaron rápidamente de ahí para abordar su vehículo, donde en su interior, el castaño le comentó lo mucho que le hubiese gustado que se quedara con él en su departamento, más al venir Martha y bebé con ella, no le quedó de otra más que dejarlas instaladas en la casa de un exquisito estilo español propiedad de su madre en Bronxville, Westchester, Nueva York... a 15 millas al norte de Manhattan.

Pero, eso sí, por las mañanas y mayoría del día, la pasaban juntos, escuchando a los organizadores con los avances de su boda y dando por supuesto, su punto de vista.

Otros días se iban a la ciudad ya fuere de compras o para visitar a los amigos.

Y una que otra noche que Terry la llevaba al teatro, eran las mismas que amanecían juntos.

Hasta que los últimos días del mes de noviembre, Candy se quedó definitivamente en el apartamento con Terry, debido a que sus amigas le organizarían su propia despedida de soltera; ya que la que Eleanor le organizara, en el acogedor jardín de su casa, con todas las damas mayores había sido de lo más aburrida, oyendo una infinidad de consejos que a su parecer ya no le servían de nada, y es que nadie sabía, excepto la familia, que la joven estaba embarazada... así que, sólo trataba de recordar aquellos de cómo ser una buena ama de casa, sin embargo lo dudaba porque ni cocinar sabía.

Para la mañana del 30 de Noviembre, Candy, Annie y Patty se citaron para salir de compras al ser la fiesta esa noche.

Después de que el par de morenas pasaron por ella, se les veía ahora caminando tranquilamente sobre la acera derecha hacia el sur de la Quinta Avenida, entre las calles 35 y 36.

De repente, la joven embarazada de casi tres meses de gestación, aprovechando que tenía el siga a su favor, redujo su andar para mirar hacia el cielo y tratar de distinguir la punta del Empire State Building.

No obstante, estaba tan embelesada y a la vez deslumbrada por la claridad del sol, que ésta consiguió que Candy vislumbrara a sus amigas atravesando la avenida hacia la otra acera, lo cual imitó, no fijándose que el cambio de luces ya se había hecho, dando con su señal, el paso a los vehículos.

En eso, algo pasaba en cuestión de segundos... un acelerar de motor... un rechinar de llantas... un grito desgarrador... una joven cayendo aparatosamente sobre el pavimento después de haber sido embestida por un auto y el mismo emprendiendo la huida.

Y mientras la gente se arremolinaba alrededor de la herida y voces gritando pidiendo auxilio al 911, el conductor de aquel vehículo reía malévolamente de su fechoría cometida.

Mi Querida CampeonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora