Terrence estaba en el escenario practicando lo que sería su última presentación.
En eso, sintió un pinchazo extraño en el corazón que lo hizo estremecer de pies a cabeza debido a un miedo desconocido, y por supuesto, la primera persona que se le vino en mente fue:
— ¡Candy!
Con ceño fruncido, él observó alrededor del lugar.
Luego, bajó su vista hacia su pecho y notó su agitada respiración.
Después, sacudió la cabeza fuertemente porque un mal pensamiento lo embargó.
Por ende, para tratar de serenarse, respiró hondamente y retomó su ensayo.
Empero, estaba comenzando a decir sus primeras líneas, cuando Hathaway lo interrumpió.
Terry volvió sus ojos hacia su amigo-socio que se le acercaba; pero el semblante de éste lo hizo palidecer y pedir:
— ¿Qué pasa, Robert?
El hombre aquel limpió su garganta; y al intentar hablar, las palabras no le brotaron porque sabía el dolor tan grande que le provocarían a su amigo.
Ante su mudez, Terry volvió a preguntar con alterada voz:
— ¡¿Qué sucede, Robert?!
Otro nuevo carraspeo por parte de Hathaway le contestó; sin embargo, se animaba a hablar, pudiendo apenas decir:
— Lo siento.
Quién sabe por qué razón, las piernas de Terry flaquearon, más urgía:
— ¡¿Qué es lo que sientes?!
No hubo respuesta.
— ¡Por Dios, hombre, habla!
— Amigo... debes ser fuerte...
— ¡¿Le ha pasado algo a Candy?!
El castaño sintió mucho miedo; y mayormente cuando Hathaway lentamente asentía con la cabeza y comenzó a relatar:
— Cuando cruzaba la calle un auto la...
Terry lo interrumpió tomándole por los hombros y lo sacudió exigiendo saber:
— ¡¿Dónde está?!
— En el Hospital Presbiteriano de Columbia.
Era lo único que el productor necesitaba como dato.
Entonces, de un salto, Terry dejó el escenario y salió corriendo rápidamente buscando la salida.
Cuando llegó a la Avenida Broadway solicitó los autos de servicio, pero éstos no prestaban atención a su llamado hasta que él mismo se atravesó a media calle para obligar a uno a detenerse; luego con exigente urgencia pidió ser llevado al hospital indicado.
Y en lo que él llegaba, en el nosocomio ya estaban Eleanor, la cuñada Martha, Patty quien lloraba desconsoladamente y era abrazada por Stear conforme veía a su hermano Archie de espaldas y apoyando su frente sobre la fría pared y todos con rostros angustiantes.
En eso, una enfermera salió de la sala de emergencias y los interesados se arremolinaron, pero la mujer no quiso dar ningún informe.
Por su lado, Terry estaba atorado en medio del tráfico que parecía haberse puesto de acuerdo y no tener compasión de su angustia; por ende, en lo que la luz verde daba el paso, sentado en la parte trasera, se apretaba la cabeza con desespero.
De pronto, el auto avanzó y el castaño aprovechó para apoyar su frente en el respaldo y hacer lo que pocas veces hacía, implorar al cielo para que Candy estuviera bien, llevándole más de 30 minutos en llegar al hospital donde el productor después de pagar por el servicio, se alejó rápidamente de ahí, sin esperar cambio alguno, arribando al área de informes donde le indicaron la sala de urgencias y allá encontró a los demás.
— ¿Cómo está? — preguntó a su madre tratando de sonar lo más sereno posible.
— No lo sabemos. No han querido informarnos hasta que salga el doctor.
— ¿Qué fue lo pasó? — volvió a preguntar.
Eleanor señaló hacia Patty la cual se notaba más tranquila.
El actor se acercó a ella.
— Patty.
— ¡Oh, Terry!
La morena se arrojó a sus brazos volviendo a llorar desgarradoramente haciendo que las pocas fuerzas que aquel pobre individuo tenía por no llorar, le traicionaran.
— ¿Qué sucedió?
— No lo sé. Todo fue muy rápido. Veníamos caminando sobre la acera. Luego, Annie y yo nos entretuvimos unos momentos en un aparador; y cuando nos dimos cuenta... Candy ya estaba atravesando la avenida sin saber por qué. Le quisimos dar alcance pero...
De nuevo el llanto se hacía presente.
— Un auto que daba vuelta en la esquina... bruscamente cambió de dirección para seguir derecho sobre la avenida. Annie vio que el vehículo iba precisamente hacia Candy y corrió empujándola tan fuerte que fue ella la que recibió todo el impacto. Las dos gritamos muy asustadas al ver cómo Annie era golpeada y caía al suelo... ¡fue espantoso!
Siguieron los sollozos; y lo miró a los ojos para decirle:
— Luego, Candy se quejó de un dolor abdominal y perdió el conocimiento.
Terry cerró los párpados y apretó la mandíbula pensando en su hijo mientras que Patty seguía llorando aferrada a su abrazo.
— Todo estará bien, Patty. Ellas estarán bien — dijo el actor consoladoramente siendo ese su propio deseo.
En eso, las puertas de la sala de operaciones se abrieron y un hombre en bata azul llamaba:
— ¿Familiares de Candice Stevenson?
Éstos se acercaron indicando quién era quién...
— La señora es su cuñada, mi madre y yo su prometido.
— Me gustaría hablar con ustedes en privado — pidió el médico y los alejó del resto del grupo.
— ¿Cómo está Candy, doctor...? — se quiso saber con quién hablaban.
— Miller — era su apellido. — La Señorita Stevenson está muy bien... fue solamente la impresión.
— Y... —, Terry carraspeó para preguntar: — ¿mi hijo?
— El producto también está bien; y eso gracias a los buenos reflejos de la madre.
Con la noticia el alma volvió al cuerpo del actor y las mujeres derramaron lágrimas de felicidad.
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Mi Querida Campeona
Fiksi PenggemarUna joven soñadora deja su casa para emprender su propio camino, topándose en ese al amor. Uno lleno de comprensión y apoyo. Una amistad que terminara uniéndolos más. (2010)