Capítulo 10 parte B

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Y justo así, entre una cosa y otra, los años pasaron dejando su mella en una persona en particular: Candy, la cual estaba tan cambiada, que aquellos que la conocieron en un ayer, difícilmente la reconocerían en un hoy, porque simplemente... era otra mujer.

Su color de cabello lo había cambiado al igual que a un estilo más modernizado.

Su piel ya no era tan blanca. Ahora le gustaba verse bronceada.

Con tratamientos especiales, había hecho desaparecer sus graciosas pecas.

Lo mismo le pasó a aquel cuerpo menudito y bajo con sus piernas gordas y glúteos anchos, ya que debido al ejercicio diario y constante, lo estilizó hasta el punto de la perfección, sin olvidar la intervención de la madre naturaleza al regalarle pulgadas a su estatura, siendo consideraba entre medios televisivos y hombres... ¡una mujer de exquisita belleza! con sus casi 21 años de edad.

Sin embargo...

El mundo es un círculo; y una noche de 1998, Candy se fue de fiesta con un grupo de amigas y eso porque, Tom había conocido a una guapa mujer trigueña de nombre Martha y se enamoró locamente de ella y ya llevaban un año de casados, así que, su chaperón le había renunciado, y ahora siempre se le veía acompañada de ellas y de un guardia de seguridad que el club le había proporcionado.

¿En cuestión de novios? ¡Nunca se le conocieron! al estar muy enfocada en su carrera profesional.

Lo que sí, Candy se hizo de una gran cantidad de amigos, en su mayoría, también futbolistas, logrando con ello que todo Brasil la ubicara fácilmente. Además, de que una importante y prestigiosa marca deportiva había comprado su exclusividad para que usara todos sus artículos apareciendo en promos televisivos y una que otra portada en alguna revista.

Por ende, esa noche, en un antro privado de Río, después de 3 años... CiCi, como la conocían ahora, volvió a reencontrarse con Stear: aquel simpático hombre de ropas y lentes muy a la moda con banda de rock.

Él, en cuanto se la presentaron, no pudo salir fácilmente de su sorpresa, preguntándole a cada rato:

— ¿De verdad eres tú, Candy?

... causando con su gesto lleno de incredulidad que la joven riera divertida del asombro del guapo rockero, el cual cuando se despidió del lugar, le solicitó a la ex rubia subiera al escenario y cantara a su lado.

Ella, por supuesto, se negó rotundamente, pero Stear le reprochó chantajistamente:

— Si lo haces, te perdono el que no te hayas despedido de mí.

Candy le dio la razón y pagó su falta haciendo dúo con él, además de citarse para dar un paseo al día siguiente por la sabana tropical que se aprovechó muy bien para hablar de todo... bueno ¡casi! de todo.

Conforme caminaban por la playa, Stear le contaba los principales pormenores, empezando primero con su novia Patty, quien ya se había graduado y ahora estaba preparando su maestría.

Le continuó Annie, a la que le quedaba un año más de estudios, pero donde ya una reconocida revista de la ciudad le había contratado, además de que su relación con Archie, que ahora trabajaba para el Ballet de la Ciudad de Nueva York, iba viento en popa, pero sin planes de matrimonio, por supuesto.

Cuando Candy preguntó por Anthony, Stear había hecho un gesto de incomodidad.

Sin embargo, la chica lo alentó a decirle, de todos modos ya no existía nada entre ellos.

— ¡Es verdad!

Hubo respondido con alivio el moreno; y por lo mismo se animó a contarle, resultando que esa noche en el cumpleaños de Patty, después de que ella... bueno, abandonara la fiesta, Anthony —quien ya había aceptado su derrota, porque les contó a ellos sus sospechas después del chisme que armó Eliza—, el rubio conoció a Abigail, una prima de la festejada y a la que pocos meses después, hizo su esposa y ahora ya tenían dos hijos preciosos y seguía siendo voluntario en el Cuerpo de Bomberos.

Con lo compartido, la futbolista en verdad se alegró por la felicidad del guapo rubio, y más por lo exitosos que eran sus amigos a los cuales mandaría infinidad de saludos.

Del único del que sí no se habló para nada fue de Terry; y no porque Stear no lo apreciara, sino porque no quiso echar a perder tan pronto la relación de amistad tan estrecha que a partir de ese día Candy y Stear iniciaron.

Mi Querida CampeonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora