Capítulo 12 parte G

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Al llegar la noche, Terry ya la esperaba impaciente en su casa en lo que Tom lo atendía, hablando aquel par de hombres de todo un poco gracias a la amistad que entre ellos surgía.

De pronto, un auto se escuchó afuera; e instantes después, Candy apareció por la puerta corriendo para echarse a los brazos de su amado, el cual ya la esperaba de pie.

Claro que aquél se sorprendió un poco por la efusividad regalada porque parecía que todo volvía a la normalidad escuchando de Martha cómo le llamaba la atención:

— ¡Candy, ten cuidado con lo que haces!

Pero la chica estaba más que feliz y no dejaba de besar a su amor, hasta que Tom se aclaró la garganta y Terry la puso en el suelo y Martha propuso:

— Bien. Creo que es tiempo de poner fecha de boda y entre más pronto, mejor.

— ¡Martha! — Candy la recriminó.

— Precisamente de eso estaba hablando con Tom — dijo Terry.

— ¿En serio? — contestó su novia.

— Sí, sólo dime cuánto tiempo necesitas para planear la fiesta. ¿Seis meses estarán bien?

— Bueno... — la joven titubeó; y alguien sumamente emocionado daba su opinión:

— Un año pediría yo. Porque hay que ver la capilla, dónde se llevará la recepción, el buffet, en fin.

Todos voltearon a ver divertidos a Tom quien aclaraba rápidamente:

— ¡Eso fue lo que Martha a mí me pidió!

Sin embargo, Candy y su cuñada se miraron con complicidad; y una de ellas hablaría:

— Primero, me gustaría hablar un momento en privado contigo, Terry.

— Claro.

El castaño se extrañó de la petición seria de su novia la cual pedía a sus familiares:

— ¿Nos disculpan?

Tomando de la mano a su prometido, juntos salieron de nueva cuenta al jardín, justo al mismo lugar donde días antes Candy le diera a Terry aquella noticia.

Así que, al llegar a la banca, lo sentó, fingiendo la jovencita estar seria ¡muy seria!

— Y bien, señorita, ¿a qué se debe tanto misterio?

Tanto Terry y Candy se hubieron cruzado de brazos.

— Primero que nada dime ¿cuánto me amas?

— Te amo más a que a mi vida. Más que a todo.

— ¿Me seguirás queriendo siempre pase lo que pase?

— Siempre.

— ¿Me das un beso?

Terry sonrió y se puso de pie para darle lo solicitado con mucha ternura; luego se abrazaron fuertemente; y ella aferrándose a él, le decía:

— Te amo, Terry... pero creo que no podremos casarnos en seis meses.

El castaño la tomó por los brazos y la separó con un poco de brusquedad sonando exigente y temeroso.

— ¡¿Por qué?! ¿Necesitas más tiempo? O es que... ¿lo has pensado mejor y no quieres casarte?

— Claro que quiero casarme... sólo dije que no...

— ¡Escuché perfectamente lo que dijiste! — el actor se alteró.

Debido a su reacción, Candy comenzó a reír haciendo que aquél se perturbara.

— Candy, por favor, no me hagas perder la paciencia.

Conforme se sobaba los cabellos lo llamaron:

— ¡Eres un gran tonto, Terry Grandchester!

— ¿Gracias? — dijo sarcástico.

— ¡Pues sí, lo eres! porque debemos adelantar la boda — lo había dicho tan rápido que Terry frunció el ceño sin haber entendido. Por ende:

— ¡Hombres! — exclamó Candy volteando los ojos, pero lo volvía a decir rápidamente:

— ¡Tu hijo ya viene en camino!

— ¿Quién? — se preguntó llenándose su cara de sorpresa; pero casi enseguida Terrence abrió tremendos ojos para decir tontamente: — No.

— Sí — Candy lo remedó haciendo un movimiento veloz porque el pobre hombre se tuvo que sentar, ya que parecía que se iba a desmayar con la noticia y la miraba como si tuviera dos cabezas mientras que ella sonreía divertida de la cara de él.

De pronto, la chica vio cuando el hombre se llevaba las manos para cubrirse el rostro y le oía cuando éste agradecía al cielo por la bendición recibida.

La joven se conmovió y se acercó para abrazarlo.

Él, por su parte, al sentirla cerca, se aferró fuertemente a ella la cual pudo percibir el cuerpo de su amado convulsionándose entre una mezcla de llanto y risa.

Así permanecieron unos minutos hasta que el castaño estuvo más calmado.

Cuando se levantó, él le pidió perdón, la llenó de besos, de "te amos", de promesas juntos, de mucha felicidad, pero principalmente le preguntó sobre su salud.

Ella le reportó que absolutamente todo estaba completamente bien, sólo sí debía seguir al pie de la letra las recomendaciones normales de los primeros tres meses de gestación acompañado de mucho reposo.

"La vida es difícil cuando tienes que renunciar a lo que amas, pero como todo sufrimiento al final del camino, viene la recompensa"

Mi Querida CampeonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora