Capítulo 6 parte D

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Siendo alrededor de las cuatro de la tarde, Candy llegó a las inmediaciones deportivas.

Conforme las atravesaba, un nerviosismo se apoderó de ella, haciéndolo crecer con cada paso que daba; pero como estaba consciente y resignada de que el profesor "G" faltaría a su promesa, con todo y su angustia, ella se presentó en el campo de juego.

Por supuesto, las primeras en sorprenderse de verla ahí, fueron las integrantes del equipo local; y la desagradable de Eliza no perdió oportunidad para salir a su encuentro y mofarse.

— Pero miren quién está aquí. Si es nada menos que "La Mascota del Equipo"

Quienes la escucharan rieron de su comentario.

En cambio, la rubia les ignoró y continuó su camino, siendo ahora Neil quien le cortara el paso y le indicara burlón:

— Y qué bueno que has llegado temprano porque necesito que saques todos los balones y ayudes a preparar la cancha.

Anthony, que ya la había visto llegar, fue hasta ella; y para sorpresa de algunos presentes, la saludó con un beso en los labios, y como había escuchado los comentarios sardónicos de los Legan...

— Lo siento, pero se equivocan de persona. Ella es parte de mi equipo.

El valiente bombero lo había dicho con tanta firmeza que logró que las jóvenes miraran rápidamente hacia la enfurecida Eliza.

Sin vacilación, Patty y Annie se burlaron de aquella por lo bajo, y recibieron de Candy un saludo lejano porque su novio ya la llevaba de la mano.

Al llegar a su respectiva banca, sus compañeras también la saludaron y le dieron ánimos.

Y mientras ellas seguían alistándose, Candy, —que no podía controlar sus nervios agregando su depresión—, comenzó a recorrer con su vista todo el estadio, viendo cómo el público llegaba poco a poco y ocupaba sus lugares, pero principalmente buscándolo a él, entre la gente.

Al no divisarlo, Candy se dispuso a prepararse en lo que Anthony indicaba a las chicas calentar un poco, optando su novia por no hacerlo y quedándose él a su lado para levantarle esos ánimos que le arrastraban.

Quince minutos fue de calentamiento, y un silbatazo proveniente de un cuarto árbitro, avisó a las jugadoras se dirigieran a sus bancas correspondientes.

Allá, cada equipo se aglomeró para escuchar indicaciones de sus entrenadores, más no pasarían 120 segundos cuando se escuchó otro silbatazo llamándolas al centro de la cancha.

Conforme los elementos de los equipos obedecían para presentarse: primero ante el público y recibir de éste sus aplausos, y después entre jugadoras, a una que se ataba las agujetas de los zapatos, le preguntaron:

— ¿Candy, nena, ya estás lista?

— Sí, Anthony — dijo ella que se enderezaba; y frente a su rostro angustiado...

— Todo saldrá bien, ya lo verás — comentó Anthony poniéndose a las espaldas femeninas para darle un leve masaje en los hombros y ayudarle a bajarle la tensión que se le notaba a millas de distancia.

— Ha venido mucha gente a ver el partido — observó ella.

— Así es, pero no tienes nada que temer, relájate — finalizó él dándole un beso en la mejilla.

Candy, suspirando profundamente, se encaminó hacia la cancha.

Y en lo que la rubia llegaba, el árbitro llamó a las capitanas para definir portería, ganando el volado el equipo local que dijo quedarse como estaba; y obteniendo el primer toque de balón, las visitantes.

Al quedar de acuerdo, el árbitro pidió alineaciones.

Candy junto con Sandra, su compañera delantera, se pararon en el ombligo de la cancha, notándose de inmediato la molestia de Eliza.

— ¿Listas? — fue la pregunta hecha a las dos porteras quienes asintieron y con ello dieron inicio al partido.

Mi Querida CampeonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora