Flash Back
Candy hubo salido de las instalaciones de Barnard para dirigir sus pasos a la cafetería de enfrente.
Ahí, compró dos bebidas calientes; y después se encaminó hacia la oficina del profesor "G" en Columbia.
Aprovechándose que la puerta buscada estaba abierta, la rubia asomó su cabeza y lo distinguió parado de espaldas.
Él revisaba una enorme carpeta.
De pronto, ella sonrió con intención de hacerle una broma, pero optó por tocar suavemente y llamar su atención.
— Está abierto — pronunció la voz varonil de aquél cual era deleite para los oídos de ella.
— Hello, teacher.
— Hola, chiquilla. Pasa.
El castaño, al escucharla, le hubo contestado con gusto; y dejó lo que sostenía para girarse y quedar frente a ella que le dijo mostrando las dos tazas:
— Me atreví a traerle un té negro sin azúcar.
— ¡Excelente! Gracias — él aceptó lo ofrecido, observándole: — ¿cómo supiste que me estaba haciendo falta?
Rápidamente, el profesor le daba un trago a su bebida, viéndola ocupar asiento.
Al hacerlo, y porque había aprendido a conocer los gestos en ella, la cuestionó:
— ¿Te pasa algo?
— No. Bueno sí.
— ¿De qué se trata? — preguntó él ocupando su sillón reclinable.
— Se trata de Anthony.
Candy, habiéndose mordido un labio, hubo sonado apenada.
A la mención del rubio, Terry se dio la vuelta bruscamente para darle la espalda a la chica.
No obstante, al instante de darse cuenta de lo que había hecho, retomó con urgencia la carpeta y se volvió a ella con una sonrisa en el rostro para cuestionarle:
— Y, ¿qué pasa con él?
— Verá...
Candy titubeó ante la reacción del profesor.
Su celoso gesto indudablemente logró que su ser se emocionara y mayormente, cuando preocupado le preguntaba:
— ¿Te hizo algo?
— ¡No, no! Nada de eso — ella respondió con rapidez; — sólo que... —, se rascó el cuello, — este fin de semana celebramos un mes de novios.
— ¿Ah, sí? ¿Tan rápido? Pues qué bien, ¡felicidades!
Hubo dicho él con indiferencia y quitándose los lentes para frotarse los ojos y así ocultar ¡lo más obvio! pero se delató aún más cuando apoyó sus codos sobre el escritorio y con sus manos se masajeó las sienes cuestionándole la rubia:
— ¿Se siente bien, profesor?
— ¡Sí!
¿Iba a ser capaz de confesarle? porque él se había escuchado molesto.
Más de pronto, improvisaba:
— Sí, sí, sólo se trata de un leve dolor de cabeza, es que he tenido demasiado trabajo —. Ya con interés, él prosiguió: — mejor dime ¿qué es lo que te preocupa?
— Que me quiere presentar con su familia aprovechando que su padre llega el viernes y...
— Eso habla muy bien de él
Terry la interrumpió para preguntarle inquisidoramente:
— ¿Acaso a ti no te gustaría conocerlos?
— Sí, claro, pero... —, ella volvió a titubear.
En cambio, Terrence que la miraba en espera de una respuesta más clara, veía como Candy jugueteaba con un aparato mecánico sobre el escritorio y observaba el ir y venir de los péndulos.
— ¿No cree que... es demasiado pronto?
El profesor se reclinó hacia atrás y se cruzó de brazos resoplando aliviadamente.
— ¿Tú lo consideras así?
— ¡Ay, profesor! ¡Me irrita cuando quiere hacerla de psicólogo! — la chica respingó, cruzándose de brazos también y frunciendo el ceño.
— Es sólo para que aclares tus propias dudas — él sonrió; — pero en fin. Veamos. Tú no eres de las chicas que se callan lo que sienten y hasta te puedo asegurar que ya se lo dijiste.
Candy rió ante lo acertado que estaba.
— En cambio, ¿sabes lo que veo?
— ¿Qué?
— Que no es eso lo que verdaderamente te tiene así. Hay algo más.
— Es usted brujo ¿lo sabía? — ella bromeó con picardía.
— No, pero ahora ya lo sé.
Ambos se sonrieron, confesando Candy:
— Pues sí, tiene razón, hay algo más.
— Te escucho.
— No va a creer esto. Pero se trata del torneo en el que participo. Jugaremos la final y las chicas están seguras que lo ganaremos.
— ¡Por supuesto que sí! Si tienen a una campeona en el equipo — él hubo dicho con orgullo y le ofreció una bella sonrisa con un guiño de ojo, logrando con eso que Candy se ruborizare ante su elogio.
— Pero no sólo es eso.
— ¿Ah, no?
— Como bien sabe, los periódicos están hablando de ello y ya nos han hecho una gran propaganda. El asunto es que ha llegado a oídos de Columbia y... quieren confrontarse con nosotras.
— ¡Eso es genial, pecosa! ¡Es la oportunidad que estabas esperando! — Terry exclamó su emoción.
— Pero... ¿no habrá problemas con Legan?
— ¡No, no tiene por qué haberlos! El partido es muy independiente de las ligas, pero ¿para cuándo lo han programado?
— Bueno, este sábado jugamos la final. Estaríamos hablando del siguiente, cuando terminen los exámenes y antes de Día de gracias... y el juego se llevará a cabo en el campo de la universidad.
— ¡Perfecto!
— Profesor, estará presente, ¿verdad? – Candy preguntó ansiosa.
Terry, por su parte, afirmaba sonrientemente:
— ¡Por supuesto! Por nada del mundo quiero perderme la cara que pondrá Neil cuando te presentes con el otro equipo.
— Pero, tengo miedo.
Candy sonó preocupada mirando cómo el profesor abandonaba su lugar para acercarse a ella y recargarse en el escritorio.
— ¡¿Cómo?! ¿Es que acaso es ésta la Candy que yo conozco?
Él le dio leves golpecitos en la cabeza y la hizo reír.
— ¡Por supuesto que no! Eres una excelente alumna, cumples con tus estudios y el deporte es completamente diferente, nada que ver con lo que hagas afuera. ¡Así que no hay nada que temer, al contrario tienes mucho que ganar!
— ¿De verdad lo cree?
— Claro que sí, tontita — afirmó él; y como si se tratara de la cosa más delicada del planeta, se atrevió a acariciarle el rostro.
Fin de Flash Back
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Mi Querida Campeona
FanfictionUna joven soñadora deja su casa para emprender su propio camino, topándose en ese al amor. Uno lleno de comprensión y apoyo. Una amistad que terminara uniéndolos más. (2010)