Capítulo 10 parte C

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Después de haber pasado un excelente tiempo con su amigo, la deportista se dirigió a casa de Tom.

Él, en cuanto la vio, le hizo entrega de una carta que rápidamente se recibió y se leyó el remitente: George Johnson, su tío.

Candy comprendió que era tiempo de volver al hogar y cumplir con su promesa, sin poder evitar sentir gran añoranza al dejar Brasil que por casi 4 años había sido más que su casa.

Como su contrato con el club estaba por finalizar así como sus estudios ya concluidos y graduada como Licenciada en Deportes, en los últimos partidos ofrecidos, los reporteros abordaban a la jugadora para hacerle la pregunta de los 64 mil...

— ¿Apoyará a la Selección Femenil para el campeonato que se llevará a cabo en Estados Unidos?

— No lo sé todavía — era su única respuesta indiferente.

Por supuesto, ante su actitud arrogante, los medios comenzaron a armar polémica con respecto a ella, pronosticando además de que el magno evento quedaría marcado en la historia del Soccer Femenil, y comentando que si Estados Unidos hacía una excelente participación podía ser que levantara la Copa Mundial como lo hiciera en 1991.

Por otra parte, no sólo ellos especulaban sobre la presencia de la deportista norteamericana, sino también sus amigos, los cuales mientras desayunaban en un restaurante exclusivo de la gran manzana, comentaban:

— ¿Tanto así ha cambiado Candy, Stear? — preguntó Patty con cierto tono de preocupación.

— No... bueno, físicamente sí; pero por dentro sigue siendo la misma — respondió el moreno tomándola de la mano y depositándole un beso para conformarla.

— En las portadas de las revistas se le ve muy segura — habló Annie hojeando precisamente una de éstas.

— ¡Y más hermosa! — fue el complemento por parte de Archie que recibió un pellizco de su novia; y tuvo que corregir: — pero no más que tú, muñeca.

De pronto, Patty preguntaba para romper la tensión:

— Por cierto, muchachos ¿han ido a ver la obra donde actúa Terrence?

Un NO con cierto toque de indignación se escuchó de inmediato por parte de los Cornwall.

Annie contestaba empleando emoción:

— ¡SÍ! ¡Está genial en ese monólogo! ¡Quién hubiese dicho que el día que decidiera actuar, lo iba a ser de este modo! ¡Nadie en la vida se lo hubiese imaginado!... ¡él, tan serio, tan formal!

— Oye, y...— la interrumpió Patty mirando de reojo a Stear: — ¿Qué hay de cierto del desnudo que tanto le critican?

— ¡Amiga, debes ir a verlo! ¡El hombre está como para que le pidas un "cama-autógrafo" — expresó con exageración la morena ojo azul.

Las dos mujeres rieron pícaramente olvidándose de que sus respectivas parejas estaban presentes, por lo mismo, Archie protestaba:

— ¡Annie! Te enojas porque digo que Candy es hermosa, y tú, restregándome en la cara los... portentos de Terry!

— ¡Ay, Amor, no te enojes!... pero es que... hay que reconocer que el hombre está ¡BUE- NÍ- SI- MO!

Las morenas volvieron a reír, sólo que ésta vez por los gestos de los guapos hermanos que se miraban uno al otro.

Aun así, Patty pedía encarecidamente:

— ¡Vayamos a verlo hoy en la noche, Stear!

— ¿Y YO QUÉ LE VOY A IR A VER? — contestó indignado. — Sólo basto para mirarme en el espejo y saber que tenemos lo mismo — había sonado muy serio; pero su novia volvió al ataque.

— ¡Ay no! Ahí sí me disculpas, porque... ¡hay de tamaños a tamaños! — se expresó descaradamente y soltándose a carcajadas por la cara apenada de su novio.

— En eso estamos completamente de acuerdo, Patty ¡de que los hay, los hay! — completó Annie mirando a Archie que ya se ponía rojo, más no se supo si de vergüenza o de coraje porque no paraban con sus comentarios descarados; pero ante eso su novia puso fin al relajo. — Ya, querido, sólo estamos bromeando — para aclarar: — No, Patty. Terry sí hace el desnudo, pero no logras verlo, aunque te deja pensando que... ¡si así es el caminito... cómo estará la vereda!

Las mujeres volvieron a las risas, hasta que...

— ¡Bueno ya! Creo que hemos oído lo suficiente — dijo Stear con fingida seriedad, porque luego cambió de parecer, sugiriendo: — Hermano, a partir de mañana nos inscribimos en el mismo gimnasio donde asiste Terrence y así poder lucir como él, ¿no te parece?

— ¡STEAR!

Y éste se unió a las risas de las chicas por la cara molesta e indignada del guapo bailarín.

Mi Querida CampeonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora