Capítulo 6 parte F

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Habíamos dicho que el balón ya estaba en juego cuando Terry hizo su aparición; y como las visitantes quedaban de espaldas, Candy no lo vio llegar, acercándose el castaño hasta la banca de Anthony para preguntarle:

— ¿Cómo van?

— Perdiendo — respondió el rubio girando su cabeza al reconocer la voz del profesor que expresaba incrédulo y enarcando una ceja:

— ¡¿Cómo?!

— Sí. No sé cuál es el problema con Candy que hoy... no ha podido con el balón.

Terry, que se había acomodado a su lado, se recargó en el muro y siguió la jugada; y tal como Anthony lo dijera, otra falla del equipo hizo que cayera una nueva anotación por parte de Eliza.

— Ya llevaba dos goles — le compartió el entrenador rascándose la cabeza.

Pero ambos vieron cuando la pelirroja pasó a un lado de Candy; y al empujarla, la llamaba... "Perdedora"... provocando que a la rubia se le llenara el rostro de coraje y Terry lo notara.

Al estar el equipo regresando para tomar sus lugares y reiniciar el partido, Candy venía con la cabeza gacha; y el profesor sintió "cierta" necesidad de intervenir, así que, pensaría con arrogancia:

— "Tal vez si me llegara a ver"... —; y le ordenaría a Anthony: — ¡Levántate y llámala!

A lo que el rubio lo miró con el ceño fruncido, pero Terry lo ignoró y volvió a ordenarle:

— ¡Dile que venga!

— ¿Ya para qué? — respondió el rubio molesto y resignado. — Tres goles son imposibles de anotar.

— Sólo haz lo que te digo

A pesar de haber tronado la boca por la manera de mandar de aquél, Anthony así lo hizo.

La chica volteó al llamado, y al verlo, inmediatamente su corazón comenzó a palpitar fuertemente, y a paso veloz se acercó a los dos bellos hombres, no pudiendo Anthony comprender el por qué del rostro feliz de la pecosa mientras que Terry lo miraba de reojo con altanería.

— ¡Profesor! — gritó Candy sin salir de la cancha.

Él se levantó para acercársele y saber:

— ¿Qué es lo que pasa, Candy?

Ella, por supuesto, no podía explicárselo tan detalladamente; entonces él:

— Lamento no haber llegado más temprano, pero te aseguro que hice hasta lo imposible por estar aquí, apoyándote, sólo que venía confiado en que estarías haciendo un buen papel ¡y mira con lo que me encuentro! — le dijo con fingida desilusión haciendo que la rubia se apenara y disculpara; then Terry: — Ahora sí nos dedicarás a Anthony y a mí un buen partido, ¿no es cierto? — le guiñó un ojo y palmeó la espalda del rubio que se le notaba cierto desconcierto.

Candy asintió y le pidió de inmediato a Anthony cambiar las alineaciones no quedándole al rubio más que aceptar.

La presencia del maestro fue como droga para ella; y como la pelota ya estaba en juego, la rubia se iba acercando a sus compañeras para indicarles su nueva posición.

Por suerte, el esférico lo tenía Peggy, la mediocampista izquierda, y dio un servicio al centro del área chica para Sandra.

Ésta tenía dos jugadoras encima y la hacían imposible anotar.

Por lo tanto, al distinguir que Candy venía atrás y nadie la cubría, le entregó a ella el balón; y como si hubiera revivido, la rubia se quitó fácilmente a dos contrarias; miró hacia la portería y tiró con pierna derecha anotando el primer gol.

Los únicos que celebraron la anotación, fue la banca visitante; y Anthony volteó a ver a Terry que no hizo ningún movimiento, sólo estaba sentado apoyando sus codos sobre sus rodillas y mirando cómo Candy corría por el balón que había quedado atrapado en la red de la portería para pasarlo rápidamente y reiniciar el partido, en el cual la rubia retomaría su posición inicial: la delantera.

Al pitazo, el equipo local, rodó la pelota para jugarla por el lateral derecho; así la tuvieron por unos instantes hasta que la bola cambió de dirección a Eliza, quien también burló a varias contrarias.

Pero, Candy, al ver que se les iba, corrió rápidamente abandonando su lugar, así que se arriesgó para detenerla y lo hizo con una barrida, desviándole el balón y adueñándose de éste ante la sorpresa de la pelirroja que no la vio llegar y que ya la veía levantarse, pasando el esférico a sus compañeras y que éstas desarrollaran la jugada en lo que Candy volvía a su lugar habiéndose escuchado de los asistentes un ¡AH! maravillado por la limpia jugada.

Sin embargo, las rivales al ver la velocidad y habilidad de Candy comenzaron a cerrarle la carrera, pero en realidad no tenían ni la menor idea de lo que aquella chica era capaz de hacer ya que sacaba jugadas que nunca fueron planeadas.

Aún entre tanto obstáculo, el balón llegó a los pies de Candy, y ésta hizo un pase a Sandra para quitarse a las dos jugadoras que ya estaban de nuevo encima de ella.

Aquellas se creyeron la finta de que al sentirse presionada la rubia había renunciado a la bola más no fue así, porque Candy se volvió a colar al área chica y Sandra, por el centro, le devolvió el pase un poco elevado, así que, la rubia controló el balón con el pecho sin lastimarse, y cuando lo veía caer... de una espectacular chilena consiguió el segundo tanto. 

Mi Querida CampeonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora