CAPÍTULO 13. POL
Me quedé de piedra.
¿Qué había pasado? ¿Qué había hecho?
No lograba entender nada, Theresa. No sé, de repente empezó a... ¿a qué? ¿Qué mierda fue eso?
Fijé la mirada en el teléfono colgando del cable enrollado.
¿Qué diablos?
Cuando vi a Theresa con lágrimas con los ojos, temblando y la cara completamente ida. Sentí miedo, miedo de aquello que le provocaba aquello. Sentí miedo de mi mismo, yo se lo estaba haciendo. Y no lo entendía.
Pasé los siguientes minutos trastocado y rememorándolo todo en busca de algo. Estaba en la ventana, la escuché decir que prefería el nombre de Theresa antes que Gray, me acerqué bromeando y empezó todo. Diantres, no lo comprendía.
Durante el tiempo que pasé allí quieto, varias personas vinieron al teléfono y me empujaron al ver que no reaccionaba. Debía ser la hora del desayuno.
Medio humano, medio fantasma me dirigí al comedor. Mis pies envueltos en calcetines de Nike y calzados con unas chanclas de Adidas, se movían más por inercia que por voluntad.
Mientras hundía un croissant en mi café, pensaba en los ojos color tierra de Theresa, esos ojos que minutos antes reflejaron tanto horror.
Emma llegó y sonreí cuando se acercó y me aturdió aún más con unos de sus besos.
—Hola, preciosa. —le dije acostumbrado.
Emma me habló tan poco como de costumbre, no es que fuera callada, simplemente decía lo estrictamente necesario. Y me encantaba, siempre conseguía sorprenderme. Mientras estuve con ella me olvidé de la chica de pelo gris.
Pero, estando de arbitro en un partido de voleibol y con Ander, el monitor, ejerciendo de socorrista. Volvió ella. La vi nada mas se asomó por la rampa que daba a la piscina. Parecía normal, sonreía normal y saludaba a todo el mundo de forma normal. Distaba de serlo completamente, y lo supe por la forma en la que evitó mi mirada. Lo supe porque seguro que notaba mis ojos clavados en su nuca mientras se dirigía al fondo de la zona.
Theresa Lagos se sentó en una tumbona con las piernas cruzadas. Y se tumbó en ella.
Parecía igual, pero todo había cambiado. Ya no la miraba con los mismos ojos.
«¿Quién eres Theresa?» quise preguntarle.
Tuve la sensación de que todo lo que había supuesto de ella, era erróneo. Tal vez lo único de lo que estaba seguro, era de que su nombre era simplemente Thesa.***
¿Corto? Sí.
¿Encantador? También.
Nos vemos el jueves. 🥰
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Simplemente Thesa
Novela JuvenilThesa Lagos, y solo Thesa, llega a TeDI, un campamento perdido al norte de España y con las siglas erróneas, aconsejada por Vera. Vera, es su psicóloga y la misma que la acompañara durante el año más ¿increíble de su vida? Parece adecuado hasta el...