CAPÍTULO 77. NUEVA REALIDAD
14 de agosto
Aplacar los nervios pelando patatas no resultaba ser tan eficaz como en un principio pensaba que sería. Más de una vez había estado a punto de llevarme un dedo.
Con el cuchillo sujeto como mi madre me había indicado me enfrente a la tercera patata en los últimos veinte minutos.
—Date prisa, hija, tengo que echarlas ya.
Asentí despacio con el oido agudizado para escuchar de todo menos la voz de mi madre.
Estaba esperando una llamada de Pol, a primera hora de la mañana me dijo que estaba muy liado pero que procuraría que habláramos antes de la hora de comer. Ya quedaba poco rato para las dos. Y aunque el hecho de que Pol estaba muy ocupado no era nuevo para mí (desde TeDI era una contante), empezaba a impacientarme. No quería ser yo quien lo llamara por no pillarlo en un mal momento, pero, arg, era agotador.
Su situación en Barcelona no era ni de cerca la mejor de todas. Sus padres finalmente se iban a separar, era oficial y él no hablaba del tema. Por una parte me alegra saber que se preocupara por algo, ya que tras la ruptura con Emma se sometió a una impasibilidad hacia los sentimientos de ella que asustaba a cualquiera que lo conociera un poco. No era él mismo pasando del tema, pero al menos mostraba algún sentimiento hacía sus padres. Completamente normal. Pero... tampoco me convencía la otra cara de la moneda, evitaba hablar del divorcio conmigo y con el resto a toda costa. Como si así pudiera evitar que fuera cierto. No sé, era muy complicado.
Como podréis imaginar no nos habíamos visto desde el día cinco de agosto en que abandonamos el campamento. ¿Es mucho? Parecía serlo, sobre todo después de pasarme un mes viéndolo a todas horas. Pero tampoco es que fuera fácil vernos, muchos kilómetros nos separaban. ¿Y cual es la media de tiempo en la que se debería ver una pareja a distancia? ¿Una semana? No lo tenía claro, esa tarde lo consultaría con Vera, a ella también la echaba mucho de menos.
Empecé a formular en mi cabeza todas las preguntas que tenía para Vera, eran muchas. Y una muy importante era si realmente las madres se dan cuenta de cuando estás con alguien, juraría que sospechaba.
—Trae —me dijo quitándome la patata de las manos—, vete a hacer algo y ya acabo yo.
—Quiero ayudarte.
—No, no quieres.
—Que sí que quiero —insistí cogiendo otra patata.
—Pues yo no, venga ya lo he dicho. Me estás retrasando, cariño.
La miré ofendida de verdad, creo. Asentí con la cabeza lentamente y entrecerrando los ojos.
—Muy bien, ya veo por donde van los tiros. Me marchó.
Entonces empezó a sonar mi móvil a todo volumen con el tono de llamada predeterminado. Salté en el sitio y corrí a mi cuarto todo lo deprisa que pude, perdí una chancha por el camino y la otra ni siquiera me la había llegado a poner.
—¡No hacía falta que te dieras tanta prisa! —me gritó desde la cocina cuando cerré de un portazo.
Caí delante de la mesilla de rodillas y cuando vi el nombre de Alejo en la pantalla juro que no he tenido mayor decepción en la vida. Mi cabeza se desplomó sobre la cama y descolgué con un vacío en el pecho. A tientas puse el altavoz, no me apetecía levantar la mano.
—¡Thess! Me aburro un montón, voy en el tren camino al pueblo de Gunter y te juro que esto es horrible. No puedo más, y aún me quedan veinte minutos. ¡Y solo llevo quince! Está va a ser la última vez, la próxima se viene él. Ni se te ocurra ir a ver a Pol, que se mueva él, no creo que te gusten los trenes.
—Ya he ido en tren alguna vez —dije sin energía.
—¿Qué te pasa? Te noto rara —comentó.
—Pensaba que eras Pol.
—Joder, que mal, ya lo siento. Seguro que te llama pronto, estará liado.
—Ya...
—Mándale un mensaje.
—Ya lo he hecho —confesé.
—Y...
—Me ha dicho que me llamara antes de comer.
—Pues no queda mucho.
—Por eso pensaba que eras tú.
—Bueno pues te dejo esperando...
—¡No! Háblame, cuéntame algo y así nos entretenemos mutuamente...
—Está bien.
*
Al final llamó a las cinco y ahora me estaba tocando correr para llegar a tiempo a mi sesión con Vera. No era algo que hiciera muy a menudo pues perder cinco minutos no me solía importar, pero aquel día tenía mucho de que hablar y no entraba en mis planes dejarme nada.
Pol había pasado toda la mañana con su padre de compras y al final habían comido fuera, de ahí que no me llamase antes. Estaban buscando abogados para llevar el divorcio y estar en agosto no debía ayudar demasiado. Tampoco que su hijo tratara de convencerles día sí, día también, de que aún podían salir a flote. El pobre estaba súper seguro de que al final no pasaría y de que su vida volvería a su cauce habitual.
Subí las escaleras de dos en dos rezando por no encontrarme a Leo, verlo desencadenaría demasiados recuerdos. Y no pasó, Vera estaba en el rellano de la puerta de su salita hablando con un compañero de trabajo.
—Oh, ya está aquí —le dijo al chico joven.
«Y pensar que ese podría haber sido mi psicólogo...», pensé al ver que era atractivo, mucho.
Sacudí discretamente la cabeza alejando de forma física mis pensamientos y levanté una mano acompañando a mi "hola".
Vera me indicó con la cabeza que entrara. Y lo hice, de verdad, pero me paré de golpe al ver la bandeja con pastelitos que había sobre la mesa del té.
—¿Vera? —pregunté alargando la palabra y si creer lo que mis ojos veían.
—He pensado que te gustaría.
—¡¿Qué me gustaría?! Me encanta. Buah, eres increíble. Dios mío, fíjate cuantos hay.
—No sabía cual te gustaría más, así que he cogido varios.
—Y has hecho bien.
Me senté rápidamente en mi sillón de cuero rasgado y la miré para que me diera permiso para empezar a comer.
—Con que me guardes uno el resto son tuyos.
—¡Y dos también te guardo! Muchísimas gracias, Vera —esto último ya lo dije con la boca llena de nata.
—Sabes porqué los he comprado, ¿no?
—Me hago una idea.
—Estoy muy orgullosa de ti, Thesa. Has conseguido dejarte llevar con alguien.
—Pero solo con alguien, y unos pocos, el resto me sigue costando.
—No puede ser todo de una.... —dijo.
—No, ya —levanté la mirada con una sonrisa de enamorada en el rostro—. Yo también estoy muy orgullosa de mí. ¿Sabe que tengo novio?
Mi intención había sido darle una sorpresa, ver su cara de incredulidad o algo así, pero, hum, ya lo sabía.
—¿Cómo te has enterado? ¿Intuición? —quise saber moviéndome en el pequeño espacio para no perderme nada.
—Me lo ha dicho tu madre.
—¡¿Cómo?!
Se me debió de escuchar por todo el piso, literal, no fue leve. ¿Mi madre sabía que tenía novio? ¿Y no me lo había dicho? ¿Había hablado con Vera?
—¿Está enfadada? —pregunté con algo de miedo. Era consciente de que mamá no esperaba que volviera con novio, y nunca estuvo preparada para el día en que le presentara al chico de mis sueños. Yo no tocaba, no pensaba que algo así pudiera pasar.
¿Y si se había enfadado por no contárselo? ¿Pensaba que era una imprudente? Dios, ¿no lo aprobaba y por eso no me comentó nada?
—Está contenta —respondió Vera.
—Contenta... —procesé— Contenta y... ¿Cuanto?
—No lo sé, Thesa. No parecía oponerse, tranquila.
No entendía nada.
—¿Pero cómo lo sabe? He cerrado la puerta cuando hablaba con él y he sido cuidadosa. ¡Quería esperar! —exclamé.
—¿A qué, Thesa? ¿No estás segura con tu relación?
—Oh, no no, para nada. Yo estoy genial, pero no sé, ahora no podemos vernos y es complicado. No es el mejor momento.
—¿Y cuando lo fue? ¿En el campamento?
Pensé.
—No, o sí. En realidad no salimos hasta el último día.
—Pero a ti te gustaba desde que llegaste. Tu madre me llamó para decirme que le hablabas mucho de un chico.
Traté de ocultar mis mejillas recién teñidas de rojo con mis manos.
—Dios, que mal —murmuré.
—Vamos a hacer un ejercicio de reflexión.
—¡Ahh! —medio grité contra el cojín ignorando a Vera y centrándome en el hecho de que había hablado de que me gustaba un chico.
¡Mi madre y mi psicóloga habían hablado de que me gustaba un chico!
—Quiero que trates de explicar el momento en que sentiste que podías establecer contacto físico con Pol. Analiza si fue algo que te hizo sentir confianza, el hecho de que hablaras sobre tu fobia y no lo viera como algo negativo. Fue por accidente... Tratemos de establecer patrones, pueden ser importantes para el futuro, para poder ampliar esto que has conseguido a más personas.
"Bla bla bla" eso era todo lo que escuchaban mis oídos mientras moría de vergüenza.***
Mañana más. Bye.
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Simplemente Thesa
Teen FictionThesa Lagos, y solo Thesa, llega a TeDI, un campamento perdido al norte de España y con las siglas erróneas, aconsejada por Vera. Vera, es su psicóloga y la misma que la acompañara durante el año más ¿increíble de su vida? Parece adecuado hasta el...