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CAPÍTULO 86. POL

El sentimiento de fracaso era algo demasiado suave para encajar con mi estado. Había reflexionado sobre los motivos de Thesa, los había cuestionado, menospreciado y pensado de nuevo.
Tras varias semanas de llorar y sufrir como nunca creí que fuera posible, los comprendía, entendía sus motivos. Lo había hecho por mí, pero no por eso dolía menos. Ella fue lista y se dio cuenta de que yo no podría centrarme en mí si estábamos juntos. Nunca habría puesto mis intereses, mis sueños, por encima de ella. Era mi máxima prioridad. Y Thesa me dio la oportunidad de encabezar yo la lista de mi vida. 
Pero no solo había caído en lo más profundo, también sentía que había arrastrado a demasiada gente conmigo. Ahora iba a tratar de encontrarme, de arreglar las cosas o estabilizarlas o estar yo en paz con ellas.
Mis padres, ellos estaban separados, los había decepcionado. No había logrado mantener a la familia unida. Mis esfuerzos nunca fueron suficientes. Ahora yo... ¿qué? ¿Yo qué? Yo nada.  Intentaría entender también sus razones para tomar esa decisión tan drástica. Creía que ya lo había comprendido, pero no tanto como debería. Eran mis padres, y era su vida, no la mía.
Thesa, por mucho que me doliera que ya no estuviéramos juntos, me había hecho jurar que nos llamaríamos cuando hiciera falta. No íbamos a ser los mejores amigos, eso no fue nunca con nosotros. Pero si alguna vez nos necesitábamos habíamos acordado estar ahí para el otro. Porque nos queríamos. Y aún así a ratos pensaba que podía haber escogido un momento mejor. Yo estaba bastante roto por lo de Emma, mi sentimiento de culpa era increíblemente grande también. Pero lo superaría, por Thesa y por Em. Ambas querían verme centrado en mí. Puede que el hecho de estar más destrozado que nunca me ayudara a unir las piezas de la mejor forma posible. 
La vida era tan irónica. Yo dejaba a Emma por Thesa, porque la quería ayudar y me enamoré, me enamoré como un niño que sigue un caramelo, no tuve otra opción. Y luego ella nos separaba para ayudarme a mí. No dejaba de pensar en eso, en lo enrevesado de la situación.
La madre de Em estaba enferma, no sabía qué le pasaba, me daba miedo preguntar. Temía que se hiciera más cierto, más verídico. ¡O no! Es que no sabía ni por qué no preguntaba. Pero iba a hacerlo, muy pronto. Porque Emma se merecía mi tiempo y mi apoyo más que nadie. Intenté llamarla a la mañana de irse Thesa y lo único que conseguí fue que me colgara. Me mandó la foto que me hice cuando escapé un finde a Barcelona durante TeDI, para salvar un matrimonio perdido. Esa foto delante del espejo, con una sonrisa y mi nombre escrito en el espejo. Eso colaboró a destrozarme del todo.
Esa noche grité como nunca antes. Lloré como para llenar cubos de agua salada, esa misma que saboreé sobre la piel de Thesa un día. Tan lejano.
Ahora me encontraba a punto de entrar a una entrevista. Iba a intentar trabajar como botones en un hotel. Era pequeño, familiar, sencillo. Y la opción perfecta para enderezar mi vida. Empezaría por ver si de verdad quería aquello. Estaba seguro de que sí pero no quería equivocarme.
Estaba tan emocionado.
Se sentía tan bien tomar decisiones sobre mi futuro. Era muy agradable pensar que me estaba labrando un camino, yo solo, sin ayuda.
Me sentía maravillosamente orgulloso y sorprendentemente feliz teniendo en cuenta mi situación personal.
Y entendí un poco más porqué intentar salvar la vida de otros no siempre es lo adecuado. Cada uno tiene una que rescatar, y yo pensaba sacar a flote la mía.
—Pol Luna, puede pasar —me dijo la voz femenina de mi posible futura compañera de trabajo.

***
Ay, que esto acaba ya de ya. Y creo que no tan mal como parecía, ¿o no?
Y mañana el capítulo final, el final de Simplemente Thesa.

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