CAPÍTULO 71. AHORA SÍ, AHORA NO, ¿Y QUÉ MÁS?
Muchos podréis pensar que estar haciendo crucigramas a días escasos de acabar TeDI puede ser una perdida de tiempo asegurada. Pero a estas alturas de la película os voy a decir que no solo usaba ese hobbie (de ancianos según Pol) para ausentarme del mundo, también cuando tenía algo comiéndome la cabeza, ganando terreno miga a miga. Un pensamiento poderoso era el que se estaba colapsando mi consciencia. Por experiencias anteriores sabía que iba a acabar explotando, pero igual que en el resto de las ocasiones, iba a tratar de solucionarlo de forma ajena, o como la gente lo suele llamar: dejar pasar el tiempo. Cosa que a mí no me solía funcionar, y mientras pensaba en una palabra de cuatro letra que me encajara con la definición y no fuera "mala" de mala persona, evadía ese pensamiento.
Lo hacía bien, ¿eh?
«¿Y "mala" de mala amiga?» pensé como probabilidad nula.
¿Yo era una de esas personas sin moral y sin sentimiento de culpa? No, o eso pensaba yo. ¿Y Pol, el chico con prejuicio de superhéroe era de los malos malos hasta la médula? (No, no hablábamos de Los Descendientes) Ni de broma, él era bueno, y eso me gustaba de él.
Entonces ¿qué?
Me asusté al percatarme del estropicio de boli que había estado haciendo sobre el crucigrama.
¿Hello? ¿Estaba todo bien?
Cerré los ojos suspirando y apoyando la cabeza en el poste en el cual estaba acomodada.
¿Éramos nosotros aquellas dos personas sin escrúpulos?
¿Qué estaba pasando?
¿Por qué después de haber anhelado tanto lo que ahora tenía no podía apartar esos pensamientos intrusivos y tóxicos?
¿Eran realmente tóxicos, o reales?
Golpeé mi cabeza contra la madera como cuando antiguamente arreglaban las televisiones. No noté nada mejor. ¿Era un truco fiable?
Dios, ¿dónde estaba Vera cuando se la necesitaba?
Y mi mente diciéndome: «¿La pregunta no será "dónde estás tú?»
¡Dios! ¡¿Y este grado de nublado?!
Ojalá hubiera tenido una almohada que estrujar contra mi cara para poder gritar. ¡Estaba tan bloqueada!
Me levanté demasiado rápido y me mareé, me choqué con alguien y ni lo pensé.
«Mierda, es Emma», pensé en un tono apagado y sin emoción.
La luz iluminó mi consciencia. ¡Emma! ¡Claro! ¡Tengo que hablar con ella!
Y bueno, me dio un arrebato carente de sentido y pensamiento racional.
—¿Puedo hablar contigo? —le pregunté como si no me hubiera entrometido en su vida de las peor forma posible: mediante la pena. Sí, en el fondo lo sabía, Pol se acercó a mí porque notaba que algo fallaba, y eso, en mi mundo, se llama pena.
—¿Conmigo? —preguntó ella escéptica y extrañada. Normal, no nos hablábamos, no me atrevía.
—Emma, sí tú —y me reí de esa forma estúpida y nerviosa.
—Supongo que todo lo que tenía que hacer puede esperar.
Mordí mi labio inferior, eso no me daba mucha seguridad.
Incapaz de mirarla a los ojos y de responder a de qué color los tenía, anduve un poco con la intención de que me siguiera y evitar las miradas y los cotillas lo máximo posible.
—¿Vas a empezar?
—Quería preguntarte algo.
—Lo que esperaba, sí.
Indignada, me entrometí en su camino, obligándola a detenerse.
—¿Tienes que estar tan a la defensiva?
Me miró, la miré y sus ojos eran marrón oscuro.
Pareció comprender, recapacitar y empezar con un nuevo aura.
Casi me caigo de culo al conocer su voz amable. ¡Si al final iba a entender qué veía Pol en ella!
—¿Qué pasa, Thesa?
Balbuceé sorprendida.
—Me siento mal... por ti.
—¿Por mí? Es normal, no has tenido lo que se dice un comportamiento ejemplar.
Decir que tenía un nudo horrible en el pecho era la punta del iceberg.
—Sé que no he sido muy respetuosa con tu relación.
—No, no lo has sido, pero no habéis tenido demasiada culpa, ese es el problema.
Parpadeé.
—No lo entiendo.
—¿No lo entiendes? ¿Tan cortos de mira sois? ¡Vosotros no elegisteis enamoraros! No elegisteis gustaros, ese es el problema, que el amor no es una elección. Es que ni quiera os puedo culpar, y eso me mata.
—Pero podría haberme apartado. —dije.
—¿Cuanto, Thesa? ¿Un día? ¿Dos?
¿Estaba escuchando bien? ¿Era el inicio de una lágrima lo que dejaban entrever los ojos oscuros de Emma?
—No podías —continuó cuando yo no supe seguir—. Y Pol tampoco. Yo tampoco podía hacer nada.
»Ya sé que te sentirás culpable y horrible, al fin y al cabo has roto una relación de un año, que, en mi opinión, prometía bastante, y encima empiezas a salir con mi ex en ¿dos días? ¿llega a eso?
—Yo no... Nosotros no...
—No importa lo que hagáis, no se va a acabar el mundo. Pero, si me permites, me gustaría pediros algo: Haced lo que queráis, pero no en mi cara, por favor.
Y dicho aquello, con su falda de estampados exóticos y top naranja combinado todo con una chaqueta de ¿rejilla? negra, se marchó con la cabeza bien alta y dejándome por los suelos.
Pero con algo más de seguridad.
Pues tan mal no estaba todo, ¿no?
*
La cabaña 6A, recién bautizada como sala de juegos, se había convertido en un lugar donde no existían malos ratos posibles. Me recordó a los últimos días de segundo de bachillerato, cuando todos nos hicimos una piña, éramos uno, todos con el mismo problema. Incluso las morales y creencias sobre jugar a videojuegos en un campamento de desconexión se habían esfumado mientras jugábamos al Mario Kart. Hasta mi culpa número 2 (la de no haber seguido el consejo de Valen) pasó a la historia cuando me dijo que sabía que pasaba algo entre Pol y yo.
¡También estaba Leo! El mismo que había empezado alegando lo bien que se le daba ese juego y excusándose varias carreras perdidas después diciendo que él jugaba en la 3DS y no se acostumbraba a las dimensiones de la Switch.
Y es que cada vez que alguno de nosotros cruzaba la mirada con otro, nos sonreiremos sabiendo que no habría muchas sonrisas compartidas más. Algunos quedaríamos después, otros nos dejaríamos llevar por la posibilidad de volver al año siguiente y... no importaba el motivo, pero el final se acercaba y era triste.
Cada conversación nocturna con Valen adquiría unas connotaciones nostálgicas y hasta yo dejé escapar unos leves sollozos cuando me percaté de que no había estado en la última hora veinticinco de poesía que pasaría en TeDI. No estuve con mi mejor amiga de campamento (habíamos quedado en eso) sino con Pol a secas (y, bueno, se podría decir que compensaba).
Dos días completos nos quedaban por delante. Todos lo sabíamos y ninguno se atrevía a pronunciarlo, no fuera a ser que se hiciera cierto o el tiempo corriera más rápido.
Yo ya había empezado a dejar la ropa limpia y pulcra ordenada en un rincón del armario. «Lista para la maleta», pensaba. Y que triste.
Recién acababa de descubrir que los coches no me hacían sentir la comodidad y libertad que me transmitían las motos, cuando unas palabras consiguieron avivar la culpa número 1.
¡Que poco dura lo bueno!
—¿No deberíamos llamar a Em? —preguntó Valentina con toda su buena intención.
—Está con Maca, saben que pueden venir si quieren.
Y ese comentario desenfadado de Pol nos hizo volver a todos la cabeza en su dirección.
¿Pol? ¿Así de despreocupado?
Ay, que igual no todo iba bien.***
Esto se está acabando...

ESTÁS LEYENDO
Simplemente Thesa
Teen FictionThesa Lagos, y solo Thesa, llega a TeDI, un campamento perdido al norte de España y con las siglas erróneas, aconsejada por Vera. Vera, es su psicóloga y la misma que la acompañara durante el año más ¿increíble de su vida? Parece adecuado hasta el...