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CAPÍTULO 53. AUGUST

14 de agosto, después de TeDI
Creo que la sesión del catorce de agosto fue la primera en que me negué en rotundo a realizar su actividad. Descubrir que mi madre llevaba todo un mes sabiendo que me gustaba un chico, (un chico cualquiera no, Pol) era vergonzoso, y más si se dedicaba a hablarlo con tu psicóloga. No estaba en condiciones de ponerme a procesar después de semejante calor en las mejillas.
La hora de terapia no me cundió mucho la verdad. Todas las preguntas que tenía no fueron formuladas y mucho menos resueltas. Ella quería establecer patrones y yo desaparecer del mapa. Yo comer y comer, y ella hablar, hablar y analizar.
Al salir, a pesar de haberme comido varios pasteles con extra de nata, sentí que necesitaba un zumo de naranja en el cuerpo.
Me planteé llamar a Valen para hablar, de mujer a mujer. Contarle como llevaba todo el tema de Pol y no sé, tratar de poder ver las cosas con otra perspectiva. Yo estaba contenta no, exultante, pletórica. Pero podía estarlo más, o no, tampoco es que fuera posible. Las cosas no iba a cambiar de allí a tres días. Tardaría un tiempo en poder ver a Pol. Y lo peor era la incertidumbre de no saber cuándo sería eso.
Suspiré y le di un sorbo a mi bebida naranja.
—Es como si mi vida estuviera en pausa, sin avanzar pero manteniendo lo anterior. Congelada y segura. Es por haber pasado un mes en TeDI, que vuelves y ya no sabes lo que es la rutina o las horas muertas —murmuré contra el vaso de cristal.
Reflexioné, reflexioné observando el líquido y cuestionándomelo todo. La situación de mi fobia, los logros que había alcanzado, la densidad del zumo, mi situación personal, los posibles enfoques de esta. La forma en que había esperado impaciente la llamada de Pol esa misma mañana, reflexioné sobre él, sobre su esencia y como se encontraba. Si era todo a lo que podíamos aspirar, si de verdad estaba en un punto muerto o por el contrario en el punto más álgido de mi vida, era tan creíble pensar que me encontraba en los dos a la vez. ¿Llegaría a algo todo lo que me había esforzado en alcanzar, todo por lo que había luchado? ¿O por el contrario acabaría pasando a ser un recuerdo? Puede que las dos.
Él me gustaba, me encantaba, pero... ¿era lo que necesitábamos? Tal vez era lo que deseaba y no lo que necesitaba. O es que solo me había despertado en un día dramático y  en realidad todo fuera bien. ¿Pero bien hasta cuando?
¿Por qué me empeñaba en buscar un punto débil? ¿Es que no me lo creía?
¿O era que sentía que mi vida estaba en pause porque dependía de lo que él hiciera?
¿Eso es tóxico o provisional?
¿Mi sentimiento hacía él era suficiente a tantos kilómetros de distancia?

***
Pues sí, habéis entendido bien. Los saltos al pasado se han acabado, solo quedan los futuros...
¡Nos vemos mañana!

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