CAPÍTULO 81. POL
No fue tan difícil como pensaba, encontrar ese lugar, digo. Se podría decir que apareció, ocurrió que se puso delante de mis ojos y yo supe que debía mandarle la ubicación a Thesa para que fuera ella quien me buscara, no yo quién la llevara.
Sentándome sobre el césped esperé paciente lo que pudieron ser veinte minutos, no sabía, no me importaba la hora, llegaría seguro.
De vez en cuando la gente pasaba al lado, sin verme, y era el momento de cubrirme la boca con las manos para que mi presencia siguiera siendo un misterio sin resolver para todos.
Si entrecerraba los ojos podía ver a las familias con niños pequeños correteando o los abuelos caminando con la mirada llena de vivencias y recuerdos. Recuerdos que conservar en la memoria, como el que yo estaba formando poco a poco. Tejía el recuerdo que viviría con Thesa. Thesa y yo siempre tendríamos esos momentos. Podía pasar todo lo que el destino quisiera que yo recordaría el modo en que la vi a través de las hojas, con el móvil en la mano, buscándome.
Reprimí una risa mordiendo mi labio inferior.
Abrí el chat.
Pol: Te veo.
Thesa arrugó el rostro y revisó la ubicación en la pantalla. Con un suspiro y un rodeo de sus ojos decidió que era una mejor idea guiarse por sus sentidos.
Moví los pies para hacer ruido con el roce de la hierba. Le debió de parecer cualquier cosa menos yo.
Thesa: No estás.
Pol: Eres tú la que no está donde debe.
Thesa: ...
Vale, no le estaba gustando mi búsqueda del tesoro.
En forma de un movimiento inesperado y que me pilló por sorpresa —«Mierda, mi chica es muy inteligente»— mi móvil empezó a sonar con las primeras notas de la canción "Lose You to Love Me" de Selena Gomez.
Colgar fue inútil, su radar ya me había encontrado. Me apoyé sobre las palmas de las manos y cerré los ojos, evitando sentir la vergüenza que amenazaba a mis mejillas.
—¿Un arbusto? ¿Ese es tu lugar mágico?
—Hazte la dura todo lo que quieras, sabes que es lo mejor que has visto en tu vida. Y es un arbusto gigante.
El arbusto gigante y redondo por fuera, el entorno perfecto para todo tipo de locuras en su interior.
Con el lateral de su pie me dio un golpecito en la zapatilla, pidiéndome silenciosamente que me levantara. Sonreí orgulloso, no iba a aceptar su derrota tan fácilmente.
Haciendo lo que me pedía, la tomé por la cintura para levantarme y besé sus labios los segundos suficientes para dejarla con poco.
—Vamos a hacer un picnic —afirmé girando a su alrededor con las manos en su cuerpo y la sonrisa de tatuaje.
—Chico listo.
—¿Tienes comida?
—¿No te sirvo?
Se me abrieron los ojos, me sorprendió, bastante. Carraspeé, ¿estaba entendiendo?
—¿Cómo? —mi voz no salió nada bien y su dedo recorrió mis labios.
—¿Desde cuando eres sordo?
Eh, ¿era yo o estaba cambiando el aire?
—¿Desde ahora? —dije en un intento de entender.
—Hum... —Thesa me mordió la barbilla y juro que me volví loco.
Necesitaba saber si estaba comprendiendo o no.
—¿Este era tu plan? —pregunté repentinamente tímido.
—¿Tienes dudas?
—Eres tú quién no tiene que tenerlas.
—Supongo que tienes razón.
El rugido que escapó de mis labios cuando dejó un camino de tibios besos hasta mi oreja, no ayudó a pensar.
—¿Pero este era tu plan?
Se separó unos instantes y quise que ese frío volviera a desaparecer.
—¿Por qué lo preguntas tanto?
—No quiero que te arrepientas.
—Pues no era el plan no, pero eres tú quien ha elegido el sitio ideal, tan alejado del mundo...
Me abrazó por la espalda y admiré su actitud y seguridad. Sus manos se colaron en mis bolsillos y dejé escapar un suspiro.
—¿No te arrepentirás? —pregunté a punto de empezar a delirar.
—¿Arrepentirme de algo que tenga que ver contigo es una opción, en serio? —susurró en mi oído dejándome más tocado de lo que me gustaría.
—¿No cambiarías nada?
—Absolutamente nada —dijo mirándome a los ojos.
—¿Ni siquiera los momentos malos?
—Nada que nos haya llevado hasta aquí me puede parecer malo.
Sonreí con todas imágenes de TeDI en mi cabeza.
—Me alegro de habernos encontrado aquella mañana en el teléfono —le dije con mi eterna sinceridad.
Su cabeza se enterró en mi cuello y yo eché la mía hacía atrás en forma de súplica.
—¿No estarás incómoda? —pregunté por última vez antes de visitar el cielo con los pies en la tierra.
—Es curioso, creo que tenerte en mi cabeza todo el tiempo me ha hecho verte como parte de mí. Créeme si te digo que lo que más deseo es tocar tu piel, sentirla sobre la mía. Juro que te quiero, Pol.
Tragué saliva, tiró su mochila al suelo, sacó de ella un mantel bajo mi atenta mirada, esa misma que recorría cada centímetro de su cuerpo ante el anhelo de llegar a besarlo. Me lo tendió con una invitación en sus ojos y lo estiré sobre el césped.***
Me da mucha pena que sean los últimos capítulos.
Aviso de que igual no puedo publicar el jueves, si es así lo guardo para el viernes.
Bye bye.
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Simplemente Thesa
Teen FictionThesa Lagos, y solo Thesa, llega a TeDI, un campamento perdido al norte de España y con las siglas erróneas, aconsejada por Vera. Vera, es su psicóloga y la misma que la acompañara durante el año más ¿increíble de su vida? Parece adecuado hasta el...